Palco de Prensa
Sabido es que quien lleva delantera en labores proselitistas hacia la gubernatura estatal, en el caso de los aspirantes priístas, lo es el diputado federal Fernando Castro Trenti. Si de amarres se trata, ya hizo nudos por todas partes. Sin embargo, si de popularidad o conocimiento se trata, el empresario de los casinos, Jorge Hank Rhon, le gana “por una nariz”.
Es más, no ha pasado desapercibido, para nadie, que luego de la visita del Presidente del CEN del PRI, César Camacho Quiróz, en días pasados, Hank empezó a hacerse el aparecido en todas partes, al grado de que hay quienes intuyen o sospechan de que, de mexiquense a mexiquense, el dirigente nacional del priísmo, le reveló a su paisa, no tanto que sería el elegido, sino cuando menos que estaba entre los primeros de la lista. Lo cual es cierto.
La verdad es que, por los inconvenientes del viaje, el visitante llegó demorado y ni tiempo tuvo de dedicar algunos minutos en privado a alguno de los siete pretensos. Ni a Hank Rhon, ni a Castro Trenti, ni a ninguno otro. Esto está plenamente confirmado.
Más bien la actitud triunfalista del empresario casinero, a partir de la firma del pacto de civilidad entre los siete aspirantes priístas, es solamente parte de una estrategia, para destantear al enemigo. El hacerles creer que les lleva ventaja, para ponerlos nerviosos y llevarlos al punto de la desesperación, al grado de que incurran en errores que causen su descalificación. Que les saquen “boleta roja”.
La actitud triunfalista la fundamenta en el hecho de que es el más conocido en la entidad. No precisamente el mejor priísta, pero si el más conocido. ¿Quien no supo que fue detenido por supuesto acopio de armas? ¿Quien no supo de un presunto contrabando de aves exhóticas? ¿Quien no sabe de sus extravagancias? ¿Quien no sabe que se le involucra en ilícitos diversos, en especial homicidios? Y ni modo que alguien en Baja California no sepa que es el dueño del equipo campeón de futbol, los Xolos de Tijuana.
Lo que tampoco es desconocido para nadie, es que el exgobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, rehuye la posibilidad de estar cerca de Hank Rhon. Primero siendo candidato a la Presidencia de la República y ahora como mandatario. Cuando estuvo en Mexicali, como candidato, se reunió con empresarios en la casa del fracasado desarrollador inmoboliario Netzahualcóyotl Pérez Román y no en alguna casa de Hank Rhon.
El evento de cierre de campaña de Baja California, fue en la Avenida Revolución, la zona central, y el estacionamiento de la Monumental Plaza de Toros, de Playas de Tijuana, en condiciones un tanto incómodas, pudiendo haber utilizado el estadio de futbol de los Xolos o el estacionamiento del antiguo Hipódromo Caliente. Hank se los hubiese facilitado con gusto. Y sin costo alguno.
Cuando los Xolos acudieron a Toluca a la final de futbol con los “Diablos Rojos”, simbólicamente el equipo del ya entonces Presidente de México, se llegó a pensar que Peña Nieto podría haber sido el anfitrión de su contrincante futbolístico. Luego del triunfo, le envió la felicitación de rigor, pero hasta ahí.
En su primer visita formal a Tijuana, como Presidente de la República, que fue en un hotel cerca del Hipódromo, no estuvo presente Hank Rhon. Después se daría la versión de que compromisos familiares le impidieron asistir. Peña Nieto felicitó a los tijuanenses por el triunfo de los Xolos, pero ni pareció percatarse de la ausencia del propietario del equipo.
Cuando se habla del distanciamiento entre Jorge Hank Rhon y Fernando Castro Trenti, de inmediato sacan a relucir supuestas traiciones, luego del fracaso electoral del empresario casinero en su aventura por la gubernatura estatal de Baja California, que no le pudo ganar al panista Osuna Millán. Cuando se trata de hacer referencia al distanciamiento entre Hank Rhon y Peña Nieto, nadie sabe con exactitud las causas, pero se estima que es mucho más grande que la que existe entre Tijuana y Toluca.
Y no obstante que nadie puede afirmar que Jorge Hank Rhon y Enrique Peña Nieto, el señor Presidente, son enemigos, tampoco hay quien pueda asegurar que son amigos. Si entre ambos existiera al menos un poco de amistad, ya se hubiese hecho notoria.
Roberto de la Madrid Romandía, fue el hermano que nunca tuvo José López Portillo. El Presidente no lo trataba como amigo, sino como hermano. No ocultaban para nada sus lazos fraternales. Esa relación causó celos y envidias en el primer círculo de López Portillo. Batallaron para digerir que un fuereño, con aspecto de extranjero, tuviera más cercanía con el Primer Mandatario que los que presumían haber cultivado amistad con Jolopo.
López Portillo no pudo hacer Gobernador a su amigo Roberto, porque Luis Echeverría se le adelantó. Por compromisos personales con el Secretario de la Defensa Nacional, Hermenegildo Cuenca Díaz, lo “destapó” antes de tiempo, ante el enfado y frustración del nuevo Presidente de México. Luego vino el fallecimiento del militar en plena campaña y el Mandatario pudo hacer Gobernador a su amigo.
Ese episodio de la política mexicana, el de López Portillo y de la Madrid, no se verá en esta ocasión en Baja California, entre Hank Rhon y Peña Nieto. Aunque ambos son mexiquenses y nacieron políticamente en el grupo político Atlacomulco. Pero ambos con formación y personalidad totalmente distinta. Uno de vestir formal. El otro fachoso, estrafalario, informal. Uno Presidente de México y el otro, con una “cola tan larga”, que le dificulta aspirar al mínimo ascenso político.
Sin embargo, como en política nada está escrito, ¿Qué pasaría si Jorge Hank Rhon es postulado como candidato priísta a la gubernatura estatal? Y todavía más ¿Y si fuese Gobernador? Aunque aclarando que la política puede ser de simpatías, la función pública es de capacidades, de experiencias. La extravagancia y la desfachatez, serían la distinción de los políticos bajacalifornianos, se legalizaría la poligamía, se correrían apuestas hasta en los nardínes de niños. Y Peña Nieto no regresaría a Baja California en seis años.
