*.- Médico de Comitán envía mensaje al cabildo de Tijuana
*. Cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia

Por: Melba Guadalupe Cortés Juárez
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TIJUANA BC DICIEMBRE DE 2017 (AFN).- Frente a mis ojos se dibujaba y desdibujaba una escena como “traída de otra dimensión” ¿Qué era lo que veían? no lo podía creer, se trataba de una pareja (al parecer un matrimonio) acompañado de dos adolescentes que se proyectaban frente a mí como en una película -a manera de “ilusión óptica” envuelta en  un juego de humo y luces fosforescentes-,  atrapados por error en el actual 2017. ¿Quiénes eran y porque estaban aquí?
 
 Su reacción fue de sorpresa y expectación al percibir mi presencia y lo que les rodeaba, (que pareció agradarles) aunada a mi asombro, que buscaba acomodar -de manera coherente en un cuadro mental-  lo que me parecía insólito. ¿Les suena conocido este nombre? BELISARIO DOMINGUEZ. Sí señor, se trataba del connotado médico y presidente de Comitán Chiapas, nacido el 25 de Abril de 1863.
  
Pero déjenme describirlos, las personas adultas –sus edades iban de los 25 a 30 años aproximadamente- y los adolescentes entre los 13 y 15 años; lo que llamó principalmente mi atención fueron sus atuendos que no encajaban con la modernidad de esta era y año 2017. 

  Era vestimenta cuya moda reflejaba como mencioné  líneas arriba, los años de 1860, él con un atuendo  elaborado en tres piezas de casimir, camisa de seda, corbata europea y sombrero de tres picos (clase alta), así como un reloj que pendía de una cadena prendida al cinto; ella con un fastuoso vestido entallado en un corseé muy ajustado y un faldón larguísimo de color turquesa,  su cabeza la adornaba un sombrero de ala ancha bellamente confeccionado y en un color acorde a su vestido. Los adolescentes portaban prendas muy similares a la pareja.

  En un parpadeo de ojos  mis ilustres personajes comenzaron a interactuar entre ellos, algo platicaban en lo que no parecían ponerse de acuerdo, mientras acomodaban con esmero sus ropajes, que parecían hacerles sentir bastante  cómodos, pese a los cambios de clima de esta Tijuana de mis amores, que ahora daba la bienvenida a tan ilustres huéspedes “viajeros en el túnel del tiempo”.
 
 Pasado mi impacto de los primeros minutos, de pronto  frente a mí se proyectó otra escena cubierta por el verdor de los campos de béisbol, donde ellos presenciaban con gran interés el juego, en un estadio repleto de aficionados del denominado “rey de los deportes”, en el que los espectadores no parecían percatarse de la presencia de los visitantes de “ultratumba”. 
  
A medida que transcurrían los minutos, pude observar entre sus pertenencias un par de porta-retratos, donde aparecía la  fotografía de Don Belisario en “color sepia”, vestido a la usanza de la época, lo que trajo a mi mente el recuerdo de mis abuelos y bisabuelos; su rostro quedó grabado nítidamente en mi memoria.

 Al punto de poner fin a este sueño de “la dimensión desconocida”, y para cerrar con broche de oro, apareció ante mí  una última imagen, en esta ocasión yo platicaba con mi hermana Dora Elena, tan extraño sueño mientras señalaba la fotografía. Sí, efectivamente -afirmó Dora Elena- con un movimiento de cabeza; se trata de Belisario Domínguez.
  
Desperté, no daban aún las cuatro de la mañana, así es que tomé mi laptop de la cabecera y en medio de la oscuridad redacté como pude entre faltas de ortografía una media cuartilla para no olvidar detalles. ¿Será que Belisario Domínguez quiere transmitir un mensaje para Tijuana?; con seguridad a nuestras autoridades, quienes  a decir de la ciudadanía “andan perdidas en el limbo de la ignominia”, mientras los ciudadanos pagan caros, en servicios y seguridad entre otros rubros, sus errores; casi 2 mil muertos en 2017 en la entidad y ni qué decir del recién aprobado dictamen 95, cuyo “as” se  sacaron de la manga, votando “en lo oscurito” el proyecto de dotar de agua a la entidad,  que dejará embarcada a la ciudadanía durante las próximas cuatro décadas,  por varios millones de pesos.

Una de las  frases más recordadas de Don Belisario Domínguez es la siguiente: “SI CADA UNO DE LOS MEXICANOS HICIERA LO QUE LE CORRESPONDE, LA PATRIA ESTARÍA SALVADA”. Pero veamos quien fue Belisario Domínguez. La historia refiere que fue  asesinado por mexicanos al servicio de Victoriano Huerta el 8 de octubre de 1913.

Fue un  médico y político mexicano de ideología liberal, constante opositor de Victoriano Huerta, Presidente de México de un gobierno “facto” en 1913 y1914 como resultado de un golpe de estado (la llamada Decena Trágica), a cuyo derrocamiento contribuyó; desde niño “abrazó” el ideal de ayudar a la gente más desprotegida de su pueblo natal, el cual recorría a pie a diario durante kilómetros, en compañía de una prima (con la que años más tarde se casaría), su propósito era  proveer a su gente de lo más elemental. 

Sus estudios profesionales los realizó en la Universidad de la Sorbona en Paris, donde con sacrificios y esmerada dedicación obtuvo el título de Médico Cirujano y Partero, con la firme  convicción de que al concluir los mismos, regresaría a su ciudad natal, para poner sus servicios a disposición de la gente más pobre, lo cual cumplió, incluso poniendo de su propio dinero para abastecerles de medicamento, entre otras cosas.
  
Cuenta la historia que Belisario no deseaba incursionar en la política, no obstante su mismo activismo lo fue llevando sin más a escalar los escaños más altos “dentro del poder” lo que posteriormente y dada la claridad de sus discursos ante el Senado, contribuyeron para que sus “oponentes” al servicio de Huerta lo privaran de la libertad torturándolo, al punto de cortarle la lengua y asesinarlo. 

Sus discursos en la Cámara de Senadores del 23 y 29 de septiembre de 1913, son piezas de oratoria consideradas de lectura obligada para los mexicanos y al igual que muchas de sus manifestaciones políticas, se califican como recordatorios constantes de la necesidad de defender la libertad de expresión. 

En México desde el 1954, el Senado de la República condecora con una medalla en su honor a los ciudadanos que se distinguen por sus servicios a la Nación o a la humanidad. El 2013 fue designado “Año de Belisario Domínguez”, de la Libertad y de la República por el Senado mexicano.

Su discurso llevado a la sede de la Cámara Alta  el 23 de septiembre de 1913 y que habría de costarle la vida es una enérgica protesta por los asesinatos de Francisco y Madero y José María Pino Suárez, perpetrados por Victoriano Huerta, en el que señala la equívoca conducción del gobierno huertista y la constante violación a la soberanía, haciendo un exhorto al Congreso a deponer inmediatamente a Victoriano Huerta por el bien de la nación.  

En este discurso declara que durante el gobierno encabezado por Huerta, no solamente no se ha hecho nada en bien en la pacificación del país, sino que la situación actual de la República es infinitamente peor que antes; la Revolución –indica- se extendió en casi todos los estados, y muchas naciones, anteriormente en buenas relaciones con México se niegan a reconocer su gobierno por ilegal.

En cuanto a la moneda, destaca que se encuentra depreciada en el extranjero, y crédito en agonía, a lo que suma la prensa entera de la República amordazada o cobardemente vendida al gobierno, que oculta sistemáticamente la verdad. Campos abandonados, pueblos arrasados, hambre y miseria en todas sus formas, que amenazan extenderse rápidamente en toda la superficie de la Patria… CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES PURA COINCIDENCIA. 

¿Saben? “ya de regreso a mi realidad” quise volver a conciliar el sueño, pero no me fue posible, bullían en mi mente preguntas sin respuesta y la imagen del retrato de Belisario Domínguez que en ese momento capturó mi mente, así es que tomé nuevamente mi laptop a las cinco de la mañana y busqué en internet esa foto ¡ERA LA MISMA!. La analicé cuidadosamente y en “un gesto imaginario a manera de guiño”, él pareció saludarme y dar las buenas noches, para partir “al más allá”,  en el túnel del tiempo.