Por: Marco Antonio Samaniego

TIJUANA BC 19 DE ENERO DE 2024.- Donald Trump está oficialmente de regreso, aunque nunca se fue. Entre casos judiciales, demandas, amenazas, su presencia se mantiene vigente para amplios sectores de republicanos que están dispuestos a darle otra oportunidad. No es posible saber en este momento si los demócratas tendrán recursos para hacerle frente a alguien que, de llegar al poder, lo utilizará con más intensidad que en su período previo. 

Las candidatas de nuestro país deben tomar como un elemento importante el posible triunfo del republicano. Ubicar al personaje no es fácil, dado que al no estar pensando en la reelección, sus medidas pueden ser más severas. La ecuanimidad no es un rasgo del mencionado personaje. Dicha cualidad, sí debe estar presente para quien tome las riendas de este país. Negociar con  Trump no va a ser igual que en la ocasión anterior. Está vez estará enfocado en dejar un sucesor, porque intentará que tengan continuidad sus políticas. Si Biden logra imponerse, tampoco es un gran aliciente, porque el tema de la migración,  un factor de mucho peso en la agenda binacional, ha dejado muchas secuelas, muertos, secuestrados, desaparecidos y una estela de conflictos que muestran un Estado mexicano que no ha sido capaz de controlar y humanizar el proceso. 

Las preguntas de cómo se va a enfrentar la situación, debe ir más allá de las respuestas que ya  se han dado. El tema son las estrategias, los detalles logísticos y los discursos que deben surgir ante una amenaza eminente. El propio Biden, para enfrentar a Trump, ya ha querido mostrarse más decidido a cerrar puertas a un río interminable. Las presiones se van a incrementar ante la evidencia de que Trump va a estar en la boleta. La pregunta es cómo detener algo que, para los republicanos, incide en su forma de concebir a su nación. 

No es la primera vez que se dice pero la contradicción para Estados Unidos es clara: necesitan mano de obra y esta llega desde nuestro país, ya sea por mexicanos o por centroamericanos. No es del agrado de los votantes que las cantidades de personas que llegan  sean los nuevos pobladores, pero al momento de sentarse a la mesa, se alimentan de la paradoja de este proceso. Ellos cosechan los limones, las naranjas, el batebel y las fresas que se comen. También es muy posible que los huevos que desayunan impliquen la presencia de migrantes. El gusto de comer no va de la mano de la reflexión sobre las implicaciones que esto tiene. 

Esto, por supuesto, incluye el desaforado gusto por las drogas, asunto que tiene infinidad de implicaciones en nuestro país. Algunos de millones de personas deciden drogarse y en nuestro México, otros miles se dedican a la producción y el trasiego.  La victimas están de los dos lados, y las negociaciones tienen una larga historia que hasta el momento, no ha resuelto la relación entre oferta y demanda. 

La campaña de Trump tiene ya el mensaje. No se va a detener y aun perdiendo, el tema de la relación con México va a presionar a demócratas y republicanos.  Es un alimento para los discursos que no solucionan nada, pero que proporciona votantes que no desean reconocerse como parte del problema. Es una máscara que permite olvidar que el problema es interno, para verlo sólo en el exterior. Una farsa que se gesta en toda nación que se sostiene en su nacionalismo en valores que se expresan, pero que no se viven. 

Por supuesto, eso también sucede en México, con baños de pureza que en cada matanza encuentran su negación. Es  una señal de que el Estado no se puede sostener con las mañaneras, aunque allí tiene un sustento que permite  mantener seguidores. La mañanera, también es una máscara y como tal, existe para engañar, pero también, porque es la forma de no mostrar las debilidades. El enemigo siempre es el pasado, y los fines de semana los  muertos aparecen con cifras  poco alentadoras. 

Así, pues, dos temas relacionados y con profundas conexiones. Un Trump en campaña y dos candidatas que deben ofrecer mucho más de lo que han dicho hasta hoy  (hay un tercero, pero quien sabe si la sombra del ridículo permita tomarlo en cuenta). Las estrategias de cómo enfrentar tanto al personaje como a una condición real y de gran peso, como es la migración y el narcotráfico, no pueden quedar de lado. Seguir con el tema de las gelatinas no da para más. Afirmar que habrá un segundo piso, cuando el primero no se ha puesto en estos temas, es para complacer el jefe, pero nada más. 

Lo aburrido de las extensas campañas mexicanas, tiene otro factor que no es menor. 

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.