Palco de Prensa
Por : Gilberto LAVENANT
La charrería, es considerada el deporte nacional por excelencia. La destreza de los charros mexicanos, como jinetes, o en el uso de la reata, es formidable. De los mejores espectáculos del mundo. Parece increíble la coordinación que logran. Pareciera que hombre y animal son uno sólo.
Las faenas o suertes charras, son diversas. Todas sensacionales. Las calas, piales, colas, jinete de oro, terna en el ruedo, jineteo de yegua, manganas a pie o a caballo, el paso de la muerte. Todas son extraordinarias.
Una en especial, la faena de los píales, demuestra la forma en que un hombre puede frenar y dominar a la bestia desbocada. Consiste, dicen los conocedores, en detener a una yegua que, saliendo por la puerta del partidero y desplegando su carrera por el lienzo, es lazada exclusivamente de sus cuatro traseros por un charro que, montado en su cabalgadura, amarra su reata en la cabeza de la montadura, para chorrearla, según sea necesario, restándole paulatinamente la velocidad a la yegua bruta, hasta remachar su reata, deteniendo así totalmente la carrera del animal.¡De película!
Parodiando un tanto la suerte de los piales, aplicado a la carrera de los aspirantes priístas hacia la sucesión de la gubernatura estatal, ayer el dirigente nacional del PRI, César Camacho Quiróz, realizó una excelente faena.
Se metió al ruedo donde siete “caballos” parecían correr desbocados –unos más, otros menos- en busca de la candidatura por la gubernatura. Les lanzó la soga y los maniató a todos juntos.El pial, le salió perfecto.
Traducido al español, o explicado en lenguaje común y corriente, Camacho Quiróz, cual diestro charro, logró que los siete priístas aspirantes a la gubernatura de Baja California, firmaran un documento en el que se comprometieron a aceptar la decisión que se tome y a apoyar al que sea el elegido como abanderado del priísmo en la entidad.
Eran siete. En la foto, sonrientes –no se sabe si de nervios- aparecen, de izquierda a derecha, Francisco Pérez Tehada, Humberto Lepe Lepe, Fernando Castro Trenti, Jorge Hank Rhon, Enrique Pelayo Torres, Carlos Bustamante Anchondo y Eduardo Martínez Palomera.
Como en la suerte charra, los dejó correr, lanzó la reata, los maniató, y nada de rebeldías. La intención es de que, sea quien sea el “tapado”, los demás deberán disciplinarse y sumarse a la campaña política. Esto está por verse, pero en principio todos aceptaron suscribir el compromiso. Ni modo que alguno dijera que no.
El líder nacional del PRI aseguró que “no hay dados cargados” en la selección de candidatos y además dijo que los siete aspirantes a la gubernatura “son gente de fiar y con vocación política”. Pues que tenga cuidado, eso de fiar, siempre es un riesgo.
Se hablaba de que no estaban ahí todos los aspirantes. Faltaban por ejemplo Netzahualcóyotl Pérez Román, el fracasado desarrollador inmobiliario, y el exalcalde ensenadense Daniel Quintero Peña. Pero Don César, cerró la puerta y dijo que no había, ni siquiera, un octavo, que de esos siete, saldrá el candidato priísta a gobernador.
Lo que si dijo es que la elección de Baja california es emblemática, por lo que aseguró que el PRI la va a ganar, señalando que los bajacalifornianos ya se merecen un buen gobierno.
No es mucho avance, pero fue un buen principio. Los ubicó en un mismo sitio a los siete aspirantes. Juntos, pero no revueltos. Posaron, pegaditos y sonrientes, para la foto. Más de uno ha de haber estado maldiciendo a uno o más de los ahí presentes.
Los “convenció” de suscribir el documento en el que se comprometen a aceptar o reconocer como válida la decisión que se tome. Que luego no salgan con que hubo imposición o que hubo pleito ratero.
Evidentemente el “tapado”, estaba ahí, pero sin capucha, aunque a la mejor ni él mismo supo que lo era.
No se sabe si al final pesará más la palabra del Presidente Enrique Peña Nieto o las voluntades de los consejeros políticos, tanto estatales como municipales. Que serán éstos últimos los que validarán la decisión, es cierto, pues así lo decidieron. Pero luego de que les digan quien será el bueno.
Igual que el marido valentón, que ante los amigos presume que, en su casa, él es el que grita, cuando le pega su mujer, o el que manda, los pantalones a la limpiaduría.
Total, no pasó nada que empeorara las cosas en el terreno priísta. Hasta parecía que reinaba entre ellos un ambiente fraternal. Sarcásticamente, hubo quienes por ahí recordaron una frase ranchera : todos somos del mismo barro, pero no es lo mismo basin que jarro. O bien aquella de : “juntos, pero no revueltos”.
¿Serán capaces de adoptar la misma pose, cuando se anuncie que uno de ellos será postulado candidato priísta a la gubernatura estatal y que los otros seis, se quedarán como las novias de rancho, vestidos y alborotados?
Lo que nadie puede negar, es que aunque todos son priístas, no tienen la misma trayectoria, ni la misma proyección política. Que si fuesen chavos, podría decirse que “unos tienen más canicas que otros”. Que la contienda no es pareja.
Por el momento, ya están maniatados. Falta ver si alguno es capaz de romper las amarras y brincar las trancas.
