Por: Marco Antonio Samaniego

TIJUANA BC 3 DE NOVIEMBRE DE 2023.- Las pugnas aparecen en las diversas elecciones para 2024. Seguir a López Obrador ha sido clave para quienes lograron el poder.  Mostrar fidelidad y demostrar coherencia ha permitido a muchos de ellos estar ahí. Al decidir que la corcholata era una  y solo una, y que nadie se equivocó en el vaticinio, se demostró que las lecturas no eran equivocadas. El tema de 2024 empezó desde hace mucho y nos hemos acostumbrado a hablar de elecciones en tiempos no electorales. 

Y los demonios se sueltan en diferentes lugares, aunque es la Ciudad de México la que capta los reflectores. Ganar la ciudad significa apuntarse para la que sigue, aunque suene muy lejos el 2030. No sólo se decide la capital de la república, sino un conjunto de pesos y contrapesos que inciden en estados y ciudades. 

López Obrador cambió la forma de hacer política. Su estilo de gobernar y la legitimidad obtenida en la elección de 2018, provocó que Morena se volviera una relación entre formas de pasado y futuro. Para algunos, existen fuertes elementos del priismo de los tapados. De igual forma, el fantasma del Maximato regresa, dado que las y los propuestos, se presentaron bajo la línea marcada por él. Cierto, hubo algunos detalles que parecían descarrilar, pero no ha pasado a mayores. Por otra parte, el futuro también está en Morena porque la oposición, sigue sin presentar un proyecto que resulte atractivo.  Xóchitl carga con demasiadas figuras que pesan negativamente y cada vez que Fox o Calderón mandan un  mensaje por las redes, recuerdan un pasado cercano marcado por la sangre y el fracaso. 

Y el futuro está en problemas porque  muchos consideran que ha llegado su momento.  Algunos son demasiado adultos, otros demasiado jóvenes, pero de una forma y otra, tienen claro que muchas cosas dependen de ser vistos en el momento adecuado.  El gran elector, luego de varias semanas de haber pasado el bastón, sigue estando ahí, en las mañaneras, llamando la atención y realizando propuestas que paradójicamente, silencian a quienes se perfilan como sucesores de la 4T. Le llamaron segundo piso, pero no surgen las columnas de acero que la van a sostener. Por el contrario, parece que le colocan algunas varillas mal hechas y aun no surge una propuesta que sostenga esas columnas.  El estadio que fue del Cruz Azul y que se ha significado como símbolo de que el equipo es el ya merito, o de plano, el fracaso, ha ubicado a varios en su dimensión.  Los demonios, como aquellos del 94, se sueltan y no quieren regresar al lugar en que se encontraban.  Pero no eran demonios ni en el 94 ni en este momento. Es la pugna de grupos que ven el poder como un medio para demostrar que ellos pueden. Pero son muchos y los caminos se acortaron. El tiempo en política es corto y López Obrador se va, o a lo mejor no. Y por ello el fuego amigo aparece un día y otro también. Xóchitl camina de un lado a otro y algunos toman la foto, pero no se mueve, cuando menos hasta el momento, el péndulo.

No estamos como en tiempos del PRI porque el ultimo año era para despedirse, llevarse lo que pudieran y hacerse a un lado. El poder se perdía y los reflectores se iban con el nuevo. Aquí siguen donde mismo y las cámaras sí toman el paso del bastón, pero no es posible identificar si es de mando o un palo con arreglos florales. Sin duda, para quien esto escribe, existe más inteligencia en Claudia Sheinbaum que en Xóchitl, pero a las dos las marca el encontrar su propia ruta. La primera, no puede desligarse de lo inmediato y los que debían obedecer, voltean para ver a dónde. La otra, en la búsqueda, se aleja de los espectros que quieren levantarla, pero espectros al fin, no marcan una línea, sino una carga difícil de llevar. Tomar su propio camino la aleja de los apoyos y sólo busca defectos para tomar banderas inmediatas. No le alcanza para ver un sendero y en el camino puede quedarse sola. 

¿Cómo tomar el bastón con el mando? Nada fácil. Caminar a un lado de alguien que tiene miles de seguidores fieles en el quinto año de gobierno, no debe ser cómodo. Alguien hace campaña, pero no se distingue la diferencia. El segundo piso, en alusión a un pasado de López Obrador como gobernante de la Ciudad de México, no se ha vuelto frase, tesis, idea, canción. Hasta el momento no ha creado narrativa, no se fabula ni se promete un futuro. Se repite el concepto de esperanza, mismo que tiene, para este momento, dos décadas. Y por cierto, fue idea de López Obrador. 

Las campañas no han empezado formalmente y es probable que ahí existan distinciones. Sin embargo, el Huracán que ha golpeado a Acapulco, coloca de nuevo una propuesta como ayuda y como estigma. Los proyectos para rehabilitar el sitio turístico tienen nombre y apellido. Las campañas o el paseo por los parques o auditorios cerrados, o como quieran llamarle a las campañas abiertas y declaradas, quedaran por un tiempo en segundo plano.  Quizá sea momento de sentarse y repensar que se va a proponer.

Detenerse para avanzar. Contemplar el panorama, observar las reacciones y revalorar las estrategias.   La primera plana, en cualquiera de sus formas, en estos momentos es ostentación, burla a quienes padecen de hambre, sed y falta de empleo. Cierto, todo ello existe siempre, pero no está en la foto. La devastación, que está en las imágenes, demuestra ese México que algunos decían que ya no existe. La promesa no se cumplió, pero el discurso funciona, la estrategia marcha y la candidata fluye a pesar de las dificultades.

No hay culpables por ser un evento de la naturaleza y en estricto sentido, del cambio climático. Pero las casas de madera y tablones, los techos de lámina y las paredes de cobijas o sabanas indican que ese México no se fue nunca. Ese es un México que requiere ideas nuevas. Porque aparece de tal forma, débil y sin columnas,  ni siquiera primer piso, y reclama una vez más  que las propuestas de nación,  respondan a quienes todos los días viven la tragedia, con o sin huracán. 

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.