Por: Melba Guadalupe Cortés Juárez
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TIJUANA BC 14 DE NOVIEMBRE DE 2017 (AFN).-Hay de pasiones a pasiones y yo albergué una antes de cumplir 10 años, disfrutaba el contacto con la naturaleza, ver las flores multicolores, la diversidad de especies de mariposas y las aves que llamaban poderosamente mi atención; en particular los gorriones que tanto gustaban a mi madre Dorita, q.e.p.d.

Esas aves, además de presentar un mosaico de vistosos colores en rojo y naranja principalmente, tenían un canto peculiar, sonoro, bello y alegre.

Mi madre en casa tenía, según recuerdo, dos o tres ejemplares de ellos, pero sabía “atraparlos” y me enseñó hacerlo; - es sencillo, dijo- solo tienes que poner la jaula encima de este bote (era un bote enorme de los que usan en la construcción), pones en el interior de la jaula agua, alpiste y abres la puerta que sujetarás hacia arriba con un cordel -continuó diciendo- tensas bien dirigiendo el hilo hacia un extremo, donde puedas vigilar el momento en que bajen las aves a alimentarse a la jaula y…Entonces accionas con firmeza, concluyó diciendo.

¡MI PRIMERA LECCION!, comprendida y anotada…De ahí todo sucedió COMO MAGIA. Los gorriones bajaban en todo momento del día pues la colonia en la que vivíamos (Redactores de Prensa, actualmente zona Río) daba paso al cauce del Río Tijuana, área donde generalmente llegaban las vacas, cabras y caballos a pastar “era tierra buena” y por ende se daba muy bien el crecimiento de algunas especies de plantas y “una en particular que gustaba a estas avecillas.

Mañana y tarde; me pasaba horas y horas en mi naciente afición… Atrapé cerca de un ciento de aves, todas de lindos colores, me gozaba en ellas, eran mi trofeo; latía mi corazón a mil por hora cada que “otro ilustre visitante llegaba a la guarida”, miraba, centraba y  ¡ZAZ! Caía la puerta metálica de la jaula; el ave revoloteaba, quizá asustada y yo… ¡Era el ser más feliz sobre la tierra!, pues había capturado lo que para mí significaba “una presea”, la más valiosa en ese momento.

Un día con otro, mi madre decidió que era hora de liberar a estas majestuosas aves y sin más abrió la puerta de la jaula; en UN DOS POR TRES salieron mis amados gorriones volando muy alto en un paradisiaco espectáculo surcando el cielo, para regresar al hábitat donde pertenecían.

Los gorriones forman parte de un capítulo muy especial de mi vida que guardo “celosamente”, en el baúl de mis recuerdos. 

El gorrión es un pájaro inteligente, vivaracho y curioso, es sedentario y gregario. Se les puede encontrar en lugares habitados, como calles, parques y jardines, además de huertas y granjas; es muy confiado ante la presencia humana y se alimentan en el suelo, donde caminan dando pequeños saltitos, haciéndolo con sorprendente rapidez; aunque por su carácter de comensal aprovecha los desperdicios producidos por el hombre, y en algunas zonas se alimenta casi exclusivamente de ellos.

A esta especie del reino animal se les ve en pareja o grupos familiares formando durante el invierno pequeñas bandadas laxas, raramente pasan de cincuenta individuos. Al anochecer se reúnen para dormir, usualmente en algún árbol o matorral espeso y arman bastante algarabía hasta que cada pájaro se asienta en su lugar.

Los gorriones forman parejas monógamas en cada estación de reproducción. La temporada de cría es larga, el macho “hace la ronda” a la hembra que lo evita, hasta que en forma progresiva va tolerando su presencia permitiendo que la fecunde. Construyen sus nidos en primavera, con hojas secas, plumas y restos de papel.