En primera persona
Fernando Bojórquez Acosta
[email protected]

TIJUANA BC 17 DE JUNIO DE 2022 .- Lo ocurrido el pasado martes en Tijuana, entre elementos municipales que realizan labores de escolta, y agentes estatales, no es nada nuevo y, como suele suceder, se enmarcan en enfrentamientos de índole político.

Todos ya sabemos lo que ocurrió, pero, en resumidas cuentas, un hermano de la alcaldesa Monserrat Caballero circulaba por las calles escoltado por dos agentes, que fueron sometidos por al menos cuatro policías estatales, supuestamente por parecer sospechosos (¿de qué) y por pasarse algunos “altos”.

Como lo vimos, después de unas cachetadas y la humillación de parte de los estatales a los municipales, estos últimos finalmente continuaron su marcha, tras arreglar el asunto “en los más altos niveles políticos” (con políticos de muy bajo nivel).

Pero haciendo un poco de memoria, hubo un episodio aún más grave, esto fue por allá en julio del 2005, cuando Jorge Hank Rhon era el alcalde de Tijuana, y un convoy del entonces grupo de coordinación (en el que no se coordinaba nadie) persiguió al empresario y su equipo de escoltas.

En esa ocasión, según refieren las notas periodísticas, hubo un momento en el que se “emparejaron” las unidades policiacas con las de los escoltas del empresario, y apuntaron sus armas unos a otros, pero sin detener la marcha, hasta que finalmente el entonces alcalde y su equipo de seguridad ingresaron a las instalaciones del hipódromo, a donde ya no pudieron entrar los uniformados.

Tocó entonces a quien por esos años era el secretario de seguridad en la ciudad, el mexiquense (de muy triste memoria) Ernesto Santillana Santillana, quien declaró que todo había sido una confusión.

Pero esa “confusión” se repitió en al menos cinco ocasiones más, cuando siendo gobernador el panista Eugenio Elorduy Walther, quien no podía ver a Jorge Hank, la misma Policía Estatal Preventiva (PEP), al mando entonces de Julián Leyzaola, interceptó al convoy del expriista, cuyo jefe de escoltas era Jorge Vera Ayala, quien afirma, en uno de esos “topones” a punto estuvo de enfrentarse a balazos con el propio Leyzaola, ante las reiteradas provocaciones.

Esas confusiones llegaron a su fin, cuando en una ocasión, de nueva cuenta Jorge Hank y su equipo de seguridad circulaban por el bulevar Agua Caliente, a la altura del Grand Hotel, y dos patrullas con cuatro elementos de la PEP interceptaron nuevamente el convoy.

Por ese entonces, el director de la Policía Municipal era Francisco Castro Trenti, quien se movía por la ciudad con un impresionante equipo de seguridad -para no variar- y tocó la casualidad que estaba muy cerca del lugar donde los “pepos” tenían encañonados a los escoltas del alcalde.

Al enterarse, por la frecuencia de radio, llegó al sitio y junto con sus escoltas sometieron a los estatales, los desarmaron y los subieron a sus unidades para llevarlos a la comandancia de la calle Ocho, ingresando a sus agentes a su oficina, y dando la orden de que todos los municipales que estuvieran en la zona, se aproximaran y rodearan la comandancia.

No pasaron ni cinco minutos cuando al lugar llegaron todos los pepos disponibles, blandiendo armas largas y con el rostro cubierto con pasamontañas, exigiendo la liberación de sus compañeros. Castro Trenti recibió a cuatro de ellos en la puerta de su oficina, y les exigió se despojaran del pasamontañas o no habría diálogo.

Luego de varios minutos, sin capucha y sin las armas -otro requisito para poder pasar a la oficina del Cero Uno- se encerraron por espacio de unos minutos, donde sólo Francisco Castro Trenti supo lo que les dijo, saliendo de su privado con el rostro desencajado, para retirarse del lugar, y nunca se volvió a repetir una acción como esa.

No imaginamos un escenario similar entre los actores-actrices y jefes policiacos de estos tiempos.

La columna La Bufadora -Por El Mosquito- del periódico El Vigía de Ensenada estará participando con nosotros en AFN, lo mismo que nuestra columna AFN Político, en ese importante medio