"Plaza Cívica"
Fernando Núñez de la Garza Evia
@FernandoNGE
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TIJUANA BC 4 ABRIL 2023.- México se encuentra nuevamente en una encrucijada histórica con su poderoso vecino del norte, y un punto de profunda fricción ha sido el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). A pesar de las discusiones técnicas, existen razones más profundas que explican los enfrentamientos, y lecciones a rescatar para el interés nacional.
La firma del TLCAN fue un hecho histórico no solamente porque fue el primer tratado comercial que unía a tres grandes economías asimétricas, sino porque ha sido uno de los pocos tratados que implica el acercamiento de dos culturas muy distintas: la anglosajona y la mestiza, la occidental y la latinoamericana, la norteamericana y la mexicana. Su realización significó romper de la noche a la mañana con más de doscientos años de desconfianza y conflicto entre México y EUA, trayendo beneficios económicos (comercio), sociales (inmigración), y políticos (alianza). Sin embargo, precisamente la diferencia cultural ha sido la principal debilidad del TLCAN en tiempos de resurgimientos etno-nacionalistas. El politólogo estadounidense Samuel Huntington, en su libro “El Choque de las Civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial”, lo advertía en 1996: “…el intento de los Estados Unidos y Canadá de absorber a México en el área de Libre Comercio de América del Norte es un proceso cuyo éxito a largo plazo dependerá en gran medida de la capacidad de México para redefinirse culturalmente de América Latina a América del Norte”. Nuestro país, a pesar de sus raíces occidentales derivadas de la hispanidad, tiene una cultura única y distinta producto del mestizaje, siendo un referente para el resto de la civilización latinoamericana. Por ello, nuestro “fracaso”. Peor aún: no solo no nos volvimos más norteamericanos, sino los norteamericanos se volvieron más mexicanos con los alrededor de 35 millones de paisanos viviendo en EUA. Y por ello… Donald Trump.
Muy difícil haber previsto lo anterior. Sin embargo, cometimos la ingenuidad de pensar que la entrada al TLCAN iba a solucionar nuestros problemas. Europa Occidental y Asia del Este, en su trayecto al desarrollo, se enfocaron primeramente en consolidar sus respectivos Estados mediante la construcción y profesionalización burocráticas, abriendo después parcialmente sus mercados a productos extranjeros de alto valor agregado para aprender el “cómo”, continuaron con la implementación de agresivas políticas estatales para crear las empresas que copiarían y perfeccionarían dichos productos, y finalmente abrieron sus mercados para competir. En México, simplemente no planeamos: nos abrimos rápidamente al comercio internacional teniendo un serio déficit de burócratas de carrera, imposibilitándonos impulsar políticas de Estado para aprender, copiar, innovar y crear campeonas nacionales que pudiesen competir contra lo mejor del mundo.
La renegociación y expansión de acuerdos comerciales son respuestas que, aunque necesarias, no resolverán el problema estructural que tenemos. Nuestra imperiosa tarea debe ser la construcción de un fuerte y democrático Estado mexicano a través de burocracias altamente especializadas y competentes. En un mundo que nos demuestra constantemente sus peligros, necesitamos un país fuerte representado en un Estado consolidado.
Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.