Por: Marco Antonio Samaniego

TIJUANA BC 2 DE JUNIO DE 2023.- En estos días, el escenario de la elección en Coahuila dejó en claro que poco se avanza en la construcción de confianza en los partidos políticos. Los candidatos que habían realizado campañas, dejaron de ser apoyados porque la negociación para 2024, funcionó para que el candidato del PT, Ricardo Mejía, y el del Verde Ecologista (que muy poco hace por la ecología) Lenin Pérez, fueran dejados al garete. El primero contaba con una intención de voto del 20% y el segundo con un 5%. Ambos candidatos, tienen antecedentes en otros partidos políticos, y en realidad fueron cobijados de última hora por los organismos que los postularon. En pocas palabras, se fueron a dichos presupuestos por que en Morena les dijeron que no. 

Escribo presupuestos porque con el recurso de las prebendas otorgadas por la legislación, dichas organizaciones negocian, articulan, transmutan, afirman lo que luego niegan y posteriormente regresan a cualquiera que les ofrezca cobertura temporal. Por ello, tanto Ricardo Mejía como Lenin Pérez, avalaron con su presencia lo que en otro momento se les hizo a otros. La trayectoria partidista, es algo que no tiene importancia en las últimas décadas y así como eres candidato hoy, mañana no lo eres. Mejía estaba a un lado de López Obrador en las mañaneras, y cuando no fue el elegido, acudió a la instancia del PT, monopolio de Alberto Anaya desde finales del siglo XX. 

El Verde Ecologista no defiende la causa ecologista desde su surgimiento y hasta la fecha, desconozco porque mantiene un nombre que no hace referencia a las posturas que apenas si menciona. Pero recibe recursos y votos de personas que se identifican con las personas que aparecen en el organismo o porque de alguna forma de sienten representados. Con ello, durante tres décadas han negociado con otros partidos para mantener un registro que les permite acceso a recursos.  Se venden al mejor postor y cambian de posturas con facilidad. 

¿Para qué gastar recursos en unas siglas que no significan nada? ¿Para qué el dinero de los mexicanos en algo que no tiene mayor significado que negociar escaños para que unas cuantas familias se mantengan en algunos puestos? ¿Qué sentido tiene crear estatutos, plataformas y pronunciar discursos que sólo llevan la intención de ser objeto de negociación para sobrevivir en la siguiente elección? 

Los candidatos ya mencionados no iban a ganar la elección. Estaban lejos de tener un arrastre que amenazara lo que parece será un triunfo del PRI. El candidato de Morena no funciona ni con la ayuda de los precandidatos que serán señalados por el dedo elector dentro de pocos meses.  Pero el caso revela que la reforma de fondo al sistema de partidos no se realizó y que estos son funcionales para la negociación, la finta, el enredo, pero no para construir plataformas sólidas y mucho menos una mejor democracia.  La interpretación que se impone es que se negoció para el 2024, sin que sea importante el elector de la entidad de Coahuila ni el dinero que se supone cumplirían una función.  

Se trata pues, de una institucionalidad construida no para representar ciudadanos, sino para mantener negociaciones cupulares que reconfiguran negocios familiares o de grupos que han aprendido el camino de vivir de la partidocracia. El camino no es construir apoyos sociales a los cuales se les ofrezcan bases para mantenerse son cierta cohesión, sino buscar lugares en el congreso para venderse al mejor postor, más allá de las propuestas.  Si en décadas precedentes el mayoriteo priista o panista fue claro y manifiesto, hoy se mantiene con una continuidad que resulta aplastante. Las campañas y los candidatos van a recibir votos, es de suponerse, que no tendrán ningún sentido. 

Luego de repetir en varias ocasiones que esta institucionalidad carece de sentido, varios años después, vuelvo a indicarlo. No se construyen agendas que tengan continuidades reales y se juega con nombres para organismos como el Verde Ecologista, que ha pasado de ser el partido del niño verde a ser un organismo negociador que mantiene sus espacios a base de acuerdos cupulares. Si los electores no acuden a las casillas, este tipo de factores  será necesario tomarlos en cuenta.  Se vota para algo que no se sabe qué y por alguien que era un candidato que ya no es. Y se gastaron recursos que bien podrían tener otro fin, como la educación, que tanto lo necesita. 

No tengo idea que sentirán los candidatos que ya fueron hechos a un lado por las organizaciones que los respaldaron temporalmente. Pero se muestra una condición que si ya era cara e ineficiente desde hace mucho tiempo, con lo sucedido en Coahuila, la idea de que la democracia requiere una reestructuración de fondo, se vuelve más evidente. 

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.