Palco de Prensa
Hasta no hace mucho tiempo, se tenía la idea que lo que se decía, escribía u opinaba, en la capital del país, “era la ley”. Concretamente, en el caso de los periodistas, que los capitalinos, por estar en donde se manejan las cuestiones más importantes sobre la economía y la política nacional, pues sin duda alguna eran casi una autoridad, cuando se referían a determinado tema.
Hoy, las cosas han cambiado. Ahora se puede decir con certeza, que lo que se publique o difunda en algún medio de supuesta o presunta proyección o alcance nacional, se debe tomar, con las debidas reservas.
La llamada globalización, y los adelantos tecnológicos, mostraron a la humanidad que el mundo es más pequeño que lo que siempre imaginó. Antes, se magnificaban hechos y no había manera de corroborar la certeza de los mismos. Los llamados periódicos nacionales, no siempre son tan veraces como presumen. Es más, eso de nacionales, es un decir, pues solamente se envían unos cuantos ejemplares a las comunidades más importantes. Ahora, con el internet, es más sencillo acceder a los mismos.
La diferencia, entre el antes y el ahora, es que, independientemente de la ubicación de los lectores o espectadores, visuales o auditivos, se puede corroborar de inmediato lo que se publica o difunde. Antes, unos se enteraban y muchos eran los que ni siquiera estaban en posibilidades de verificar lo dicho, con la realidad.
La cuestión es que ahora se tiene la certeza, de que los periódicos o medios capitalinos, no son tan certeros o veraces como se suponía o presumen. Que también incurren en distorsiones. Que ojalá sean por falta de información y no por compromisos o manipulaciones tendenciosas.
Un ejemplo –y conste, sólo un ejemplo-, el lunes 1 de abril, en la columna Bajo Reserva, del periódco capitalino El Universal, se publica el texto siguiente :
-EN BAJA CALIFORNIA, con las elecciones estatales en puerta, persiste una pugna entre las dos principales figuras locales del PRI, Fernando Castro Trenti, aspirante tricolor a la gubernatura, y Jorge Hank Rhon. Este último logró colocar a Jorge Astiazarán como candidato a la Alcaldía de Tijuana. La tensión ha traído indicios de que el equipo de Castro buscará un pacto con el bloque electoral que encabeza el PAN para ceder Tijuana a fin de que se reconozca el eventual triunfo priísta en el gobierno estatal. El problema está haciendo trabajar horas extras a Ivonne Ortega, Secretaria General del PRI, a quien se encomendó atender este conflicto.
Quien haya leído ese quinto párrafo de dicha columna, seguramente echó a volar la imaginación y ha de haber supuesto que en Tijuana, las cosas están que arden, entre los priístas. Pero el problema no son tanto las pugnas que se padecen al interior del priísmo, sino que se suponga, con tanta ligereza, que los triunfos o derrotas electorales, son como moneda de cambio y que se pueden negociar, sin necesidad de considerar la voluntad de los electores.
Eso de que “persiste una pugna entre las dos principales figuras locales del PRI, Fernando Castro Trenti, aspirante tricolor a la gubernatura, y Jorge Hank Rhon”, pues es un decir y es algo que atañe solamente a los priístas y que ellos mismos deben superar. De no resolverla, pues esto se reflejará en las urnas. Sus rivales políticos, en especial los panistas, han de estar “haciendo changuitos”, para que se den fricciones, con piquetes de ojos y patadas.
Que Hank Rhon “logró colocar a Jorge Astiazarán como candidato a la Alcaldía de Tijuana”, evidentemente es “mala leche” y algo totalmente ajeno a la realidad, pues hasta el momento, salvo ajustes o cambios de última hora, en las planillas priístas a munícipes, Hank no ha logrado colocar, ni siquiera a algún suplente de regidor, menos al candidato a alcalde. El caso de Astiazarán, tuvo otros orígenes, pero básicamente fue para alentar la participación de aquellos que ven con recelo la postulación de Castro Trenti. Hasta ahí.
Siguiendo con el texto de la columna en mención, eso de que “La tensión ha traído indicios de que el equipo de Castro buscará un pacto con el bloque electoral que encabeza el PAN para ceder Tijuana a fin de que se reconozca el eventual triunfo priísta en el gobierno estatal”, no pasa de ser una simple “jalada de los cabellos”, pues en el panorama político local, o al menos en el terreno priísta, no se percibe tensión alguna.
Lo más delicado es que se plentee el supuesto de que Castro Trenti tenga la facultad y pretenda tranzar con la coalición encabezada por el PAN, a fin de que le den paso libre a la gubernatura, a cambio de dejarles a los panistas el ayuntamiento de Tijuana. Lo cierto es que ninguno de los dos bandos puede presumir que la tiene segura. Las posibles negociaciones al respecto, solamente son productos de mentes calenturientas, que generan dichas distorsiones, con evidentes intenciones de crear confusiones, al grito de “a río revuelto, ganancia de pescadores”.
Así es que eso de que “El problema está haciendo trabajar horas extras a Ivonne Ortega, Secretaria General del PRI, a quien se encomendó atender este conflicto”, es sólo producto de la capacidad de algún rumorólogo, de esos que presumen que decir una mentira tantas veces como sea posible, finalmente se convierte en una realidad.
Con tales dichos, evidentemente infundados, quienes los escriben y difunden, no solamente le faltan al respeto a sus lectores, sino de manera especial a los electores bajacalifornianos, pues los hacen aparecer como que sus votos no cuentan, al grado de que se pueden negociar o pactar, triunfos o derrotas electorales. Si así de sencillas fuesen las cosas, ni para qué hacer campañas electorales.
Y conste, este tipo de distorsiones, que evidentemente tienen la intención de exhibir las flaquezas del priísmo, también lesionan a sus rivales, en especial a los panistas, que sin duda alguna quisieran ganar de todas todas. Dejar la gubernatura, por la alcaldía, ni de chiste. Si la gubernatura de Baja California, es la “joya de la corona” del PAN.
