TIJUANA, B.C. 18 DE MAYO DEL 2018 (AFN).- "Turismo y seguridad en Tijuana durante la Ley seca estadunidense, 1920-1933", fue la conferencia impartida por el doctor en Ciencias Sociales José Alfredo Gómez Estrada, en el Ciclo Historia de Baja California ofrecido por el Centro Cultural Tijuana en colaboración con el Instituto de Investigaciones Históricas de la UABC.
“En ese periodo se da un auge turístico no planificado, coyuntural, espontáneo e incontrolable; Tijuana es como un pueblo improvisado: las construcciones eran de madera, había 70 bares, cabarets y cantinas que almacenaban una cantidad de licores importante del cual mucho era adulterado y había mucha corrupción entre los inspectores”, aseguró quien fuera Investigador del Museo Regional de la UABC de 1990-1993.
Mencionó Gómez que los establecimientos ofrecían varios servicios: bar, restaurante, prostíbulo, juego, hotel e incluso algunos tenían un cuadrilátero de box.
Según Gómez, hubo muchos riesgos a los que estuvieron expuestos los turistas en los años 20, ya que Tijuana no estaba preparada para recibirlos por miles porque la estructura del pueblo no era suficiente ni contaba con servicios públicos como drenaje ni recolección de basura, tampoco estación de bomberos.
“Los turistas se arriesgaban mucho al visitar Tijuana, el tema de la delincuencia no se ha investigado a fondo, no se sabe cuáles eran los delitos más comunes; además, de manera alternada hubo 12 casinos, siendo los más grandes el Foreing Club y el Sunset Inn, hasta 1928, en que se construye el Casino Agua Caliente, que no sé si era exageradamente grande, pero si era exageradamente lujoso”, reveló el historiador.
Por su parte, la policía de entonces cumplía con sus obligaciones al detener delincuentes o contener algún delito, pero en un día festivo, podían llegar 60 mil personas y los que vigilaban las calles eran quince”, expuso Gómez, autor del ensayo: Libros, Gobierno y Casinos. El origen de la riqueza de Abelardo L. Rodríguez.
“Lo más grave es que no había agua, la condición insegura más fuerte eran los incendios, hubo siete u ocho que fueron incontrolables”, finalizó el especialista en Historia por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social-Unidad Occidente, de Guadalajara, Jalisco.
