Palco de Prensa
En la capital del país se dá casi como un hecho que el PAN, en un intento por evitar que el PRI le despoje la gubernatura estatal, que ha ostentado durante 24 años, integrará una macroalianza con PRD, PEBC y PANAL, llevando como candidato al exalcalde Francisco Vega de la Madrid. Se dice que ya tienen todo listo para efectuar el registro correspondiente esta semana.
En su desesperación, los que quedan del Partido Acción Nacional, han decidido aliarse con todos aquellos que se declaren antipriístas. El no haber reconocido oportunamente sus deficiencias, les llevó a perder las cinco alcaldías y la mayoría en la Legislatura Estatal en el 2010 y luego 7 de 8 diputaciones federales en el 2012. Con esta macroalianza, presumen que aseguran el 60% del electorado. Ilusos.
A 24 años de ostentar la gubernatura de esta entidad, hacen a un lado su soberbia, reconocen que sólos no pueden garantizar triunfos y han optado aliarse con quien sea, siempre y cuando tengan un registro partidista vigente.
Una encuesta de Mitofsky, sobre preferencias electorales para Gobernador de Baja California, realizada en septiembre del 2012, por cuanto hace a siglas partidistas, el PRI obtuvo el mayor porcentaje, siendo 34.7%, seguido del PAN con el 25.4% y en tercer lugar el PRD con el 12.2%.
La suma les daba PRI 34.7% y PAN-PRD 37.6%. Sin embargo, hubo un 4.1% para otro, no precisado, y un 23.6% no declarado. Esto, al cuestionarles sin mención de siglas partidistas. Tendrían que trabajar por seducir al 27.7% restante.
Sin embargo, los resultados cambiaron al proporcionarles a los encuestados tarjetas con las siglas partidistas. Las preferencias electorales fueron las siguientes : PRI 49.5%, PAN 23.3%, PRD 8.7%, otro 2.6% y no declaro 15.9%. El porcentaje a seducir se redujo a solamente 18.5%.
En este caso, la suma daba PRI 49.5% y PAN-PRD 32.0%. Ni con alianza la harían.
Esto de las alianzas, además de antiético y antiéstetico, aunque sean antipriístas o antipanistas, o anti lo que sea, no garantiza triunfos a nadie. Son muchos los factores que intervienen en un proceso electoral y tal parece que el menos importante lo es el ideológico.
Curiosamente, por mencionar un rasgo, las alianzas PAN-PRD que les han resultado efectivas, o sea que se han traducido en triunfos, es cuando han llevado postulado como candidato a un priísta, que al ser marginado por el tricolor, no le importó “chaquetear” con tal de lograr realizar su proyecto político. Esta observación es válida, si esperan a que el PRI postule y alguno de los otros 6 accede a renunciar al tricolor. Puede ocurrir.
Lo ideal, para que le vaya bien a los electores, que es lo fundamental, sería que se verificaran las características o cualidades del posible candidato.
Por ejemplo, a propósito de lo que ha declarado el líder nacional del PRI, César Camacho Quiróz, que sea un político conocido y reconocido. Porque hay quienes dicen ser políticos, tan solo porque se pegan en la camisa las siglas de algún partido. Pero que de política no saben nada. Absolutamente nada.
Que sea un gestor social. Que haya demostrado estar interesado por resolver la problemática económica y social de la entidad. Que haya participado en la búsqueda de soluciones. Que al menos haya sido interlocutor o mediador, para que los afectados logren una entrevista con tal o cual funcionario. Y no basta que él mismo lo diga, sino que sea reconocido como tal por los propios interesados o beneficiados por dicha gestión.
Que sea líder. No porque ostente un cargo directivo en organización alguna, o sea patrón en su empresa, sino porque su voz oriente o aliente a personas que reclaman auxilio o atención. Que sea manifiesta su voluntad de encabezar proyectos, programas o planes de beneficio colectivo o social.
Que sea emprendedor, o sea que esté dispuesto a crear o empujar la creación de proyectos o programas en beneficio de la comunidad de la que forme parte.
Que tenga conocimientos básicos de aritmética, pero en especial que sepa sumar y multiplicar.
Que tengan el menor porcentaje o número de aspectos negativos, posibles. Lo ideal sería que no tuviera lados oscursos, pero en los políticos es algo casi imposible de lograr.
Que tenga el coraje y el valor para alzar la voz, para reclamar justicia o atención, aunque no sea parte afectada o interesada en determinado asunto. Los comodinos, aquellos que no abren la boca, para no incomodar a nadie, no son precisamente los mejores políticos.
Que sea afin a quienes integran el gobierno federal, o al menos que, independientemente de cuestiones ideológicas, partidistas o particulares, tenga la capacidad para establecer relaciones institucionales cordiales con el Presidente Enrique Peña Nieto y sus colaboradores.
En Baja California se ha demostrado plenamente que es más importante el candidato, que el partido político. Este es un factor que no se debe descuidar.
Para quienes piensan que las alianzas les evitarán enfrentar fracasos electorales, que no se confíen. Los antipanismos o antipriísmos, no nacen precisamente de la suma de voluntades, sino de sentimientos, de decepciones, de corajes, de reclamos. Los anti, más que un llamado contra siglas partidistas, es en contra de cínicos, frívolos y corruptos.
