TIJUANA BC 3 DE ENERO DE 2013 (AFN).- El pueblo fronterizo de Mission, Texas no es distinto de otros pueblos y localidades de la franja que divide México y Estados Unidos. El auge en el comercio de estupefacientes en este estado ha dependido, desde hace mucho tiempo, de las alianzas que los criminales han forjado con algunos miembros de las corporaciones policíacas de la región.
Los mismos oficiales que han jurado combatir el tráfico de drogas reciben ilícitamente efectivo para evitar que vehículos transportando mariguana y cocaína sean sometidos a revisiones secundarias por parte de agentes fronterizos. ¿La estrategia? Los oficiales resguardan la mercancía durante el traslado de los cargamentos.
En diciembre pasado, cuatro policías –dos ayudantes del Sheriff en el condado de Hidalgo y dos policías de Mission–fueron arrestados bajo cargos de corrupción y trasiego de drogas a cambio del pago en efectivo de algunos miles dólares. De acuerdo con una investigación realizada por diversas agencias estadounidenses, entre ellas el FBI y la DEA, los cuatro hombres están acusados de escoltar a través de la frontera vehículos repletos de cocaína. Por cada viaje les pagaban entre $2,000 y $6,000 dólares.
Pero los acusados no eran policías comunes y corrientes. Formaban parte de un grupo especial de la corporación del condado de Hidalgo dedicado al combate del comercio ilícito de estupefacientes conocido como la Unidad Panamá. Cada uno contaba con una experiencia de 5 a 7 años en misiones de paz, y por lo tanto, había recibido un entrenamiento especial en técnicas investigativas y en el manejo de armas de fuego.
Además, los dos oficiales de Mission tenían lazos sanguíneos con las corporaciones policíacas implicadas. Alexis R. Espinoza, de 29 años de edad, es el hijo del jefe de la policía de Hidalgo, mientras que el padre de Jonathan C. Treviño, de 28, es el Sheriff del condado de Hidalgo.
El caso de los cuatro policías implicados es el último en una larga serie de oficiales acusados de escoltar, robar o distribuir cargamentos de droga en la franja de poco más de 2,000 kilómetros que separa a Texas de México. Desde 2007, más de 40 elementos del orden público –entre ellos, policías, ayudantes de sheriffs, agentes de la Patrulla Fronteriza y otros– han sido arrestados y acusados de utilizar sus cargos para beneficiarse del comercio ilegal de estupefacientes a lo largo o cerca de la frontera, desde El Paso hasta el Valle de Río Grande.
Con frecuencia, la gente que los policías estadounidenses pensaban eran los narcotraficantes, eran en realidad agentes federales encubiertos o informantes confidenciales que trabajaban en las investigaciones.
Incluso, periódicamente los vehículos que los oficiales creían transportaban droga en realidad no contenían ningún estupefaciente.
Con información de The New York Times.