Por: Marco Antonio Samaniego

TIJUANA BC 4 DE MARZO DE 2022.- Desde hace varias décadas, se dice lo mismo. La culpa es del tiradero que me dejaron. Ya sean neoliberales, priistas, panistas y ya empieza a suceder con morenistas, el pasado no ha pasado, está en el presente y la desgracia se vive porque los otros no hicieron bien las cosas. El pasado culpable es la explicación,  por tanto no es mi culpa. Es la prueba de que mi gobierno, el que sea, tuvo razón en dar argumentos para votar por mí, que ejerzo el poder. 

Con Calderón, el mundo del horror. Con Peña Nieto, entre el horror y las uñas largas. Los escándalos no se acaban y apenas unos cuantos tras las rejas. Hoy, el horror de no saber si los 17 muertos están muertos, o enterrados, o quién sabe dónde porque nadie reclama a los desaparecidos. Es probable  que por ser un acto donde  involucraba a una familia, por tratarse de un sepelio, no exista quien reclame las desapariciones. Se fueron juntos pues. 

Pero en el cuarto día de investigaciones no sabemos. Sólo imágenes de dos cuerpos que se van a transportar, otro tirado en la calle y unas personas limpiando en el tranquilo pueblo de San José de Gracia, mismo que Luis González y González volvió mítico con su libro Pueblo en Vilo. La obra una de las más citadas en diferentes lugares de México y el mundo, por haber revivificado desde la historia académica la forma de vida, en un contexto universal, de los josefinos, como los llama el mencionado autor. 

Y sí, Pueblo en Vilo, más en Vilo que nunca. Nadie vio nada. No hay testimonios de esas horas aciagas donde parece que se levantaron los cuerpos y se los llevaron. Hubo silencio mientras limpiaban la sangre y cuando el grupo de camionetas recorrieron las calles con los posibles cuerpos, para salir del lugar con rumbo desconocido. También es posible que se tratara de fantasmas que recorrían las calles y por eso la gente no quiere hablar, porque saben que si los muertos aparecen, más muertos  recorrerán las calles en las mismas camionetas. 

Cuando se realiza un proyecto se debe tomar en cuenta la realidad.  El diagnostico no son cuadros llenos de datos, sino posibilidades reales para ejecutar en tiempo y forma.

Se debe partir de que en efecto, en ese pasado se hicieron mal las cosas y por tanto, desde ese pasado lúgubre surja una posibilidad para los gobernados. Cuando alguien llega al poder, es porque tiene un conjunto de referentes que le permiten actuar para resolver lo más urgente. Y desde hace varias décadas, ese tema se llama seguridad. Ya sabemos que Calderón se equivocó y el voto de los mexicanos castigó a su partido en 2012. Ya sabemos que Peña Nieto  fue una tras otra. Aquí apunté varias veces que el vacío de poder era criminal. Las cifras de cadáveres y la marca de lo que no se hizo, abrió  un camino  que López Obrador supo canalizar. Pero el otro canal, el de la guerra por los mercados de la droga, sigue ahí, con sus propios tiempos, con  su lógica armada y sus propias rutas. Ellos no piensan en la transformación, no les importa la imagen del gobierno ni les interesa quien va a ser el sucesor. 

Tampoco son conservadores, fifís, tetes, lalas  o lo que se invente. No son neoliberales ni tienen idea de los indicadores macroeconómicos ni si afectan la llegada de capitales.

No les interesa el índice en la bolsa de valores  ni la guerra de Ucrania. Simplemente quieren sus espacios y vender lo que venden. También quieren hacer a un lado al que les estorbe. Si estorba el Estado lo hacen a un lado porque pueden, aunque sea por tres o cuatro horas. Tienen la capacidad de amenazar a la escasa policía y constituirse en jueces y verdugos. Otros tendrán que responder las preguntas y esos son los que están en vilo, porque no saben si mañana les toca porque mañana están protegidos por los mismos policías que tienen el mismo miedo que tuvieron el domingo. 

Y vuelvo con lo mismo para los escasos lectores que sigan mis líneas. El heterónimo de Ricardo Flores Magón que está en las imágenes y en la papelería oficial  no hubiera dicho nada. El verdadero, el anarquista,  el que perteneció a un conjunto de hombres de diversas partes del mundo que luchaban por Tierra y Libertad, es decir, por tomar la tierra, las aguas, los bosques, la maquinaria, los barcos, para que se repartiera en todo en común, sin Dios ni religiones, sin patrias  ni banderas de colores, habría hecho la misma pregunta que hizo él y el conjunto de hombres que intentaron cambiar a la humanidad. “¿Para qué sirve la autoridad?”. La respuesta siempre fue la misma, para nada, explotar, humillar, mantener las cosas como están y provocar que los trabajadores se mantengan en la miseria. En Regeneración la pregunta surge una y otra vez para decir que debe desaparecer el Estado, el perro guardián del capital. Por tanto, la autoridad, escribió el mencionado muchas veces,  no sirve para nada. 

Traté a don Luis González en tres ocasiones diferentes. Con su hijo,  tengo  cierta amistad y uno de sus libros está en el escritorio  mientras escribo esto.  Es un estudio sobre la relación en El Paso, Texas y Ciudad Juárez, Chihuahua. Nunca le pregunté a don Luis porque le puso ese nombre al libro. Pero es un título que de pronto, una vez más, se vuelve un referente. Pueblo en Vilo, pero no solo el pueblo de San José de Gracia, pero sí, más en vilo que nunca. 

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.