Por: Carlos del Valle del Río 
@delvalledelrio

CIUDAD DE MÉXICO 9 DE AGOSTO DE 2023.- El mundo entero se conmovió cuando prácticamente  todos los medios daban cuenta de lo que sucedía en una población en el Estado de Guerrero. En Iguala 43 estudiantes de una escuela normal simplemente desaparecieron a manos de asesinos del crimen organizado.

Mientras los corresponsales desplazados se empeñaban en contar la historia de la manera más clara posible, es muy difícil explicar en otras lados del mundo cómo es que sí intervinieron policías municipales, estatales y hasta el ejército, nadie sabe qué es lo que sucedió.  Al mismo tiempo en que se intentaba digerir esta información, se repetían, de parte de las autoridades,  insistentemente y con cada vez mayor vehemencia, que se conocería la verdad y se haría justicia.

Pero eso no sucedió, y  nunca sucederá.

El caso de Ayotzinapa es la investigación criminal en la que más recursos, económicos y científicos, se han invertido en la historia de México. Cientos de peritajes y declaraciones de testigos, incluso hasta un complejo y sofisticado equipo de expertos internacionales se contrató para dar certeza de que no se ocultaría nada en esta investigación.

Pero la verdad se ocultó una y otra vez, se engañó constantemente a los familiares y a la opinión pública.

Ante el lento avance de las investigaciones, miles y miles de mexicanos salieron a las calles a pedir justicia. Se borraron diferencias sociales y el malestar se transformó en un reclamo único por conocer lo que sucedió. Pero los discursos resultaron huecos y los reclamos sociales vanos. Hoy han pasado dos gobiernos, uno del PRI y otro de MORENA, pero la verdad resulta cada vez más lejana.

Una vez más los campesinos, padres y madres de los desaparecidos, han sido utilizados, por los gobiernos de siempre y por los que dicen que no son iguales, pero que de la misma manera han protegido y ocultado, han engañado y defraudado.

Ayotzinapa se nos estrella en la cara como un recordatorio brutal de una verdad que no queremos reconocer, la justicia en México solo es posible si hay voluntad política. Los inventos de fiscales independientes han resultado en una verdadera burla, en un insulto más de una transformación que no existe.

Desde palacio nacional, se burlan de la ley diariamente, pero no entienden que  su desprecio por el Estado de derecho es también una bofetada para las víctimas. Lo hacen cuando dicen que las madres buscadoras son motivadas por politiquerías y no por el dolor de perder a un hijo en medio de una violencia sin sentido. Ese hijo muere dos veces cuando el presidente lo dice con la seguridad de que él es la única víctima. Lo hacen cuando prometen hacer justicia en el caso de Ayotzinapa y deja de recibir a los familiares en palacio parque le van a recordar que no ha cumplido.

Día tras día vamos juntando recordatorios como esos de que la justicia en nuestro país es lo que quiera el presidente o el gobernador en turno, que los fiscales son solo burócratas a la orden del jefe político.

¿Que les dirá el Fiscal General de la República a los mexicanos cuando tenga que explicar los miles de desaparecidos que son ignorados por el gobierno, que les dirá a los deudos de Ayotzinapa?. Solo les queda una alternativa, crear una verdad alterna, porque la verdad histórica les ha quedado grande, y terminará por juzgarlos.

Periodista director de International Journalism Service

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