A pesar de la lluvia
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A pesar de la lluvia

Tijuana BC - viernes 26 de enero de 2024 - Marco Antonio Samaniego.
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Por: Marco Antonio Samaniego

TIJUANA BC 26 DE ENERO DE 2024.- Las imágenes que se han reproducido en cientos de mensajes que han circulado por las redes sociales, nos demuestran que los efectos de la lluvia fueron significativos. El lunes de esta semana, Tijuana y San Diego, estaban en un momento complicado. Quienes circulamos ese día, observamos numerosos carros detenidos en la vía rápida, áreas en las que no se podía circular y perdidas materiales que para algunos van a ser difíciles de superar. 

Un fraccionamiento, ubicado en el cauce del río Alamar, afluente del Tijuana, vivió momentos dramáticos cuando debieron tumbar parte de una barda para que el agua saliera. Aquí destaco la frase, un fraccionamiento en el cauce del río Alamar, es decir, alguien hace varias décadas, permitió que se construyera un fraccionamiento en un cauce del río. Despreciaron la naturaleza y muy probablemente, nadie explicó a los compradores que era un cauce. Dicho de manera sencilla, lo construyeron por donde pasaba el agua, no hace muchas décadas. Toda esa zona, conocida anteriormente como el Cañón del Padre, era el cauce que unía al río Tecate con el Tijuana. 

Las quejas aparecieron rápido y las críticas a las autoridades también.  La cantidad de basura en las calles demuestra que los sistemas de alcantarillado tienen severos déficits. El mantenimiento de estos, aunado al descuido de quienes tiran basura en lugares inadecuados, - y la poca efectividad de la recolección - provocaron un colapso que generó mayor severidad en calles y avenidas. En San Diego, las imágenes eran semejantes y eso lleva pensar que si bien existen muchos problemas en la ciudad, la cantidad de lluvia fue de tal magnitud que, aunado a los problemas de drenaje, propiciaron el colapso del que muchos fuimos testigos. 

Sin embargo, en términos de abasto urbano, la intensa lluvia no es garantía. En varias ocasiones he señalado aquí, la presa llena, apenas podría ser suficiente para un año. En algunos mensajes apareció la tesis de que, con la lluvia del lunes, se podría pensar en restar importancia al sistema hidráulico de la ciudad, que depende de la corriente internacional del río Colorado. 

A pesar de que el lunes las imágenes en las redes sociales impactaron, es importante destacar que, con todas las deficiencias observadas, en poco tiempo muchas de las zonas anegadas volvieron a funcionar. La circulación se reactivó en poco tiempo y   con las excepciones que muchos lectores pueden argumentar, la ciudad volvió a la “normalidad”. Por supuesto, una “normalidad”, con problemas de circulación que se han vuelto una pesadilla desde hace varios años. 

Los estragos no son comparables con lo sucedido en 1978, 1980 o 1993, cuando la ciudad se colapsó por varios meses. Las pérdidas de vidas no lograron cuantificarse, sobre todo en 1980. En 1993 se dieron cifras oficiales de alrededor de 51 muertos. Para muchas familias, las lluvias de 1978 significaron trasladarse para siempre de las zonas que habitaban y hubo una rearticulación de la ciudad, sobre todo de las numerosas colonias asentadas en el cauce del río Tijuana. Para muchos fueron las “inundaciones” de mayor relevancia. En el caso de quien esto escribe, apunto, el río pasaba por ahí desde hace varios miles de años, fueron   los dirigentes políticos, sequías y la necesidad de los pobladores, lo que generó que el cauce del un río se volviera espacio habitacional.  En todo ello, hubo permisos, acarreos, votos, chantajes, y movimientos sociales de relevancia, que, con las lluvias de esos años, provocaron la expulsión obligatoria, dado que el cauce del río, tuvo la escorrentía que había tenido en numerosas ocasiones. 

En los años mencionados, 1978, 1980, 1993, la recuperación tardó meses. Los proyectos debieron responder a los estragos causados. Sin duda, el largo proceso de construcción del canal, fue importante en el sentido urbanístico, aunque se sacrificaron numerosos entornos naturales que se habían reconstituido luego de la expulsión de los miles de habitantes.  Todo ello, para esta ocasión, y con todas las fallas evidentes, hizo posible que la circulación se retomara en dos días.  La infraestructura, construida a lo largo de cinco décadas, permitió que la “normalidad”, nos permitiera volver a nuestras actividades. Esa “normalidad” no es la más eficiente, pero cuando menos no es la larga tarea que significaba meses como en los años mencionados. 

Por supuesto, para quienes se vieron afectados en su propiedad, el comentario puede ser de mal gusto. Sin embargo, en términos de recuperación, el proceso, hasta el momento, no ha sido como en otras ocasiones. De igual forma, considero oportuno señalar que tampoco se trata de un éxito de los gobernantes actuales, sino de un proceso en el que han intervenido numerosos actores, cuando menos desde la década de 1970. Una ciudad que creció con la combinación de una planeación de largo plazo y una serie de coyunturas que debían resolverse en el día a día.

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.

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