México DF 11 de abril de 2015 (LaSillaRota).- El puesto de mando es un privilegio y un lugar clave en toda empresa, tanto que un mal jefe puede conducir a un mal clima, al aumento de incapacidades médicas por estrés y hasta la fuga de talentos.

Tener en jefatura a un buen líder no es un tema menor, expertos aseguran que las renuncias debido a la existencia de un mal jefe es más habitual de lo que se cree: más de 50% de los profesionales ha confesado que éste ha sido el motivo principal de su renuncia.

Más de alguna vez hemos tenido un jefe irritable, dominante, explotador, indigno de confianza, con pocas habilidades de toma de decisiones o que se niega a delegar su autoridad.

Todas estas conductas nos ponen de mal humor, nos deprimen hasta el punto de optar por cambiar de trabajo.

Una encuesta realizada por Trabajando.com indica que 10% dijo que el jefe era uno de los aspectos más importantes a la hora de buscar un nuevo empleo. Llama la atención que al momento de cambiar de trabajo, este aspecto no sea tan relevante, sin embargo es uno de los principales motivos a la hora de decidir emigrar.

“En un principio, los aspectos que hacen atractiva una oferta son el sueldo, los beneficios, la flexibilidad horaria, entre otros. Pero a medida que pasa el tiempo, éstos pierden su valor y aquella persona que guía y encabeza a un equipo de trabajo, será la encargada de mantener motivado a su grupo”, señala Margarita Chico, Country Manager de Trabajando.com México.

Ser un buen jefe no es fácil, por eso muchos optan por realizar un curso de liderazgo que permita aprender aquellas habilidades necesarias.

Los especialistas en psicología laboral señalan que para dirigir a un equipo de trabajo, el líder debe tener muy desarrollada su inteligencia emocional.

Expertos señalan que los posgrados han aumentado en más de 100% en los últimos 10 años. No todos saben ser buenos jefes, por eso se entiende que aquellos orientados a la innovación, coaching o liderazgo están entre los más solicitados, porque se enfocan en la formación de profesionales integrales que sean capaces de aumentar la productividad de las organizaciones, a través de una gestión alineada con las personas y el medio ambiente.

“Las competencias más influyentes de un jefe son el involucramiento con su equipo, la capacidad de comunicarse, capacidad de empoderar y potenciar las fortalezas. Los expertos y estudios avalan esta realidad desafiante, las personas están renunciando a sus jefes, no a las empresas. No sirve de nada invertir en tecnología si no existen personas competentes e idóneas en los cargos directivos”, agrega Chico.