LA BUFADORA
Por. - El Mosquito
En política forma es fondo, y en el caso de la diputada local por el Partido del Trabajo (PT), Claudia Agatón Muñiz, su prolongado silencio tras el supuesto rompimiento con Armando Reyes Ledesma, la estridente “bienvenida” que le dio el dirigente estatal de Morena Ismael Burgueño Ruiz, pero que sólo aplaudieron al interior de ese partido Miriam Cano y Rebeca Vega, porque Mónica Primero renunció a Morena en 2021 para sumarse a Fuerza por México, pretendían pavimentar el camino para imponer a la cuatro veces legisladora estatal como candidata a la presidencia municipal de Ensenada, pero no contaban que al interior del partido en el poder tal intención generaría indignación y enojo.
Sin embargo, a Agatón Muñiz y sus pocos, pero poderosos promotores, no les importa la opinión de la militancia ni la percepción que el resto de los ciudadanos tenga de la “ex” petista, porque le apuestan a la marca de Morena y la popularidad del presidente López Obrador para ganar las elecciones, porque saben que a quien postulen tiene amplias posibilidades de triunfar en las urnas.
Y lo que confirma tan arrogante postura, es el hecho de que en los últimos días Claudia Agatón Muñiz aparece en escenarios controlados en redes sociales y a través de un medio impreso de Tijuana, desde el cual “informó” que sí se registró en Morena como aspirante a la alcaldía, pero en las plataformas digitales y en ese periódico no le preguntaron cómo fue posible que se anotara en la contienda morenista si en el periodo de inscripciones que establecía la convocatoria ella todavía pertenecía al PT, porque los tiempos no cuadran.
Además, Claudia Agatón Muñiz sostiene que “(…) podrán cuestionar mi origen humilde, pero nadie podrá cuestionar mil legítimo obradorismo”; pero de entrada, hasta donde sabemos, nadie la ha descalificado por su origen humilde, ni al caso, pero trata de vender esa idea sin ninguna prueba documental; y en cuanto a presumir que ha hecho tres veces campaña en favor de López Obrador, habrá que recordarle que mientras a nivel federal -como militante del PT- ciertamente respaldó al político tabasqueño en los comicios presidenciales de 2006, 2012 y 2018, en el plano estatal hacía completamente lo contrario y su “obradorismo” se esfumaba, pues en las elecciones locales de 2004, 2007, 2010, 2013 y 2016, Claudia Agatón y el PT se aliaron con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), coalición que la convirtió en regidora y diputada local de minoría, trayectoria de la que existen toneladas de evidencias en publicaciones impresas, videos y audios.
Claudia Agatón declaró a un medio impreso de Tijuana que “(…) vamos a seguir construyendo y trabajando para Ensenada, yo voy a seguir participando mientras la gente siga votando por mí”; no obstante, los números dicen otra cosa.
En 2010, bajo la bandera del PT y aliada con el PRI, Claudia logró convertirse por la vía de la representación proporcional en diputada local por primera ocasión, pues gracias a las bondades de la legislación electoral apenas requirió poco más de 4 mil votos para conquistar un escaño en el Congreso del Estado.
Y en las votaciones locales de 2016 se vuelve a postular a una diputación por medio de la alianza PT-PRI, PVEM y Nueva Alianza, pero es el PRI el partido que le abona los sufragios necesarios para llegar al Congreso local, dado que el PT sólo recibió 3 mil boletas a favor.
En 2019, luego del contundente triunfo de López Obrador en las elecciones presidenciales de 2018, Agatón Muñiz y el PT desechan a los priistas y se suman a la alianza de Morena, Transformemos y Verde Ecologista, pero al igual que con el PRI en 2010 y 2016, ahora es Morena la fuerza política que le aporta casi 18 mil votos para lograr la victoria, contra los 3 mil sufragios reales que captó el PT, al grado que perdieron su registro como partido a nivel estatal.
Así que, desde hace cinco procesos electorales el PT no rompe la barrera de los 4 mil votos teniendo a Claudia como candidata, que en las actuales circunstancias no le hacen falta a Morena, según las encuestas de preferencias que tanto festinan.
¿O acaso los dirigentes morenistas tienen otros números que nos ocultan e indican lo contrario?
El pasado 1 de enero entró en vigor la tan anunciada justicia cívica, y con esto la posibilidad de que sea realmente justo el trato hacia los ahora jueces cívicos.
Hasta el momento, sus derechos laborales siguen siendo vulnerados y atacados por quienes eran sus superiores jerárquicos, pues ante la falsa promesa de aumento salarial digno, y el pago puntual de sus horas de trabajo, hoy tienen la autonomía de hacer valer sus derechos sin la intromisión de funcionarios que por tirria personal han obstaculizado que se les haga justicia.
Quien no tuvo miedo en señalar fue Lourdes Sicardi, ex coordinadora de jueces calificadores, pues dignamente se separó del cargo ante los atropellamientos de los cuales hasta el momento siguen siendo víctimas los jueces.
Incluso nombró a Edgar Alatorre como representante legal para exigir lo que por derecho le corresponde. Por cierto, Alatorre actualmente lleva varios juicios contra el Ayuntamiento por los señalamientos de esta área de la seguridad pública.
Y es que, a pesar de que los jueces fueron obligados por sus superiores jerárquicos a firmar una carta deslindándose de las acusaciones, en estos días, ya como autoridad autónoma, saldrán del anonimato las y los valientes jueces para señalar quienes los han violentado por falta de pagos por su trabajo.
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