Por el licenciado en derecho Marco Antonio Mackliz Mercado

TIJUANA BC 2 DE SEPTIEMBRE DE  2023.- Normalmente los medios informativos difunden acontecimientos relacionados con alguna mala actuación de los funcionarios en su actuar como autoridades.

Son contadas las ocasiones que difunden información vinculada a un buen desempeño o excelente proceder de un servidor público en particular.

En este mi primer ANALISIS “JURIDICO-POLITICO” haré referencia al digno y humano actuar del Juez de Primera Instancia de lo Familiar del Poder Judicial del Estado de Baja California, con adscripción actual al Juzgado Tercero de lo Familiar del Partido Judicial de Tijuana, el señor licenciado en derecho Gustavo Adolfo Villarespe Murillo.

Funcionario judicial que desde hace muchos años lo conozco, sin que esto implique que tengo amistad con él o con su familia y al cual después de no verlo desde hace aproximadamente como 15 años, nuevamente tuve la oportunidad de personalmente saludarlo el último día del mes pasado, fecha en que desde las 7:15 horas arribé al estacionamiento que para unos cuantos automóviles de los litigantes, de los justiciables y del público en general, existen en el edificio que ocupan los juzgados civiles, mercantiles y familiares ubicado en Vía Rápida Poniente sin número entre Avenida 16 de Septiembre, de la Colonia 20 de Noviembre, de mi querida ciudad donde nací hace casi ya 70 años, con la finalidad de revisar un juicio donde tengo el carácter de abogado autorizado por las partes codemandadas radicado en el Juzgado Sexto de lo Civil.

Es un dato criticable que tiene su origen de hace varios años, el carecer de un adecuado y suficiente estacionamiento para los vehículos de los cientos de litigantes, justiciables, así como del público en general que diariamente acuden a dicho edificio y que en los términos de ley es de responsabilidad exclusiva del Consejo de la Judicatura integrado por la Magistrada o el Magistrado Presidente del Tribunal Superior de Justicia (quien lo preside); por dos Magistradas o Magistrados de ese órgano jurisdiccional designados por mayoría de los integrantes del Pleno del citado Tribunal; por una Jueza o Juez nombrado por mayoría de los integrantes del Pleno del Tribunal Superior de Justicia de nuestro Estado; por dos personas designadas por mayoría calificada del Congreso del Estado, en términos de la convocatoria que éste apruebe; y, por una persona nombrada por la o el Gobernador de Baja California.

La falta de un suficiente estacionamiento, ha conllevado a que los días hábiles a partir de las 8:15 horas se formen filas de espera por una o dos horas de decenas de vehículos tratando de ingresar al estacionamiento y en muchas ocasiones, los abogados litigantes y los justiciables no llegan a tiempo a sus respectivas audiencias, dando lugar a la actualización de una evidente violación del derecho humano que como personas todos tenemos a que se administre una justicia por los órganos jurisdiccionales competentes de conformidad con el segundo párrafo del artículo 17, en relación con lo dispuesto por la parte conducente del 1º, ambos de la Constitución Federal.

Y como los integrantes del Consejo de la Judicatura del Poder Judicial de Baja California, cuando del lugar de su residencia ubicado en Mexicali se trasladan a Tijuana para realizar cualquier acto relativo a sus funciones y competencia en el interior del citado edificio, no tienen problema alguno para estacionar sus vehículos ya que en el sótano de dicho inmueble tienen reservado un sitio para su respectivo lugar de estacionamiento, por eso, estimo que nos les interesa ni mucho menos les preocupa el sufrimiento que padecen los justiciables y los abogados litigantes cada vez que acuden a dicho lugar, conllevando implícitamente a una violación a la plena y absoluta libertad de trabajo y del ejercicio profesional de los abogados litigantes.

Pues bien, al introducirme al citado edificio el pasado jueves 31 de agosto, sorprendentemente me percaté de que el elevador estaba “FUERA DE SERVICIO” y como el recinto del Juzgado Sexto de lo Civil a donde me dirigía se encuentra en el antepenúltimo piso, dado que soy un adulto mayor, además que tengo una discapacidad de movimiento en mis extremidades inferiores, contando con credencial vigente que lo acredita expedida por la autoridad administrativa competente, fue mucho el esfuerzo físico que tuve que realizar para llegar hasta el piso donde se encuentra dicho órgano judicial, aunado al posible peligro de tener una caída durante el trayecto en las escaleras.

Cuando pude arribar al antepenúltimo piso donde se encuentra el Juzgado Sexto de lo Civil, llegué hastiado y físicamente agotado, quejándome con el personal judicial de la situación de “FUERA DE SERVICIO” del elevador, diciéndome varios de ellos que ya tenía 2 días en esas condiciones y que no había para cuando lo arreglaran por ser un equipo muy antiguo que no se le da mantenimiento alguno, por lo que cada rato se descompone y en varias ocasiones personas se han quedado varadas o atrapadas por horas en su interior.

Al no funcionar el elevador válido es preguntar ¿cómo le hacen las personas con discapacidad total de sus extremidades inferiores y que se encuentran en silla de ruedas para llegar desde el primer piso por las escaleras hasta los pisos subsecuentes?

Pues bien, puedo afirmar que la subida fue lo de menos, ya que lo peor fue el descenso desde el antepenúltimo piso hasta la plata baja, ya que estuve en tres ocasiones de caerme con las consecuencias que pudieron ser funestas, si no es por la ayuda que me brindaron algunas personas que se percataron de mi problema físico de discapacidad, por lo que llegué exhausto y sin aliento a la planta baja donde me percaté que se encuentra el recinto del Juzgado Tercero de lo Familiar, por lo que para recuperarme acudí a su interior solicitando permiso para hablar con el titular el señor licenciado Gustavo Adolfo Villarespe Murillo y de inmediato me recibió en su privado.

Le platiqué mi odisea que acabada de pasar y antes de plenamente recuperarme para abandonar ese recinto oficial, el juzgador me mencionó que uno de los privados lo había convertido en sala y estancia exclusiva para los menores de edad que, por alguna causa acuden a las audiencias, lugar donde previamente son examinados por especialistas en piscología y que, si deseaba o quería conocerlo, por lo que mi respuesta fue “claro que sí”.

Antes de salir de su privado el Juez Villarespe tomó un juego de llaves y me dirigió hasta el último privado que estaba cerrado con llave, procediendo abrirlo y estando en su interior me llevé una gran y emotiva sorpresa, que solamente la puedo describir con las impresiones fotográficas que con la autorización del juzgador tomé en mi teléfono celular y que en un total de 6 impresas a color son parte integrante de la presente.

Cuestioné al juzgador si el Consejo de la Judicatura del Poder Judicial de Baja California, había soportado el pago del costo de adquisición de todo lo encontrado en dicho lugar, contestándome, “claro que no”, “esto lo he logrado con recursos propios y con la ayuda de mi señora, así como la aportación de alguno de los objetos e instrumentos donados voluntariamente por litigantes y personas justiciables”.

Por eso, lo malo hay que decirlo aun cuando no sea del agrado de los integrantes del Consejo de la Judicatura del Poder Judicial del Estado de Baja California, incluyendo al señor Magistrado Presidente del Tribunal Superior de Justicia y del cita Consejo; pero lo bueno hay que resaltarlo con letras de oro en mayúsculas y hacerlo del conocimiento de nuestra comunidad tijuanense, como es el caso del señor licenciado Gustavo Adolfo Villarespe Murillo en su carácter de Juez Tercero de lo Familiar del Partido Judicial de Tijuana, Baja California, por la actitud asumida en directo beneficio de los múltiples derechos humanos que les asisten a todos los menores de edad, previstos tanto en nuestra Constitución Federal como en los Tratados Internaciones vigentes en México.

Como parte integrante de la sociedad tijuanense, abogado litigante por más de 46 años, otorgo mi reconocimiento, mi respeto y mis sinceras bendiciones a favor del servidor público titular de Juzgado Tercero de lo Familiar con residencia en Tijuana, Baja California.

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.