POLITEIA
Columnista: Javier Iván Maldonado Preciado

TIJUANA BC 11 DE JULIO DE 2021.- El procedimiento para dar a conocer la identidad del “tapado” es un ritual efectuado generalmente desde la residencia oficial del Presidente, el cual data desde la primera sucesión presidencial en México.

Desde Pascual Ortiz Rubio hasta Ernesto Zedillo, no había duda de que quién fuera el candidato del PRI  (PNR, PRM), sería también el Presidente de nuestro país, por ello, la designación del abanderado del Revolucionario Institucional generaba grandes expectativas entre la clase política y la opinión pública. 

El ritual del “tapado” jugaba con las reglas no escritas del sistema político mexicano. Demandaba simpatía del y por el primer mandatario en funciones -la suficiente para no investigarlo-, pero la sangre fría necesaria para cumplir con otra de las reglas no escritas, la cual es deslindarse de él y actuar con independencia, una vez asumido el encargo.

Pocas veces romper las reglas anteriores salió bien, ejemplos de ello son Ernesto Zedillo, quien investigó a la familia de su antecesor Salinas de Gortari, o Enrique Peña Nieto, quien impulsó una agenda legislativa dictada desde el “salinismo”, en ambos casos, ocurrió la alternancia política. El manual no falla, los que fallan son los políticos. 

Con la última alternancia, arribó al poder el Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien encabeza el movimiento denominado como “Carta Transformación”, mismo que, al igual que la Independencia, Reforma y Revolución, ha comenzado a cambiar la vida de millones de mexicanos. 

A casi tres años de su gobierno, AMLO no solamente ha generado grandes cambios en materia socioeconómica, sino también política, pues recientemente puso fin a la tradición del “tapado”, cuando enlistó a los posibles sucesores al cargo de Presidente de la República: la jefa de Gobierno de la CDMX Claudia Sheinbaum, el Secretario de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrard, Juan Ramón de la Fuente (Representante Permanente de México ante la ONU), Esteban Moctezuma (Embajador de nuestro país en los Estados Unidos) y la Secretaria de Energía Rocío Nahle. 

En dos veces ha pronunciado la lista, a la que ha ido añadiendo paulatinamente “cartas”, mismo número de ocasiones en las que la consentida Jefa de Gobierno la encabezó e igual número de veces en que el coordinador morenista en el Senado (Ricardo Monreal), fue excluido. 

El Presidente demanda lealtad de sus colaboradores con el proyecto que encabeza y al cual ha dedicado su vida entera (ya hicimos referencia a que es equiparable a las grandes transformaciones que han ocurrido en la historia de nuestro país), por lo que suele perdonar errores, tales como fallar en la operación electoral o coquetearle al enemigo, sin embargo, la traición es imperdonable. En el caso del Senador Monreal, se le acusa justa o injustamente hasta de las tres. 

No es secreto que en las elecciones ocurridas el 6 de junio del año en curso (2021, por si lee esto para cuando la teoría de la dialéctica marxista haga efecto), el Senador Monreal fue responsabilizado por los resultados obtenidos en la CDMX, particularmente en la delegación Cuauhtémoc, donde se alzó con la victoria Sandra Cuevas (presuntamente cercana al Senador, aunque ésta se deslindó del legislador), rumores que llegaron hasta oídos del Presidente, quien lo omitió en el listado de los posibles sucesores. 

El impacto fue tal, que el respetado Dr. Monreal salió a “auto destaparse”, justificando la omisión del Presidente en un presunto “respeto al poder legislativo”, sin embargo, desde la jornada electoral, no ha vuelto a ser recibido en Palacio Nacional.

Gabriel García, el coordinador de los “superdelegados” fue defenestrado tras la misma jornada electoral, sin embargo, regresó a su curul en el Senado, pues no es acusado de traición, sino de “haber ganado menos de lo esperado”, por lo que respira tranquilo e incluso se especula en medios nacionales que podría relevar a su homólogo como coordinador de los senadores morenistas.

Otra que pagó los platos rotos fue la ex secretaria Eréndira Sandoval, quien intentó ir contra la voluntad del Presidente en el Estado de Guerrero, donde impulsó a su hermano Pablo Amílcar como abanderado por la gubernatura y, tras perder la encuesta de selección, se le atribuye el movimiento por desestabilizar la candidatura del “Toro” Félix Salgado Macedonio. En la transmisión donde fue anunciada su renuncia, entre líneas le reclamó al primer mandatario “haberlo apoyado desde sus inicios”, lo que no sentó bien en Palacio Nacional.

Siendo objetivos, de la lista de “destapados”, navegan con posibilidades reales solamente la Dra. Sheinbaum y el Dr. Marcelo Ebrard.

AMLO es fiel apasionado de la historia. Conoce las históricas traiciones en México, constantemente cita a Huerta y Madero en las conferencias mañaneras, y sabe que “la historia se repite”. Cuando la historia deja de repetirse, ocurre una revolución, por ello es importante abolir la tradición del “tapado” y los rezos metaconstitucionales del viejo régimen. 

Antes de continuar, preciso que, en el caso de Juan Ramón de la Fuente y el Embajador Esteban Moctezuma, considero que no cuentan con posibilidades reales de disputar la candidatura, pues fueron enviados a encomiendas fuera del país, por lo que difícilmente podrán operar la nominación desde sus actuales residencias, además, realizan eficientemente sus funciones. 

En el mismo orden de ideas, después del anuncio del “Gas Bienestar”, la Secretaria Nahle podría tomar relevancia, aunque no la suficiente como para hacerse con la candidatura, pues el proyecto presumiblemente será administrado predominantemente desde otras dependencias.  

Posiblemente se sumarán nuevos nombres a la lista, se especula con el Gobernador que en tres años mejores resultados electorales y de gobierno le ha dado al Presidente de México, el Ing. Jaime Bonilla Valdez o incluso con el propio Monreal (si llegase a aclarar las multicitadas diferencias).  

A mi juicio, el Presidente seguirá el ejemplo del ex mandatario de Brasil Luiz Ignácio Lula da Silva con su sucesora Dilma Rousseff, respaldando como candidata a quien más comulga con el obradorismo y quien garantiza fiel continuidad al proyecto de nación: la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum Pardo, además, su proyecto político es hechura suya. ¿Algún contra? A partir de su destape, será blanco de todo tipo de ataques y calumnias. 

Como conclusión, una vez roto el ciclo del “tapado” y abolidos algunos de los vicios del viejo régimen, comienza una nueva era política en México, todo ello, forma parte de la Cuarta Transformación, aunque algunos se nieguen a reconocerlo.  

Las cartas juegan a favor de Sheinbaum, su aprobación en la CDMX es muy alta, pues se posiciona entre los 7 gobernadores mejor evaluados del país y los malos resultados en la capital se atribuyen, más que a su gestión, a la tragedia de la línea 12 del metro y a la desinformación en medios masivos. El Presidente lo sabe, lo ha expresado en sus “mañaneras” y además encabeza la férrea defensa de la Dra. frente a los ataques de la oposición.

Según Mitofsky, la Jefa de Gobierno cuenta con una aprobación del 56% ¿mejor que ella entre los mandatarios morenistas? Solamente el Gobernador de Baja California, con 60.2%. Además, según un sondeo de Plural.Mx, si el Ing. Jaime Bonilla contendiera por la Presidencia, 7 de cada 10 bajacalifornianos votarían por él. A considerarse y preocuparse los demás aspirantes, si AMLO lo destapa. 

Javier Iván Maldonado Preciado es un hombre de ideas y letras libres, egresado de la Licenciatura en Administración Pública y Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Baja California. Ha sido funcionario público en múltiples ocasiones,  campeón nacional de investigación política y columnista para diversos portales.

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