Por: Marco Antonio Samaniego

TIJUANA BC 24 DE MARZO DE 2023.- El largo proceso electoral inició desde hace un año. Corcholatas, acomodos, dejarse ver con el posible. Tomarse fotos con los que así lo dispongan y todos en las imágenes:  selfies, redes, Twiteer, face, tik tok  y donde sea. Los procesos se adelantaron y los caminos a la presidencia, son pocos. Tres verdaderos aspirantes, los demás a suspirar y a recoger lo que quede para ver si en la siguiente. 

Senadurías, diputaciones, regidurías, todo en una reacción en cadena. Si es fulano, la senaduría, si es perengano, una secretaría estatal, o, lo que actualmente llamamos oposición, que se destroza sola entre sí, a recoger pedazos para tratar de que el congreso permita detener algo de lo que proponga una de las corcholatas. Evitar, dicen algunos, el Maximato, en referencia a una condición que se ha sobre exagerado en referencia a Plutarco Elías Calles. 

Las promesas de hace tres años, o cinco, dependiendo el caso, no están en evaluación. No existe un seguimiento de qué es lo que prometió y que es lo que quedó perdido en la tinta. Las palabras de la diferencia que se iba a establecer pasan por los lenguajes de quienes deben ser medidos. Ellos deciden que todo se cumplió y que en las cifras es claro el avance. Otros demuestran lo poco que  se ha avanzado y los números en la delincuencia, los crímenes y las extorsiones, son sobre estimadas por unos, mientras que desde los ordenes de poder, se hacen distinciones para demostrar que sí se ha reducido. Las notas de los diarios muestran escenarios de una cotidianidad de asaltos, autos incendiados, asesinato de jefes policiacos y periodistas. 

Sin embargo, no existe una oposición. No hay un candidato que suene.  Las opciones no parecen hacerles frente a los verdaderos aspirantes y para algunos, el que quede fuera de los tres, podría ser la bandera de la oposición. Pero nadie sabe. Todos se pierden la foto y en el grito de presidente presidente, o presidenta presidenta.  ¿Cómo llegamos a esta condición? La respuesta no es sencilla, pero sí demuestra que el enorme rechazo a las figuras de las primeras dos décadas, hoy en “la oposición”, dejaron un fuerte sabor amargo. No levantan ni al interior de sus partidos y se barajan nombres como si se tratara de la lotería. ¿quién quiere tener cara de perdedor? Porque cualquiera va a perder. No existe en este momento nada que permita suponer lo contrario. Incluso, en comentarios de los “opositores”, se trata de dar pelea, pero no hay quien diga que van a ganar. La estrategia es llegar a ser diputados o senadores, pero nada más. Por supuesto, son espacios de poder importantes, pero no amenazan con el proyecto del que manda desde palacio nacional. 

Existen editorialistas que remarcan que es posible, pero no duran mucho tiempo en las afirmaciones. Si se une la oposición, dicen, si el candidato logra tal cosa, tal vez. El INE no se toca, ha sido la única causa que ha unido, sin caras ni rostros de políticos, unir en ultimas fechas, pero el zócalo lleno no se refleja en boletas electorales. Esas tienen que seguir una propuesta, un rostro, una frase que tenga éxito y sea contagiosa. Y todo eso está en Morena, no en la oposición. Aquí he apuntado en varias ocasiones, López Obrador no tuvo enfrente a un López Obrador. No existe una persona que sea el crítico del gobierno. Editorialistas de varios colores y sabores, muestras sus editoriales y sus críticas, validas algunas, otras no tanto. Los hijos ricos, el AIFA sin gente, Dos Bocas que no produce, el Tren Maya que ha destruido ecosistemas. Todo eso tiene fundamento, pero no prende una mecha que coloque a alguien en un frente a frente. 

Porque todos aceptan algo. La lucha no va a ser en contra del candidato o candidata que se decida en la “encuesta”. El que sea o la que sea de la oposición, se va a enfrentar a López Obrador. No va a ser una elección como en las ultimas décadas.  Desde la mañanera, en cada tribuna y en cada entrevista. López Obrador no va a estar en la boleta, se afirma, pero va a estar en las mañaneras, en las discusiones, en los comentarios cotidianos. ¿Qué institución le va a decir que no lo haga, que no se meta? ¿El INE? Los nuevos consejeros, ¿se van a enfrentar a las mañaneras? ¿Los nuevos consejeros y consejeras van a lograr la suficiente legitimidad en los pocos meses que tendrán en el cargo? No lo creo. 

La legitimidad es un tema complejo. Otros presidentes perdieron ese factor en meses o a los pocos años. En este caso, en el quinto año de gobierno, el tema de los treinta millones de votos sigue ahí. Es como una barrera infranqueable que sigue manteniendo la idea del antes todo estaba mal, hoy todo está bien. En ningún caso esta idea resiste al análisis de los datos o las comparaciones basadas en trabajos de investigación, pero funciona en términos mediáticos. Todos los días se marca la agenda desde palacio nacional.

Todos los días los comentaristas y editorialistas responden a lo que se indica en la mañanera. Se critica, se documentan datos en sentido contrario, existen pruebas de que no es cierto esto o lo otro, pero la aprobación y los seguidores siguen ahí. El aparato de Estado, con sus fisuras, rompimientos, renuncias o quejas de los propios cercanos, se sostiene bajo la tensión de que existe una diferencia entre pejelandia y la realidad. 

No sé si sea López Obrador o una oposición tan débil que apenas se deja ver en las miles de quejas, pero no en el camino hacia el futuro. Muchas interpretaciones se realizan en este momento y en el futuro, explicar este proceso no va a ser sencillo. Si se compara la campaña con el quinto año de gobierno, existe una distancia grande. Pero si colocamos a López Obrador caminando por la calle, con miles queriendo saludarlo, como en el pasado mes de noviembre, el fenómeno no se explica solo.  Será necesario buscar sentido a esa empatía que mantuvo a un presidente caminado durante seis horas por una calle donde miles se conformaron con verlo a la distancia. Otros llegaron a saludarlo. Que lo intente el candidato o candidata 

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.