Por: Marco Antonio Samaniego

TIJUANA BC 28 DE MAYO DE 2021.-Falta poco para la elección. Las disputas por el poder en sus diferentes niveles llegan a su punto de inflexión, donde el elector cruza el circulo y se ejerce el contenido del sistema de representación. Es decir, donde se elige al que gobierna en nombre del pueblo, mismo que ausente en su conjunto, deposita su confianza en un grupo que realizara el trabajo que permita la convivencia en paz. 

Ese es el imaginario, es un punto de partida que costó a muchos hombres y mujeres infinidad de esfuerzos y que hoy, se debe solicitar una y otra vez para que el ciudadano acuda a ejercer un derecho que millones de personas anhelan. Esta ecuación no es menor. Los malos gobiernos y pésimo ejercicio del poder es lo que ha generado la idea de que todos son lo mismo, y, por tanto, un sentido de inutilidad. Todos son iguales, parece ser una conclusión a la que se llega. Para muchos, significa la posibilidad de obtener concesiones, tener amigos en la estructura administrativa o incluso, obtener empleo o beneficios para sus familiares. Es decir, el acto de votar tiene múltiples significados que han modificado el sentido político de la representación. 

En nuestros días, el crimen organizado ha dejado su marca indeleble en el proceso. Todos los días conocemos de algún atentado y en su caso, de la ejecución de algún candidato. De igual forma, aparecen grabaciones que revelan a diputados, presidentes municipales, regidores y gobernadores, que amenazan a sus oponentes e incluso, a sus familias. Después de conocido el mensaje, surge el yo no fui, lo sacaron de contexto, dije otra cosa, pero se entendió de otra manera. Nosotros consideramos que todo eso es posible, pero el juego al que se ha caído, por sus excesos, conduce al elector a dudas, resentimientos, y sin duda, a la ausencia en el día de la elección. 

El abstencionismo es común en muchos países, no solo en México. Lo mismo con respecto a los ataques, los comentarios de burla y las amenazas. Lo diferente, es la cantidad de atentados y muertos que han llenado nuestras pantallas (de computadora, ipad, tablet o celular). La pregunta es si estamos ante una excepción por ser candidatos, o reflejo de lo que pasa a todos los ciudadanos mexicanos que no se presentan a elección y que, por tanto, no atraen la atención de los medios en la misma dimensión. 

La respuesta apunta a lo segundo. Es posible que sean las elecciones con mayor numero de atentados, pero también los números de asesinatos se han mantenido. La atención no se presta a que aparezca un hombre o una mujer asesinados, sino que sean 10, 20, 0 43. Es decir, lo que llama la atención son las cantidades. Las razones aun están lejos de ser explicadas a cabalidad, pero si aparecen 2 en una esquina, dos a cinco kilómetros y otros dos por un camellón, no se vuelven tema de discusión. Es como si se tratara de un acto de justicia, en el que obtuvo un resultado porque andaba metido en algo, aunque nadie sabe si ese supuesto delito en realidad se cometió. Las cifras aparecen en los informes, pero los culpables no salen en las averiguaciones. Vemos estadísticas con explicaciones que nos dicen como el porcentaje bajo, pero la calle sigue tomada por la delincuencia y las cifras se mantienen en los mismo niveles. 

Estamos cerca de la elección y de que algunos participemos y de alguna forma decidamos quienes van a hacer cargo de que ya no suceda todo lo que nos aqueja: cadáveres por todos lados, silencios por todos lados. La promesa que se ha realizado desde hace varias décadas sigue siendo promesa. Si a Felipe Calderón se le acusó, con bases, de la multiplicidad de muertos, hoy no tenemos cifras para festejar. Ojalá dentro de un año sí existan motivos, si se logra ese tendrá la confianza para que se trasmita el poder en la próxima ocasión, sin necesidad de que alguien recuerde que la tarea no se realizó. 

Por lo pronto, la violencia que se ha ejercido sí va a tener injerencia en los electores, aunque no sabemos de qué forma. Los avisos que se han construido en base a plomo han tenido receptores del mensaje y estos van a tomar una decisión en función de ello. Algunas campañas se han transformado y otras han seleccionado sus puntos de visita y sus formas de relación con los posibles electores. 

Esperamos que en los próximos días la violencia a ciudadanos y candidatos disminuya.  Que las intuiciones ejerzan la acción para la que fueron constituidas y que el elector se decida a votar por la persona o personas que considere lo representan. Y que pronto, muy pronto, lo prometido sea un ejercicio del poder con marcos de referencia transparentes. Eso es lo que lleva a los electores a su acción como tal, con la idea de que ahora sí va a ser diferente. Por lo pronto no es así. 

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.