*.- Dentro del gobierno y del PRI hay pánico por los resultados que están arrojando las encuestas que conceden, indistintamente, ventaja a los candidatos presidenciales del PRI y del PRD

Por: Eugenio Carrasco Casillas

TIJUANA BC 25 DE JUNIO DE 2012.- AUN CUANDO NO ESTÁ PREVISTO en nuestras leyes y a nadie conviene una segunda vuelta electoral, el riesgo de que las elecciones presidenciales del próximo 1 de julio, en caso de ser demasiado parejas, no dejen claro quién fue el ganador, podría llevarnos a una situación política de emergencia en donde la única salida sería una nueva elección.

En cualquier otro país, las elecciones se pueden ganar o perder por un sólo voto; en México, esta posibilidad no existe y se puede dar un empate electoral, aun cuando la diferencia entre el candidato ganador y el segundo lugar sea de 3% o 4%, particularmente si esta mínima diferencia da el triunfo al candidato perredista.

Dentro del gobierno y del PRI hay pánico por los resultados que están arrojando las encuestas que conceden indistintamente ven- taja a los candidatos presidenciales del PRI y del PRD.

Advertir sobre un "choque de trenes" o sobre una "segunda vuelta" no significa anticipar un problema que a nadie le gustaría que sucediera, sino buscar caminos que eviten el choque electoral.

No es exagerado afirmar que para que el triunfo del candidato perredista no tenga dudas es necesario que se dé con un margen superior al 7% u 8 %. Por el contrario, si la elección la gana el candidato del PRI con una diferencia mínima de 2% o 3%, seguramente los candidatos de oposición impugnarán el resultado y exigirán que se repita el proceso. Los órganos electorales no serán cómplices del fraude. Afortunadamente contamos con órganos electorales autónomos e imparciales, que dan garantía en la organización del proceso y eventualmente en la investigación de las irregularidades que se presenten y sean denunciadas.

El riesgo de que un resultado muy parejo no sea reconocido por los perdedores es grande y la única salida, en caso de un empate técnico, sería, aun cuando a nadie nos guste, una segunda vuelta electoral.