Por: Marco Antonio Samaniego

TIJUANA BC 14 DE AGOSTO DE 2020.-No sé cual sea el sentido de aparecer en una red social comiendo para que algunas personas se den cuenta. Nunca lo he hecho y no creo que a nadie le interese. De no ser por el escandalo que se hizo, jamás hubiera pensado que un candidato a gobernador y senador por la república (es decir, decide asuntos para todo el país) tendría la idea de comer frente al público que muestre ese tipo de interés. 

El tema se volvió relevante cuando el senador regaña a su esposa por enseñar la pierna y le da un argumento machista sobre la exclusividad que merece por haberse casado con ella. En la respuesta social, sobre todo por las mujeres, se reclamó   que cada mujer puede hacer lo que desee, ya que no son propiedad de nadie: yo enseño lo que quiero, anotaron, y se publicaron miles de imágenes en las que mostraron alguna parte de su cuerpo, sin pedir permiso de nadie. 

La respuesta a las palabras del senador, que debió disculparse, enseña mucho más que una pierna de mujer y la escena de mal gusto de comer frente a quienes lo sigan en las redes sociales. Como ya apuntamos, no tengo idea de quien pueda tener interés en ello, pero en términos de observar a quienes toman decisiones por todos los mexicanos, y por supuesto, de quienes todos pagamos las campañas, vuelve el tema de interés público. 

Quien esto escribe, no sabía que el senador Samuel García fuera candidato o precandidato a la gubernatura de Nuevo León, por el partido, siempre cambiante, como en columpio llevado por el viento, de Movimiento Ciudadano. El Partido, que tiene un alto porcentaje de cambiar de agenda, de votar de acuerdo con negociaciones al interior de las cámaras, y de no tener una agenda definida, decidió postularlo y que todos los habitantes de dicha entidad escuchen las propuestas que a lo mejor tiene para tan importante entidad de la república. 

No puedo presumir de conocer cual ha sido su papel en el senado de la república. Cuando menos quien esto escribe, no lo identifica con ninguna propuesta de significación, pero eso en todo caso es responsabilidad mía. Es probable que sea destacado, pero no lo puedo indicar por mis carencias. Lo que sí puedo afirmar, es que el personaje refleja una condición que se ha creado por sostener la idea de que los partidos políticos deben de recibir recursos sólo por existir. En las encuestas el mencionado partido, aparece en cifras con las que puede desaparecer en la próxima elección. Todo el dinero gastado por el pueblo de México se va a ir una vez más a la basura. 

¿Cuál fue el sentido de haberle pagado la campaña a este senador?  ¿Qué capacidades ha demostrado? ¿Tiene sentido pagar su campaña pagada por todos los mexicanos luego de haberse convertido en nota nacional por una actitud que no lo va a conducir a ninguna victoria? 

Miles de mujeres en México vertieron su opinión en un sentido crítico destacando el machismo. Los dirigentes de la organización sostenida por todos los mexicanos también reprocharon su actitud. No tengo idea de qué forma esta situación incida en mantener o no su candidatura. El hecho es que vamos a pagar toda su campaña, en caso de que no sea modificada la candidatura. Quienes decidan escucharlo tienen su libertad para hacerlo o no, pero su movilidad en la sociedad va a ser financiada por los mexicanos de todo el país. 

El argumento de que no es conveniente de que el dinero privado sea parte de las campañas está en el suelo.  Las declaraciones de Emilio Lozoya dejan al descubierto que de poco sirve dar dinero a partidos que de todos modos buscan fuentes alternas, que otra vez nos cuestan a todos. ¿Pudo el IFE, hoy INE detectar a tiempo el dinero que Lozoya le inyectó a la campaña de Peña Nieto? Si la campaña fue en 2012, es claro que no. Es decir, el argumento de que el dinero público debe sostenerlos se desmorona ante la información que vierten los propios corruptos que, bendecidos por el sistema, no van a la cárcel. 

¿Y si no es suficiente con el dinero que se les da, como puede sostenerse el argumento de que las prebendas son una garantía que mantiene inmune el sistema de partidos? Las evidencias dicen que no ha funcionado el dinero público a los partidos. Y por desgracia, vamos a pagar la campaña, seguramente perdedora, de un senador que come en frente de quien lo vea, y que regaña a su mujer por un accidente de la cámara. ¿Y si invirtiéramos ese dinero en educación, por ejemplo? ¿Para qué pagar una campaña de alguien que todos saben que va a perder desde este momento? 

Y si lo quitan como candidato, el mencionado senador, de todos modos, va a tomar decisiones por todos los mexicanos hasta el 2024. 

* Marco Antonio Samaniego López.  Doctor en historia por el Colegio de México.

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor