Palco de Prensa
Seguramente muchos recordarán el insólito caso del Juez Primero de lo Civil, del Partido Judicial de Tijuana, Lic. Carlos Cruz Rojas, que el 27 de abril del 2012, por acuerdo del Pleno del Consejo de la Judicatura del Estado, fue suspendido, debido a que había acumulado 300 juicios concluídos, sin dictar la correspondencia sentencia definitiva, así como 47 sentencias interlocutorias.
La suspensión fue por un término de 3 meses, el cual vencía el 27 de julio, en tanto se iniciaba el procedimiento administrativo, para su cese definitivo, pero dicho individuo promovió juicio de amparo, alegando que se habían violado sus derechos individuales.
Sin embargo, Cruz Rojas interpuso amparo en contra de dicha suspensión, alegando que se violaron sus garantías individuales, de tal forma que el 7 de junio regresó a sus “labores”.
Pues bien, la semana pasada, por fin, el Consejo de la Judicatura determinó el cese definitivo del Juez Civil en mención. El “juzgador” no lo podía creer, seguramente consideraba que el cargo era vitalicio.
El lunes 25 de marzo se le hizo saber el resolutivo relativo a su destitución y contra su voluntad el pasado miércoles tuvo que entregar el tribunal al Lic. Pedro Galaf Hernández García, Primer Secretario de Acuerdos que asume el cargo de Juez Primero de lo Civil, por Ministerio de Ley.
Dicen, los que conocen a fondo este asunto, que Cruz Rojas, siguió haciendo de las suyas, no obstante la suspensión que se había decretado en su contra y pese a saber que se estaba llevándo a cabo un procedimiento administrativo para cesarlo en definitiva. Aún no se tienen las cifras exactas, pero cuentan que cuando menos ya suman más de 500 juicios concluídos, respecto de los cuales omitió dictar sentencia definitiva.
Cuando en abril del 2012 fue suspendido en el cargo, había acumulado 300 juicios concluídos, sin dictar sentencia definitiva y unos 47 incidentes en los que tampoco había dictado sentenia interlocutoria. El columnista comentó entonces, luego de saber que había regresado a ocupar el cargo, por la vía del amparo, que seguramente regresaba para seguir rompiendo record en tales incumplimientos. Que tal “hazaña” debería ser inscrita en Guiness. Que se lo “merecía” dicho “juzgador”.
Y efectivamente, así lo indican los informes recibidos por el columnista, Cruz Rojas volvió a romper su propio “record” de juicios concluídos, sin dictar las correspondientes sentencias definitivas, pues se estima que al momento de obligarlo a dejar el cargo, lo que hizo contra su voluntad, sumaban cuando menos 500 juicios concluídos, pendientes de dictar sentencia definitiva. La cifra es tentativa, pues se presume que será mucho mayor cuando se termine la revisión exhaustiva, a los expedientes del Tribunal.
El columnista, cuando comentó este asunto, a mediados del 2012, decía que cuando se habla de administración de justicia, siempre sale a relucir el precepto de que debe ser pronta e imparcial, establecido en la propia Constitución General de la República, en el Artículo 17. Y observaba que ante casos como ese, también surge la sentencia que advierte que justicia demorada, no es justicia, sino injusticia.
Señalaba entonces que este caso resultaba absurdo, pero cierto. Comentaba que, dada la enorme cantidad de sentencias sin dictar, que probablemente el juzgador se encerraba en su privado a dormir o a “chatear” en la computadora. Que no se explica o no se encuentra justificación a tal demora. Que simple y sencillamente no hay justificación alguna.
Así mismo, señalaba que la omisión en el dictado de sentencias definitivas, respecto a 300 juicios concluídos, no ocurrió en un par de meses de “labores” del juzgador. Que tales incumplimientos se acumularon y detectaron desde el 16 de julio del 2010, en que se le efectuó la primera de cuatro revisiones, hasta el 17 de enero del 2012.
Observaba que esto dió lugar a que se le iniciara un procedimiento administrativo, a fin de fincarle responsabilidades, que el 27 de abril del 2012 se le suspendió, pero logró retornar al cargo el 7 de junio, y apenas la semana pasada el Pleno del Consejo de la Judicatura del Estado, determinó retirarlo definitivamente del cargo.
Curiosamente, no obstante que existen numerosos colegios de abogados, solamente uno de ellos se manifestó en contra del regreso de Cruz Roja al cargo de Juez Primero de lo Civil, a mediados del 2012.
En las rejas perimetrales de los tribunales del fuero común, fue colocada una manta con la siguiente leyenda : “El Colegio de Abogados “Ignacio Burgoa O.”, A.C., expresa su profundo repudio a la actuación del C. Lic. Carlos Cruz Rojas Juez Primero de lo Civil, exhortándole a renunciar a su pretensión de continuar en el cargo, dada la flagrante violación de los derechos humanos en que ha incurrido en agravio de los justiciables por su reiterada conducta en perjuicio de una justicia pronta y expedita, prevista en el Artículo 17 de nuestra Constitución. Tijuana, B.C., a 4 de Junio del 2012”.
Ante el absurdo regreso de Cruz Rojas al cargo de juzgador, a mediados del 2012, el columnista precisaba que esto ocurría, básicamente, debido a que la Ley Orgánica del Poder Judicial del Estado, es obsoleta y tiene tantas “lagunas legales”, que jueces como Cruz Rojas, pueden “nadar de muertito” y no les pasa nada.
“Nadar de muertito”, explicaba el columnista, es flotar en la superficie del agua, con tan solo mantenerse quieto, sin hacer ningún movimiento. Este juez no hacía nada, lo suspendieron y regresó, para seguir sin hacer nada.
La cuestión es que amenazó con ampararse nuevamente y que regresará, para seguir rompiendo su propio record. Este sí que es un absurdo legal. ¡Qué chulada!
