Por: Marco Antonio Samaniego

TIJUANA BC 6 DE AGOSTO DE 2020.- Las declaraciones del secretario del medio ambiente, Víctor Manuel Toledo, fueron motivo de muchos comentarios en diversos sentidos, aunque se impone que, al ser una crítica a varios miembros del gabinete, la idea de que su salida es inminente. No hay rumbo, no hay coherencia y las luchas de poder son intensas. 

En dos días, las palabras del mencionado se han reproducido como una muestra de lo que, para numerosos críticos, es una descripción que ante la pandemia del COVID- 19, poco ayuda a mantener la idea de un gobierno de consensos. 

Sin embargo, nuestro comentario apunta en otra línea. Es una pugna entre las propuestas de desarrollo y las que tratan de conservar o preservar – depende del enfoque – espacios que son considerados amenazados por las inversiones. Es decir, la ocupación del espacio implica necesariamente su transformación. Por ello, la inversión, pública o privada, aparece como una amenaza a preservar espacios naturales que, el ambientalismo en general considera deben de mantenerse con la menor intervención posible. 

La tensión es muy fuerte.  Decidir qué se debe conservar y que se va a transformar tiene implicaciones de diverso orden. Una forma de vida va a salir beneficiada y otra perjudicada. Es decir, sobre cómo usar el espacio siempre han presentado diferencias y quien detenta el poder, ya sea individual o colectivo, va a transformar “algo” con un discurso que le permita justificar la transformación. 

Quienes buscan elevar los números de creación de empleos o de inversión, requieren el uso de recursos naturales o de espacios que ambientalistas desean mantener en su condición natural. De ahí que, las medidas restrictivas se tornan un obstáculo a vencer. Es una larga historia en la que, desde el ambientalismo en general del siglo XIX, se convierte siempre en una crítica de orden político a quien propone conservar o a quien propone transformar. 

No es casual que sean las secretarìas de gobernación, agricultura y energía sean parte de los mencionados que están en su contra. Son quienes no desean invertir con todas las previsiones que implica realizar proyectos sustentables. Es más inversión, más planeación y mayor respeto al espacio. Por tanto, se convierte en un problema darle su lugar al tema biocultural. Las legislaciones se contraponen porque el imaginario ideal sobre el uso del espacio busca cumplir con objetivos distintos. 

Sin duda, con el tema de la Constellation Brands en Mexicali, debió pasar un momento difícil. En enero de este año, acudió a apoyar el proyecto con el argumento de que había mucha agua en Mexicali. En ese contexto no mencionò que el abatimiento del acuífero estaba garantizado en los propios documentos de Impacto Ambiental generados por la empresa. La referencia estaba ahí, pero apoyò el inicio del funcionamiento.   Los empresarios le aplaudieron por la generación de empleos que se generaría. 

Poco después, quienes lo aplaudieron lo denunciaron por haber cambiado de opinión. El plebiscito que se realizó le dio otro matiz al problema y Toledo reculó de su postura mostrada en Mexicali. Ese es la contradicción entre cómo aprovechar los recursos y cómo establecer el desarrollo sustentable.  Por ello, apuntamos, no es sólo la parte mediática de que un secretario de Estado señale las contradicciones al interior del gobierno, sino que el aprovechamiento de recursos y uso del espacio es una paradoja que requiere soluciones más de fondo y con mejor planeación. Eso inhibe las inversiones. 

Cuando Trump subió a la presidencia en 2016 uno de sus principales temas fue disminuir aceleradamente las regulaciones medioambientales. Ese fue un factor de relevancia en el crecimiento económico que experimentò en los años siguientes, hasta este momento en que la pandemia ha afectado los números crecientes. 

Por ello el tema es más de fondo, nos involucra a todos y más allá de los titulares, plantea uno de los problemas que deben tener mayor atención: qué hacer en la paradoja entre cuidar el ambiente y promover el desarrollo. Sin duda, el camino en lograr que se logre un equilibrio debe de tener más personas involucradas en solucionar esa disyuntiva. Es como la pandemia, o salimos y nos arriesgamos o perdemos ingresos y nos quedamos.  Y el caso es, o nos acabamos los recursos y el planeta, y luego qué hacemos, ¿ a donde nos vamos?.

* Marco Antonio Samaniego López.  Doctor en historia por el Colegio de México.

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor