Por: Melba Guadalupe Cortés Juárez
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TIJUANA BC DICIEMBRE DE 2017(AFN).- En un parpadeo de ojos la figura que representa al Niño Dios, DESAPARECIÓ casi frente a mis narices… !Wooow! tendría un poco más de cuatro años y junto con mi hermana Dora Elena “la nena”, estaba en la sala de la casa, que mi madre Dorita había vestido bellamente con el tema de la Navidad; a ella le gustaba adornar el 12 de Diciembre, día en que se conmemoran las apariciones en México de la Virgen de Guadalupe.

 Un enorme árbol navideño con luces de colores y vistosas esferas lucía en la sala, sin faltar los exquisitos aromas del “calientito o ponche “, así como los regalos, villancicos y el tradicional nacimiento. Mi madre había puesto el “pesebre” que adornaban las figuras de San José, la Virgen María y el Niño Dios; una vez que hubo terminado, al vernos de “pie” admirando su obra de arte; en tono solemne nos advirtió: “No vayan a tocar nada”, ahorita vengo.

“Y niñas, al fin y al cabo”, después de pasados los primeros minutos, ambas volteamos a vernos una a la otra y con una mirada “pícara” ¿Qué creen que hicimos?, bueno… YO NO ¡La nena!, que ya desde entonces llevaba en la sangre su vocación de periodista. Ella se acercó a “investigar” y con esa habilidad que le caracteriza tocó el pie de la figura del Niño Dios. PEEERO –aclaro- no desobedeció, solo siguió su instinto reporteril.

Nos giramos un poco –cuestión de segundos, no había nadie más en la sala- Entonces…la  figura “del Niñito Jesús” ¡DESAPARECIÓ! ¡Ya no estaba allí! Buscamos desesperadamente entre  los blancos algodones y tras unos segundos que nos parecieron ETERNOS con cierto temor, corrí a buscar a mi madre; en ese momento se encontraba con una vecina de cuya casa solamente nos separaba  una barda, clamé por su atención al momento que “tiré de su falda”, en señal de auxilio. Ya voy, ya voy… que pasa, exclamó.

Mamá, el Niño Jesús desapareció, dije con la voz entrecortada y casi en el sollozo -A ver, no te entiendo, ¿Qué pasó exactamente?, me preguntó y al repetirlo, ella y la vecina exclamaron ¡Cosas de niños! Al momento tomó mi mano para conducirme por un largo pasillo a la casa, “mientras yo repetía nuevamente el mismo discurso, “gimoteando”.

Cuando entramos a la casa ¡menuda fue mi sorpresa! al observar en la sala el cuadro inicial. ¡Allí estaba el Niño Jesús! Entre los blancos algodones, todo estaba intacto, como si no hubiera sucedido nada. Mi madre me miró, volteó a ver a Dora y dijo: “Aquí está el niño, míralo”, te lo imaginaste. 

A la fecha y “varios años luz” del suceso, no he podido encontrar la respuesta a lo que realmente pasó ese día, pero a lo largo de mi vida cuando me cuestiono acerca de Dios, entre otras cosas “aflora en mi mente, ese grato e inolvidable recuerdo”… Se acerca la Navidad, ¿quién escondió al Niño Dios?

En México y países vecinos se realizan las Posadas del 16 al 24 de diciembre, en que se recuerda el trayecto emprendido por San José y la Virgen María para llegar a Belén, donde debía nacer el niño Jesús para redimir al mundo. Dichas  celebraciones tienen lugar junto a las piñatas elaboradas a base de una olla de barro adornada con picos y papel picado o figuras de cartón adornadas con papel picado de colores, ambas rellenas de dulces, fruta y en ocasiones juguetes y confeti, las cuales se rompen en cada uno de los días de las Posadas. Según la tradición la piñata debe llevar 7 picos, ya que cada uno representa los siete pecados capitales. 

La Navidad, de acuerdo con  algunos historiadores  es llamada coloquialmente “Pascua”; se trata de una de las festividades más importantes del cristianismo, junto con la Pascua de resurrección y Pentecostés.

Y aunque la fecha exacta del nacimiento de Jesús de Nazaret no se encuentra registrada en el Antiguo Testamento ni el Nuevo Testamento (Biblia), el 25 de diciembre ha sido significativo en los pueblos de la antigüedad que celebraban durante el solsticio de invierno en el hemisferio norte (desde el 21 de diciembre). La adopción a esa fecha se realizó siglos después y adaptó la iglesia católica en el tercer siglo después de Cristo, para permitir la conversión de los pueblos paganos.

Es costumbre celebrar varias misas en Navidad, con distinto contenido según su horario. La noche anterior (Nochebuena) se celebra la famosa “Misa de Gallo” o “Misa de Medianoche; en algunos lugares se oficia una Misa de la Aurora que acompaña el amanecer del 25 de diciembre, a manera de vivir la noche de Navidad como una vigilia festiva.

Finalmente, también se celebra la Misa del día. En la basílica de San Pedro y en el marco de la Misa del día, el papa predica un mensaje de Navidad a todos los fieles del mundo. Desde el “balcón de las bendiciones”, imparte luego una bendición solemne conocida como “Urbi et orbi” (en latín: a la ciudad -de Roma- y al mundo).