Por: Marco Antonio Samaniego

TIJUANA BC 22 DE ABRIL DE 2022.- La tensión de la clase política llena páginas de diarios, comentarios en noticieros y entrevistas televisivas. Entre la revocación de mandato y la reforma eléctrica, tres semanas de intensa actividad en la que son participes quienes deciden sobre cómo administrar el poder y por tanto el uso y en su caso abuso de los recursos naturales de nuestro país, que son de todos de acuerdo a la Constitución desde 1917. 

El discurso de traidores a la patria  ha surgido como argumento para que quienes optan por posturas diferentes, sean señalados y estigmatizados por decidir de otra manera a la que desea el sector mayoritario. Se pide ubicar los rostros de quienes votaron en contra de la reforma eléctrica. Son traidores, se indica, por no seguir la propuesta a  la que no había que cambiarle ni una coma. Es pues, el principio de infalibilidad el que está en juego porque un solo hombre, y en su caso, un grupo, puede pensar por todos sin cometer error. 

No es válido disentir. No es necesario escuchar y tomar decisiones en consenso. No es trascendente dialogar con otras fuerzas políticas que guste o no, representan una parte de electorado. Todo para unos y todo para los mismos. El pueblo tiene solo un vocero y los que no piensan igual, son culpables. 

Escuchar a diputados y senadores hablar de globalidad, energías limpias y medio ambiente, sin duda, es revitalizante. Algo han leído y escuchado. Sorprende que una persona que  fue participante de algún grupo musical en la década de los noventa (reconozco mi incompetencia para saber qué cantaba) diga que votó porque con las energías limpias, ahora sí se podrá combatir el cambio climático. Gran avance. No pude evitar pensar que las hidroeléctricas con el tema de ser energías limpias fue un asunto que se decidió en la segunda década del siglo XX, es decir, hace poco más de un siglo. Obviamente, pensé en las presas  como Hoover o El Caballo, o en todo el sistema del río Grijalva, que desde mediados del siglo XX proveen de energía limpia  sin que se enterara quien voto para que ahora sí se utilizaran.

Dicho de manera sencilla, lo que cantara la hoy diputada, se escuchaba por energías limpias producidas en el sistema del río Grijalva, que abastece a la Ciudad de México. 

¿Es bueno denunciar con recursos de los mexicanos a mexicanos que no sabemos porque traicionaron a la patria? Es decir, ¿todos debemos pensar igual para los temas que un grupo dominante busca implementar? ¿Es necesario pasar al tema de que unos sí son mexicanos y otros no? Como fronterizo, cuando viví en otras partes del país, sobre todo en la Ciudad de México, hubo quien dijera que yo no era mexicano, porque en la frontera, no sé por qué, para algunos los que vivimos aquí, no somos mexicanos iguales a ellos y por tanto, somos pero no somos. Alguna vez me preguntaron si se necesitaba pasaporte para venir a Tijuana. Mis respuestas fueron variadas, pero todas siempre enmarcadas en una idea falsa de que pensar igual es posible. 

¿Para qué entonces los diputados de minoría? ¿Para pensar igual?  La idea de que el rostro de un (a)  mexicano (a) sea ubicado como traidor a la patria y este camine por la calle y alguien actúe a partir de ello, es un llamado a actos violatorios de la Constitución. Porque traición a la patria es un delito que debe demostrarse ante la autoridad judicial correspondiente. Colocar un rostro y una sentencia, es el delito, a menos que estemos en el siglo XIX   cuando colocar los nombres, la foto y la recompensa, era un asunto común. Francisco Villa fue ubicado como traidor y como asesino y se ofrecía una recompensa por ello. Y no digamos Ricardo Flores Magón, quien consideraba en abril de 1914: 

La patria fue inventada por la clase parasitaria, por la clase que vive sin trabajar, para tener divididos a los trabajadores en nacionalidades y evitar, o al menos entorpecer por ese medio, su unión en una sola organización mundial que diera por tierra el viejo sistema que nos oprime. 

Es decir, el supuesto festejado de este año, pensaba que el enemigo era la patria, porque debía prevalecer la clase trabajadora, única creadora de la riqueza social de acuerdo a la ideología anarquista.

El rostro de Ricardo, con una recompensa de 10,000 dólares circuló en varios puntos de California y Arizona, por lo que debió esconderse durante varios meses. Pagaba, por cierto, William C. Greene y Enrique C. Creel, con dinero de los impuestos de los mexicanos de la época. 

Hoy, Ricardo, el que consideraba a la Patria una invención para dividir a los trabajadores, podría observar como los mexicanos pagamos para que con el dinero que obtienen los partidos, se pongan rostros de personas que piensan distinto. Es decir, los mexicanos pagaríamos para que nos pongan rostros de personas que simplemente  tienen su propia opinión  y con nuestro dinero, no se lograría absolutamente nada, quizá observar que no hemos avanzado con respecto al principios del siglo XX y que  aún existen partidos que quieren que la democracia no sea disenso. 

Aquí he apuntado en varias ocasiones que estos escenarios obligan a pensar en una reforma de Estado.

Que este sistema de partidos ya no responde a las necesidades de generaciones que no ven en las lealtades  una forma de resolver los problemas. También que se ha gastado mucho dinero   en partidos que no respondieron ni responderán a los problemas y las temáticas que tenemos como retos para el futuro. Por ello, si algo se debe transformar, son estos escenarios en los que se  acusan unos y otros como a mediados del siglo XIX, preguntándose porque se perdió la guerra con Estados Unidos y acusándose unos a otros sin solucionar nada de fondo. 

Antier, lo dijo López Obrador en una especie de autorevisionismo. Si el tema de la seguridad no se resuelve, la 4t no habrá servido de nada. De acuerdo. ¿No será mejor que el dinero de los mexicanos que se podrían gastar en poner fotitos tipo siglo XIX, se invirtiera en  investigación, infiltración e inteligencia para reducir  la presencia de grupos delincuenciales? ¿No sería mejor crear laboratorios criminalísticos que permitan una mejor investigación que reduzcan la impunidad? ¿Y si se capacita más personal no sería una mejor inversión? Para qué demonios unas fotos intrascendentes. La diferencia enriquece los argumentos. Las propuestas muestran que la clase política debe también ser autocritica y auto revisionista. 

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.