Policías muertos
DESDE MI SOFÁ

TIJUANA BC 15 DE AGOSTO DE 2021.- En el escenario de inseguridad que vive nuestro país hay un dato que pocas veces es visto y que forma parte de las tristes estadísticas de la terrible violencia institucionalizada que padecemos.

Ese dato es la cantidad de policías que pierden la vida cumpliendo con su trabajo.

En el número 20 de la serie Documentos de Análisis y Estadísticas del INEGI titulado; "Policías Abatidos: El riesgo de servir a la seguridad pública en México", se reportó que entre 2013 y 2018, murieron 7,793 policías.

Conforme con las Estadísticas de Mortalidad 2013-2018 del INEGI, de la información contenida en los certificados de defunción se puede determinar que al menos 802 policías fueron abatidos en el cumplimiento del deber durante ese periodo.

El experto en materia de Seguridad Publica Alejandro Hope, en reciente columna publicada en El Universal, afirma que "esa cifra es apenas un piso: ya que hay otros 916 casos en los cuales no se puede determinar con la información disponible si el asesinato ocurrió cuando el policía estaba en servicio".

El valioso documento del INEGI, presenta un análisis estadístico que relaciona la muerte de policías con el menor gasto en materiales y suministros, los altos niveles de inseguridad y con las débiles relaciones de los policías con la sociedad. 

Los datos del INEGI arrojan que 24% de los policías federales han sido victimizados, siendo éste el ámbito con menor porcentaje frente a un 32% de policías estatales y 32.6% de policías municipales. 

De acuerdo a la desagregación por tipo de policía, las estadísticas dicen que los policías preventivos son más victimizados (40.6%) que los de reacción (36.9%) y/o de investigación (26.9%).

El documento del INEGI concluye que lo anterior se debe a que los policías municipales y de reacción se encargan de prevenir delitos e infracciones, realizar inspecciones y vigilancias, mantener el orden público, prevenir conductas antisociales, apoyar operativos así como siniestros y accidentes. 

Las agresiones más comunes que reportaron los policías federales, estatales y municipales son; la discriminación (21%), las amenazas verbales de alguien identificado (9.1%), robos o asaltos (7.1%).

Seguidos de amenazas del crimen organizado (7.1%), lesiones (6.1%), extorsiones (1.7%), delitos sexuales (0.7%) y secuestros (0.3%). 

Del cúmulo de agresiones que sufren los policías, el 75.4% provienen de desconocidos, mientras que 33.5% son por parte de compañeros de trabajo o superiores

En este contexto y de acuerdo con el INEGI, las agresiones reportadas en la Encuesta Nacional de Estándares y Capacitación Profesional Policial en contra de la integridad de los policías, son los probables precursores de la violencia letal por dos razones:

La primera, si los policías se acostumbran a la violencia puede que no consideren que están en riesgo de que los asesinen hasta que sea demasiado tarde. 

La segunda, el dominio territorial del crimen organizado menoscaba el monopolio de la violencia legítima y la credibilidad en el uso de la fuerza policial, lo que hace más vulnerables a los policías porque los agresores pierden el temor de sufrir las consecuencias.

El estudio reporta que los municipios y alcaldías con mayor número de policías abatidos por orden de incidencia son; Ecatepec, Acapulco, Naucalpan, Centro; en Tabasco; Cuauhtémoc; en Cdmx; Tijuana, Iztapalapa; en Cdmx y Reynosa. 

Los referidos municipios y alcaldías, suman en conjunto el 13.4% de los abatimientos de policías en el contexto nacional, con entre 10 y 20 muertes cada uno. 

El documento del INEGI concluye con las siguientes consideraciones:

1. Proteger mejor a los policías es una responsabilidad del Estado y es una condición necesaria para mantener el control del territorio nacional y la seguridad de las personas. 

2. Los datos sobre policías abatidos apuntan a la necesidad de proveerlos de mejor equipamiento y capacitación constante, así como promover una cultura de respeto a las autoridades y de las autoridades a la población, reduciendo la percepción de desconfianza de la gente hacia la policía. 

NOMAS POR JODER:

A quienes no estamos acostumbrados a la democracia nos sorprende el público diferendo entre el Gobernador en funciones y la Gobernadora electa.

Los panistas ya se soban las manos suponiendo el cataclismo de la 4T en Baja California. Creo que se van a quedar con las ganas.

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.