La oposición de chocolate
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La oposición de chocolate

TIJUANA BC - domingo 16 de mayo de 2021 - Javier Iván Maldonado Preciado.
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POLITEIA
Por: Javier Iván Maldonado Preciado

TIJUANA BC 16 DE MAYO DE 2021.- Para nadie es novedad que el autor de “Politeia” es militante y fundador del partido en el poder, la izquierda es mi ideología desde la edad de 13 años, cuando descubrí mi vocación por la administración pública. 

De manera respetuosa para todas aquellas personas emblemáticas de nuestra lucha, sostengo que hasta el año 2012, la izquierda en Baja California se caracterizó por ser una fuerza testimonial, una minoría con pocas posibilidades de acceder al poder.

A razón de la idea anterior, desde los 13 hasta los 27 años de edad, junto a otras mujeres y hombres valiosos, milité en la oposición, hasta el año 2019, cuando MORENA arrasó en Baja California por segundo proceso electoral consecutivo. 

El triunfo de MORENA en la alcaldía se dio en una coyuntura de triunfos anticipados, donde se logró la victoria con una estructura electoral parcialmente emanada de otros actores políticos, principalmente de organismos afiliados al Partido Revolucionario Institucional y en mayor medida, por el empuje de cientos de miles de ciudadanos hartos de un sistema político prácticamente insostenible.

A título personal, conocía por referencias verbales al ex alcalde de Tijuana Luis Arturo González Cruz, pero cuando interactuamos, prontamente noté que era más de lo que esperaba, -hasta la fecha- lo caracteriza un actuar basado en la sinceridad y la lealtad con sus colaboradores, en suma, se podía confiar en él el destino de la ciudad y por qué no, de nuestra entidad, esa fue mi motivación para participar en su gabinete ampliado.

Lastimosamente, a diferencia del Gobierno del Estado o la Sindicatura Procuradora, una parte importante del nuevo gobierno vio en su ejecutivo un puente para acceder a mendrugos oficiales y otras banalidades de la vida, por lo que pronto mostraron  su frivolidad. 

En lo personal, inicié dicha administración como titular del Instituto Municipal para la Juventud, donde las noticias falsas sembradas desde el propio núcleo del ayuntamiento fueron los únicos momentos donde me tomaba un espacio libre para relajarme y bromear, particularmente los disparates relativos al ejercicio del presupuesto o las llamadas desde comunicación social, para limitar mi libertad de asociación y expresión.

En enero de 2020, el cabildo vivió una etapa –a mi juicio- bochornosa, al votar un proyecto de ampliación-disminución de partidas, a cuyo contenido no se le otorgó el respeto mínimo de ser estudiado. Pero para disertar sobre el tema, considero pertinente contextualizar la situación.

Durante la transición de administraciones, una vez se designó a un servidor como enlace receptor del Instituto, prontamente se estudió el programa “RAITE”, mismo que transitó de ser un negocio a una política pública sin intermediarios, bajo el nombre de “PRISA”. 

A nuestro parecer, “RAITE” contaba con reglas de operación nebulosas, un sistema de boletaje y pago que permitía cualquier tipo de maniobras con los recursos públicos, así como un recurso etiquetado de alrededor de 2 millones de pesos, por lo que solicitamos cambiar dichas reglas de operación. 

En el mismo orden de ideas, bajo la misma partida, se encontraba el programa “IMPULSA”, mismo que consistía en un apoyo mensual durante 3 meses consecutivos para estudiantes universitarios de la ciudad. Como nos encontrábamos en el mes de octubre y bajo dichas reglas específicas el recurso no podía ser ejercido en beneficio de la gente y habría de devolverse al concluir el ejercicio fiscal, también se solicitó cambiar los lineamientos del programa. 

La verdad es que todo sonará simple al lector, sin embargo, para abundar en detalles, se debe decir que, gracias al apoyo y compromiso de presidencia municipal con la juventud, por iniciativa y solicitud de un servidor, el presupuesto del IMJUV se aumentó en 15 millones de pesos. 

Al momento de aprobarse la ampliación, era consciente de que estaba en problemas, pues me había colocado en medio de diversos intereses, aunque curiosamente, no temía por la oposición, sino por quienes se habían “saboreado” el recurso y ahora lo veían lejos de la cultura del negocio que los caracterizaba en su historial a lo largo y ancho de la república, quedando resguardado bajo una administración honesta, producto del ejemplo del ejecutivo federal, estatal y municipal. 

Aunque a veces el temor nos invade, no podemos ser cobardes, por lo que decidí ir hacia adelante con los poco más de 4 millones de pesos con los que contaba el Instituto para el cierre del 2019, presionando a la cabeza de sector para que se llevaran a cabo las modificaciones que, por una y otra razón, se retrasaban desde octubre hasta finales de noviembre, cuando el ejercicio presupuestal se encontraba casi por concluir. 

Para esas fechas, lidiábamos con las fuertes lluvias e inundaciones a lo largo y ancho de la ciudad, por lo que, argumentando instrucciones del ejecutivo, el sector de Bienestar instruyó destinar una parte importante de ese presupuesto a las afectaciones derivadas de las circunstancias de la naturaleza. 

Defendiendo el proyecto, -de manera respetuosa para quienes aportaron sus ideas-se ganó el debate acerca de los movimientos, tanto en juntas de gobierno como en comisión de hacienda, por lo que se aprobó y turnó a cabildo, con el visto bueno del sector, Tesorería y Sindicatura. 

El presupuesto que ya estaba etiquetado para becas se ejerció en apoyar a miles de familias de la ciudad, con un estímulo económico para pagar transporte público. Para ese entonces, sin duda alguna, “PRISA” era el programa más popular del recién comenzado XXIII Ayuntamiento de Tijuana. 

Con lo concerniente al presupuesto de la ampliación-disminución que al poco tiempo supimos que no era instrucción girada desde presidencia, como sostenía y amedrentaba la Secretaría de Bienestar, el proyecto se rechazó en cabildo hasta inicios del siguiente año, permaneciendo dicho dinero –hasta la fecha- en el banco, contrario a las falsas notas filtradas desde las oficinas de comunicación social. 

Al día siguiente del “dardo” enviado a medios importantes de la ciudad, la contraloría de sindicatura dio fe de lo anterior, extrañándole, al igual que a un servidor, los comentarios vertidos en cabildo, en relación a que se ejercieron más de un millón y medio de pesos, aunque lo verdaderamente impresionante era el desconocimiento mostrado por el ejecutivo durante las entrevistas. 

Un funcionario bastante relevante de dicha administración confesó que la intención de la cabeza del sector, que nunca reclamó el presupuesto destinado para sus proyectos propuestos, era que se hiciera mal ejercicio de éste, para posteriormente recuperar los 15 millones que se le habían escapado de cara al ejercicio siguiente. 

Aunque no lo lograron durante mi gestión, a la postré lo conseguirían, en el marco de la pandemia, la diferencia es que, al solicitarlos, quedarían exhibidos con toda su torpeza, frivolidad y desparpajo.

Hablando nuevamente a título personal, siempre estaré agradecido con María del Carmen Espinoza Ochoa, la síndico procuradora, de quien en ese entonces era impensable poderse expresar bien públicamente, pero existirá una enorme gratitud por informarse cabalmente de todo tema que llega a su oficina y votar el proyecto de ampliación-disminución acorde a sus convicciones, sin importar posibles costos políticos, sin importarle tampoco que dicho sufragio marcara o no diferencia. 

También los regidores Yolanda García, Germán Zambrano, Edelmira Chamery, Josué Gutiérrez y en menor medida Diana Cecilia Rosa, ese día demostraron que sus ideales permanecen firmes en los momentos de tomar decisiones. Mi reconocimiento a todos ellos por su participación en ese episodio, para sorpresa mía, en esa ocasión no pude agradecerle al primer edil, quien mostró desconocimiento de un tema tan importante, aunque entendía el motivo por el que le “cercaron” la información. 

En ese capítulo también aprendí que algunos amigos son de mentiras, pero los enemigos siempre son verdaderos (y para siempre). A partir de ese momento, la oposición adquirió el mote de “la oposición de chocolate”, pues a pesar de no haber dado la talla en el debate de las ideas, votaron a capricho o en función de sus intereses, pero ideológica, argumental y moralmente derrotados por un equipo debutante, pero honesto y con fuerte compromiso ideológico. 

Curiosamente, para el proceso electoral vigente, salvo uno solo, ninguno de ellos consiguió reelegirse en sus encargos, lo que, de manera respetuosa, considero una radiografía de sus perfiles, realizada desde sus propias corrientes políticas. 

Retomando el tema y a manera de conclusión, la auditoría sí realizó observaciones a dicho ejercicio fiscal, sin embargo, todas correspondientes al programa “RAITE” y la falta de manuales de procedimientos y organización que datan desde el decreto de creación del propio Instituto, con una observación menor al subejercicio de la partida destinada al apoyo de emprendedores de nuestra ciudad, cuyos padrones –hasta la fecha- son públicos, mostrando nombre y apellido de cada uno de los beneficiados.

Por si no fuera suficiente derrota moral, una de las únicas investigaciones vigentes por desvío de recursos, se encuentra en carpeta abierta a la Secretaría de Bienestar, por solicitar “moches” a los beneficiados de su programa de apoyos económicos, a finales del año 2019, paralelamente a la entrega de apoyos del programa “PRISA”. 

De Andrés Manuel López Obrador aprendí quizá la lección política más valiosa, que el juicio y veredicto final suele dictarlo la historia. 

Le expropió su sección a mi homólogo Obed Silva, para comentarles, “NOMAS POR JODER”, que, relativo al multicitado episodio de cabildo, una regidora hasta pidió que se me investigue por otorgarles apoyos a los jóvenes pobres de Tijuana, según sus dichos por “radiopasillo”, su servidor ameritaba ser inhabilitado para ejercer cargos públicos. 

Nunca entendí si su fijación con mi persona era mi cariño hacia la síndica o que no quería seguir siendo la única directora en la corta historia del instituto en haber sido inhabilitada. 

Javier Iván Maldonado Preciado es un hombre de ideas y letras libres, egresado de la Licenciatura en Administración Pública y Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Baja California, ha sido funcionario público en múltiples ocasiones,  campeón nacional de investigación política y columnista para diversos portales.

CONTACTO:
[email protected]
https://www.facebook.com/politeiacolumna

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.

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