La partidocracia
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La partidocracia

TIJUANA, BC - miércoles 3 de abril de 2013 - AFN .
1822

 

Palco de Prensa
 
Constitucional, o legalmente hablando, México vive en una democracia. Sin embargo, el empoderamiento de los partidos políticos, ha sido tal, que se dice que en realidad nuestro país está sometido a una partidocracia.
 
Tres son los poderes en que se divide el gobierno mexicano. El ejecutivo, encargado de la administración pública, el judicial, que resuelve los conflictos en los tribunales y el legislativo, que crea las leyes, pero que además autoriza y revisa presupuestos de egresos, así como las leyes de ingresos.
 
La partidocracia, básicamente, se refleja en el poder legislativo, integrado por 128 Senadores y 500 diputados federales, de siete partidos nacionales. En sus manos está el presente y el futuro del país.  
 
Cuando el Presidente de la República logra que el partido que lo postuló, cuente con mayoría en el poder legislativo, pues puede operar con relativa facilidad. El problema es cuando la mayoría la integran los legisladores de los partidos de oposición, que constituyen un pesado lastre, que dificulta el avance de la administración sexenal en turno.
 
En estos momentos, el Presidente Enrique Peña Nieto, no cuenta con mayoría de legisladores, en el Congreso de la Unión.
 
La Cámara de Senadores, está integrada por un total de 128 legisladores, de los que el PRI tiene 52, PAN 38, PRD 22, PVEM 9, PT 5, MC 1 y Panal 1. Sumados los del PRI y PVEM, son apenas 61, contra 67 de los demás partidos.
 
La Cámara de Diputados, está integrada por un total de 500 legisladores, de los que el PRI tiene 212, PAN 114, PRD 104, PVEM 29, PT 15, MC 16 y Panal 10. Sumados los del PRI y PVEM, son apenas 241, contra 259 de los demás partidos.
       
A partir de estos números, y con la intención de sacar adelante sus propuestas de gobierno, el Presidente Enrique Peña Nieto diseñó el llamado Pacto por México, suscrito con los tres partidos políticos más representativos, que son PRI, PAN y PRD, que es el tema a comentar.
 
El Pacto por México, no solamente logra conciliar intereses del gobierno federal con los tres partidos políticos más importantes, sino que además fortalece el sistema de partidocracia, lo que puede implicar riesgos de gobernabilidad, pero además está generando un nuevo poder. Le llaman el cuarto poder, el que determina el tratamiento a los temas y propuestas de mayor trascendencia para el país.
 
El problema es que la partidocracia, reduce la capacidad e independencia de gobierno del Presidente de la República en turno. Dicen que al final de cuentas, la costumbre se hace ley y quizás en un futuro cercano, los actores políticos no resistirán la tentación de institucionalizar el papel protagánico que les ha brindado el Pacto por México.
 
El problema mayor, es que los actores políticos, que le dan vida al Pacto por México, están asumiendo facultades y funciones, no previstas en ley alguna. Porque ahora resulta que son los dirigentes nacionales de tres partidos, y no los poderes instituidos constitucionalmente, quienes dan rumbo al país.
 
Los partidos son la vía para llegar al poder, pero no les corresponde, a dichas organizaciones políticas, tomar decisiones, como lo están haciendo en estos momentos.
 
Distinto hubiese sido, si dicho pacto se hubiese establecido entre las representaciones legislativas, que son las verdaderamente facultadas para discutir y aprobar las reformas estructurales. En su caso, los dirigentes partidistas debieron ser simples testigos de calidad, pero de ninguna manera protagonistas.
 
Al márgen de la ley, básicamente sin sustento constitucional, se firma el Pacto por México,  por parte del Presidente de la República y los dirigentes nacionales del PRI, PRD y PAN. Pero ni el Presidente de la República está facultado para establecer ese tipo de pactos con las organizaciones políticas, ni éstas están legitimadas para ello.
 
Por si fuese poco, constituyen un Consejo Rector del Pacto por México, cuya coordinación o presidencia es rotativa. Ya estuvo al frente de la misma, Gustavo Madero, dirigente del PAN y en estos momentos la ostenta Jesús  Zambrano, dirigente del PRD.
 
Claro, para ellos es fabuloso, son algo así como ser presidentitos, pues las propuestas de reformas estructurales, primero son validadas por ellos, y sólo después del Vo.Bo. de ellos, son enviadas en forma de iniciativas de ley al poder legislativo, para convertirlas en leyes.
 
La partidocracia está adquiriendo tales dimensiones, que en enero del presente año, unas 50 organizaciones solicitaron al IFE su registro como partidos políticos nacionales.  En el 2014 se sabrá cuáles serán los nuevos partidos que podrán competir en los comicios del 2015. Como si el problema de México fuese la falta de partidos políticos.
 
 
El país tiene una pesada carga, con sueldos y prerrogativas, de un poder legislativo integrado por 128 Senadores y 500 diputados federales, cuya productividad es mínima. Además, los partidos políticos cuestán, y mucho. El presupuesto del IFE para este 2013, asciende a 3 mil 742.8 millones, que repartirá entre los partidos políticos con registro.
 
La política se ha convertido en un magnífico negocio, para los políticos. Por eso, líderes sociales, académicos, ex dirigentes partidistas, ex funcionarios públicos y ex candidatos presidenciales, encabezan las 50 distintas agrupaciones que reclaman se les reconozca como partidos políticos. Como diría el poeta Javier Sicilia, México ya está ¡hasta la madre! de partidos políticos y el Pacto por México los está empoderando mucho más.
 
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