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Si lo veo con otra ¡le hago un escándalo!

TIJUANA, BC - jueves 12 de abril de 2012 - Alma Cristalina.
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DIRECTO AL CORAZÓN
Por: Alma Cristalina


En varias ocasiones he escuchado estas frases, tanto de parte de algunas amigas como de jóvenes y no tanto, que trabajan en salones de belleza, restaurantes y en algunos otros sitios.

A una de éstas la escuchaba repetir: ¡No!... mi marido no me conoce pero ya se lo he dicho: si yo te encuentro con otra, aunque sea platicando o tomando un café, agárrate, porque no sabes de lo que soy capaz.

Otra refería a una amiga: fuimos a una reunión del lugar donde trabaja y las compañeras se acercaban y lo saludaban con muuucho afecto; besito en la mejilla y abracito. Yo me puse muy seria. De hecho ni les contestaba. Le hice pasar muy mal rato a mi novio, pero así él ya sabe que no se juega conmigo, que no tiene porqué estar saludando a otras.

Luego está aquella que dice: Si yo lo llegara a ver, aunque sea comiendo con una amiga; aunque no estén haciendo nada ¡le armo un escándalo! que nos los volverán a quedar ganas de hacerlo. Él tiene su casa y no tiene porqué estar de aquí para allá con otras.

Finalmente el caso de “la mejor amiga” (de él): Ella le habla a mi marido a la casa. No siempre, pero si de manera frecuente. Platican mucho. Yo estoy haciendo otras cosas pero me enoja mucho. A veces lo invita a sus reuniones. Sí le dice que me lleve pero yo me niego y luego él se va a verla. Me dice que no por mi va a terminar una bonita relación de muchos años y me asegura que él no se molesta porque me hablen los amigos o porque los vea.

Estos son algunos de los muchos casos de mujeres celosas que piensan, sienten y están seguras de que sus maridos “les pertenecen” como si fueran objetos. El haber contraído matrimonio no le quita al hombre (ni a la mujer) su libertad. No puedes aspirar a que de la noche a la mañana deje de lado a todos aquellos que han sido o fueron parte de su vida, incluidas las “mejores amigas”.

No hay nada que más le choque a un hombre, que el que pretendas amenazarlo, retarlo o presionarlo. No acepta que lo pongas entre la espada y la pared. Y si bien es cierto que debes estar muy atenta porque no faltan las “cazadoras” que están a la espera de encontrar un “buen partido” que puede ser tu marido, no vas a lograr nada siendo posesiva, celosa y asfixiante. Bueno, sí. Vas a lograr ahuyentarlo.

  No hay nada más desagradable que ver a una mujer, sea novia o esposa, que ponga cara de “fuchi”, porque están saludando a su novio o marido. Recuerda que hoy en día, la sociedad ha cambiado tanto, que son más frecuentes las reuniones sociales y cada día hay más mujeres en el ámbito laboral y como ejecutivas.

El que veas a tu marido comiendo con una mujer, no quiere decir que se está acostando con ella ni que tiene intereses sobre ésta. Tú llega y salúdalo como si nada pasara, sin la actitud aquella de “este hombre es mio” e intégrate a la plática. Ya tendrás oportunidad de darte cuenta de qué se trataba esta reunión y de que después él te explique. Posiblemente se la encontró y decidieron compartir la mesa. Si había otro interés, la mujer podrá darse cuenta que estás en buenos términos con tu marido y que ya la conoces.

Y los casos de las “mejores amigas” son los más difíciles y delicados para tratar. No puedes obligarlo a terminar con una amistad y tal vez fraternidad que viene desde la escuela o desde la primera infancia, como vecinos. En toda una vida se van estrechando lazos; se viven momentos que los unen todavía más y en los que debes aceptar que no estuviste tú.

Es cierto que no hay nada más desagradable que escuchar a tu marido y su amiga, compartiendo momentos felices; riendo a carcajadas mientras tú te quedas como “muppets”, pero tienes que entenderlo y buscar la forma de integrarte. No pretendas obligarlo a romper con esa amistad, porque aunque hay algunos que dejan de frecuentar a las amigas por complacer a las mujeres, no lo superan; se frustran o simplemente se reúnen con éstas cuando no puedes darte cuenta.

Y lo mismo va para los hombres. Si de entrada para varias mujeres le es difícil soportar lo anterior, cuantimás a los hombres, ya que en varios de éstos se impone el machismo. Sin embargo no hay nada más injusto –además de que no debe de ser- que “prohibirle” a una mujer que vea y siga frecuentando  a sus amistades.

Claro que si en ambos casos ves a tu pareja agarradito de la mano con otra, cuchicheándose, abrazándose y de plano besándose es que ¡ya te vieron la cara!

Cualquier comentario, mensaje o pregunta lo agradeceré en [email protected]         
Abril 11 de 2012

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