Procesos Políticos
Por: Abel Muñoz Pedraza

De 2010 a la fecha se ha desarrollado una ola de movimientos sociales pro democráticos alrededor del mundo. Por ejemplo, la parte norte de África y Medio Oriente se ha convertido en un escenario que ha sido testigo de manifestaciones y protestas, propiciando la caída de gobiernos dictatoriales que tenían entre 20 y 30 años instalados en el poder. Con esa misma inercia, otros gobiernos de corte militar que habitan en la región han sido cuestionados por la naturaleza de su régimen y actualmente se ven amenazados por las fuertes demandas democratizadoras provenientes desde la oposición política y la sociedad. A esta serie de eventos se les bautizó como la “Primavera árabe”.

La historia de México cuenta que, después de la fuerte represión a los movimientos estudiantiles del 68 y el 71 durante los gobiernos de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría, respectivamente, (movimientos que exigían mayor apertura democrática en el sistema político mexicano) la comunidad estudiantil había estado prácticamente apartada de los procesos políticos mexicanos de escala nacional. Durante la segunda mitad de la década de los setentas, a lo largo de la los ochentas y a finales de los noventas y principios de 2000, las protestas y manifestaciones estudiantiles se habían internado en las universidades. Ese era el espacio físico en el que los estudiantes universitarios desarrollaban sus protestas, con sus respectivos matices según la época, para encontrar respuestas a los problemas y retos que se planteaban dentro de sus instituciones educativas.

La situación del México actual es distinta. En el año 2000 se vivió por primera vez una alternancia política y se expulsó al PRI de Los Pinos, sin embargo, el PAN no supo concretar el momento histórico con el que se topó y dejar atrás las herencias del viejo sistema político. En consecuencia, no sucedió una transición hacia la democracia, nos quedamos estancados, en el “limbo político”; se nos ponchó la llanta en el camino. Sin embargo, no se puede negar que ahora existe mayor competencia política, que el ejecutivo tiene contrapesos y ya no gobierna solo y que se cuentan con mayores márgenes para llevar a cabo la libertad de expresión, entre otras cosas positivas. No obstante, seguimos conviviendo diariamente con la pobreza, la desigualdad social, la violencia y la muerte, problemas que siguen frenando el  desarrollo de nuestra nación.

La irrupción del movimiento estudiantil #YoSoy132 en el actual proceso electoral como muestra de apoyo a los 131 estudiantes de la Ibero que, con credencial en mano se identificaron y se deslindaron de las acusaciones que políticos del PRI y el Verde hicieron contra ellos calificándolos de “porros” y “acarreados” por mostrar su rechazo a Enrique Peña Nieto durante el Foro Buen Ciudadano Ibero, además de mostrar su inconformidad por el manejo sesgado de la información que hicieron algunos medios después del evento, vino a modificar las piezas del ajedrez político y el panorama que ya parecía definido en las campañas.

#YoSoy132 es un movimiento de estudiantes que pertenecen a universidades públicas y privadas, a escuelas normales y preparatorias con presencia en casi toda la República mexicana. Su organización se ha llevado a cabo principalmente por medio de las redes sociales. Incluso, ya se han registrado manifestaciones de estudiantes mexicanos en el extranjero. Los estudiantes han despertado y han salido de los salones de clases para manifestar su inconformidad sobre temas muy diversos y con un ánimo de proponer y no confrontar. Gracias a esto, #YoSoy132 ha ido definiendo y redefiniendo su identidad como grupo y ha puesto sobre la mesa las acciones que se van a seguir durante el proceso electoral y las que se impulsarán después del primero de julio.

No hay motivos para espantarse por las protestas, esto es común en los países democráticos o en los que intentan serlo, no hace mucho los jóvenes españoles y chilenos salieron a las calles a expresarse, es completamente válido y necesario. Los retos que vienen para #YoSoy132 son enormes, sin embargo, la frescura e inteligencia que inyectan los estudiantes a la vida política de México, a su clase política arcaica y barroca, y a sus instituciones en decadencia, contribuyen a repensar lo que queremos como país y lo que hay que hacer para lograrlo. Ya era tiempo de presenciar algo como esto.

De aquí en adelante, para entender la historia moderna del país, tendremos que hacer referencia obligada al mes de mayo de 2012, mes en el que México entró a una nueva etapa de su vida política, a una especie de “Primavera mexicana”, o más bien, a una “Primavera a la mexicana”, la cual se caracteriza por poseer una idiosincrasia propia, cosa que la hace distinta de la “Primavera árabe”.

El movimiento estudiantil #YoSoy132 es el protagonista de una estación del año que amenaza con alargarse por un buen tiempo y por el bien de la construcción de nuestra democracia. Su pluralidad, apertura, heterogeneidad y ganas de incidir en la transformación del país por la vía pacífica e institucional es su bandera más representativa. Este despertar no pudo haber llegado en mejor momento. Los jóvenes de México nos están dando una lección de cómo se puede y debe ejercer la ciudadanía, de lo que significa el querer vivir en democracia.

¡Enhorabuena por los estudiantes!

Me despido con esta frase de mi gran amigo @Javier_Rosiles, colaborador del sitio de noticias Sin Embargo MX, la cual comparto totalmente: “La objetividad periodística no debe impedir a quienes la buscamos apoyar movimientos que tratan de ampliar valores universales #YoSoy132”.

Abel Muñoz Pedraza es #132 y estudiante de la maestría en Estudios Sociales con línea en Procesos Políticos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) en la Ciudad de México. Es egresado de la licenciatura en Relaciones Internacionales por la Facultad de Economía y Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), campus Tijuana. Correo electrónico: [email protected] Twitter: @abelmunozpedraz