Por: Carlos del Valle del Río 
@delvalledelrio

CIUDAD DE MÉXICO 18 DE JULIO DE 2023.- Todavía está fresco en la memoria, un audio que conocimos gracias a una filtración, por cierto, de un propio senador de Morena, en el que el entonces Secretario de Gobernación Adán Augusto López, explicaba a la bancada morenista en el Senado de la República, que para el presidente el “mundo ideal” era que no sesionara el pleno del Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la información. Lo escuchamos de la misma voz del encargado del despacho en Bucareli: ese es el mundo ideal para Andrés, decía a los senadores.

Pues el presidente debe estar entonces muy feliz. El pleno del INAI lleva más de cien días en los que no ha sesionado, en los que no ha podido resolver los recursos de inconformidad de ciudadanos que nos están conformes con la información que han recibido, o de plano no les han querido dar, sobretodo en un gobierno que se ha caracterizado por su brutal opacidad, por su burdo disfraz de seguridad nacional a todo, absolutamente todo lo que le incomoda.

El gobierno federal considera que todo gasto que realice y transparente va a ser utilizado por sus adversarios políticos para atacarlos, Pues claro, de eso se trata la democracia en todo el mundo, no sólo en México. De que quien gobierna tenga la permanente supervisión de qué hace y cuánto cuesta lo que hace el gobierno; por supuesto que si la oposición encuentra algo dudoso lo hará público, faltaba menos.

¿Usted sabe cuánto cuesta un concierto en el zócalo capitalino? O ¿quién ganó un contrato en dos bocas y por cuánto?, yo tampoco, nadie lo sabe y no lo sabemos porque vivimos en el gobierno más opaco desde que los ciudadanos conquistamos el derecho de pedir cuentas al gobierno a través del INAI. Si lo pensamos con cuidado y entendemos el poder que la Ley de Transparencia y Acceso a la Información le concedió al ciudadano común y corriente, entenderíamos también porqué están aterrados en el palacio nacional, porque su mundo ideal pasa por desaparecer estos organismos ciudadanos.

Imagínese lo que supone para López Obrador, quien se cree la encarnación del pueblo mismo, ser obligado a que un ciudadano común como usted y yo le pida cuentas y le exija documentos oficiales para saber si está actuando correctamente. Eso es impensable para quien concibe el poder como un botín ganado en la batalla electoral, y no como producto de la democracia. Es por eso que no permitirá que sean ciudadanos quienes llamen a cuentas a su oscuro gobierno. Para un autócrata no hay más poder que el emanado de él mismo, mucho menos el de los ciudadanos.

La Suprema Corte de Justicia finalmente discutirá el fondo de esta controversia regresando de su periodo de vacaciones, se espera que ponga fin al paraíso de Obrador y finalmente autorice el funcionamiento del Pleno con los integrantes que actualmente están nombrados, que son cuatro y la ley exige por lo menos cinco votos. Ese criterio legal llegará tarde sin duda, pero sentará un precedente importante y subrayará una clara intención de que México es más que la voluntad de un gobernante en turno. No es poca cosa, los gobernantes cambian, López Obrador se irá y vendrán otros, pero si vamos a dinamitar los avances ciudadanos cada cambio de partido en el poder, estaremos desperdiciando el futuro y condenándonos al subdesarrollo más insultante, el de la voluntad del caudillo en turno. Ya lo dijo Blanca Lilia Ibarra, comisionada del INAI: no hay democracia sin transparencia.

Periodista director de International Journalism Service

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