Por: Carlos del Valle del Río 
@delvalledelrio

CIUDAD DE MÉXICO 22 DE AGOSTO DE 2023.- Día a día, el presidente López Obrador aparece en cadena nacional durante horas, en ese espectáculo mediático que ha bautizado la mañanera, pretende hacer un ejercicio de comunicación que al final ha devenido en un monólogo desde el poder. En el que se habla a sí mismo y no permite interpelaciones. Pero nos ha permitido también, ir construyendo una radiografía de lo que sucede en el pensamiento, emociones y reacciones del presidente. Quizá nunca antes hemos tenido de manera tan clara un perfil de cómo el poder ha cambiado a una persona. hoy sabemos claramente los estragos que el poder ha operado en un personaje como el propio presidente.

Hace tan solo unos años, y más marcadamente en su faceta de luchador social y opositor al régimen, el discurso de López Obrador era acaparado por las denuncias sociales. Los atropellos que la propia autoridad ejercía sobre los ciudadanos, y marcadamente el ejército en aras de su lucha contra el crímen organizado así como el atropello a los derechos humanos. Por otro lado, la denuncia sostenida de corrupción desde el poder a los más altos niveles. Esas eran las piedras angulares de su política social.

Entonces, ¿qué sucedió?, cómo es que ese discurso cada vez tiene menos fuerza en sus conferencias de prensa diarias, y sobre todo en sus acciones de gobierno. ¿Cuándo sucedio que es más importante la construcción de un tren, o un aeropuerto, que el asesinato de cinco jóvenes a manos de células del crimen?. Porque cada vez que se le cuestiona sobre corrupción en el gobierno, o empobrecimiento de la población, estalla iracundo, acusando que solo se tratan de ataques que buscan descarrilar su gobierno.

¿Cuándo López Obrador pasó a ser la única víctima de este sistema?. López Obrador hoy solo pregona: la víctima soy yo. Mientras, el país es tomado por el crimen organizado, mientras, la corrupción avanza ferozmente para  pagar campañas políticas. Pero la víctima es él.

La respuesta es simple, y triste al mismo tiempo, Todo cambió cuando se cruzó la banda presidencial y se sentó en palacio nacional. Entonces el triunfo dejó de ser del pueblo de México y pasó a ser su patrimonio personal, cualquier ataque, cualquier crítica, será defendida como un insulto personal.

El poder le ha hecho mucho mal a  López Obrador, y ha dejado sin rumbo  a un movimiento social que hoy se encuentra huérfano y a la deriva, pues terminó por convertirse en más de lo mismo, el cambio que nunca llegó. López obrador está moralmente derrotado.

Periodista director de International Journalism Service

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