CARPA POLÍTICA
Por: Andrés Tapia

Es bien sabido que en la política, al igual que en muchas otras profesiones, se cumplen ciclos y términos de tiempo, tal es el caso para nuestros representantes del Poder Legislativo y en gran medida de quienes  integran al Poder Ejecutivo empezando por el primer mandatario de la República, sin embargo, al mismo tiempo en que sus tiempos caducan, terminan sus responsabilidades y sobre todo, culmina la importancia personal que durante el tiempo de su encargo ostentaron con orgullo.

A menudo leemos varias notas que nos informan el actuar de quienes se dedican a la vida pública en nuestro País, a su vez, vemos con asombro y admiración que se cambian de partido o de corriente política con muy pocos escrúpulos, demostrando la carencia de valores políticos, nula identidad, demostrando su falta de compromiso a proyectos de grupo y denostando un interés personal por encima de los intereses de la sociedad; todo esto va en contra de las buenas actuaciones políticas, a las que se refieren algunos teóricos del siglo XIX.

En la actualidad, personajes que dirigieron instituciones políticas, se unen a lo que en su momento criticaron, máxime ex secretarios de estado se ligan y proponen como candidatos por partidos que desde sus inicios trataron de desaparecer y persiguieron utilizando todo el aparato del Estado, así como los medios de los que en su gestión podían manejar o dirigir.

Habrá quienes afirmen que la profesión política no tiene nada de aplaudible y mucho de indignante, aún recuerdo como en algunas zonas rurales de nuestro País, las personas de la tercera edad recomiendan a sus nietos jamás involucrarse en la vida pública o tratar de meterse a la política, pues dicen que esta profesión avergüenza la dignidad y el buen nombre de la familia, además de ser peligrosa y estar llena de personas sin valores ni sentimientos.

Desde una opinión personal, creo que la política es una profesión digna, complicada y sumamente difícil, en dónde se requiere, entre otras muchas cosas, contar con una mente hábil y brillante, experiencia, conocimiento, capacidad y vocación de servicio, paciencia, sentimientos de hierro y mano firme para tomar decisiones importantes.

Reconozco a todas las mujeres y hombres que se dedican a esta loable labor, quienes sin duda se preparan y luchan por sobresalir en un ambiente hostil y complicado, aunado a ello, deben lidiar con sentimientos internos cada vez que su tiempo de servicio en el encargo concluye; tal es el caso para nuestros legisladores quienes se encuentran a escasos dos meses y medio de concluir con su encomienda padeciendo escases en atenciones que dejaran de otorgárseles en este tiempo que se avecina, de sobra conocerán y padecerán lo que usualmente decimos… "El Rey ha muerto, ¡Viva el Rey!".

Como siempre, les agradezco el tiempo que se toman para esta lectura y les recuerdo que espero sus comentarios al correo [email protected] que tengan un excelente inicio de mes. Saludos.

(El autor es analista político y asesor legislativo en el Congreso de la Unión; su columna tiene presencia en revistas y portales digitales a nivel nacional).