TIJUANA, BC 17 DE FEBRERO DE 2012 (AFN).- El New York Times, uno de los periódicos diarios más leídos del mundo, en su edición impresa y en el portal de internet dedicó un amplio artículo a la historia de la antigua cárcel de la calle 8 en Tijuana, conocida como "La 8", la cual fue derrumbada durante el mes de enero de este año.
Bajo el título de "Un choque cultural en los malos viejos tiempos", con la firma del periodista Damien Cave, el escrito tiene fecha del 8 de febrero en el portal y del 9 de febrero en la edición impresa en la página A 6 de la edición de Nueva York; e inicia con la descripción del terreno solitario donde antes estuvieron la comandancia y el penal.
"Hombres y mujeres, jóvenes y viejos, todos caminan lentamente, ahora por el terreno baldío en la Octava y Constitución. Todo el mundo mira. Algunos se detienen. Muchos señalan o sacudir la cabeza con sorpresa", refiere el autor.
Con calificativos como "infame prisión", "miserable cárcel", "un corral para adolescentes", refiere que en este lugar "los estadounidenses ebrios y endurecidos criminales mexicanos se acurrucaron detrás de las rejas en medio del hedor a vómito y la corrupción".
De entrada, el periodista se pregunta sobre si la demolición, fue buena o mala para esta ciudad, aunque no ofrece respuesta.
En una entrevista que realizaron al presidente municipal Carlos Bustamante Anchondo, refieren que éste "se disculpa por la decisión de derribarla", aludiendo lo que el munícipe ha declarado infinidad de ocasiones a la prensa regional, sobre que la demolición fue necesaria porque el penal representaba "el lado más oscuro de la historia de Tijuana".
"Muchos antiguos residentes están furiosos sobre la muerte de la prisión. Después de varias protestas fallidos, algunos incluso han presentado una demanda para obligar a la ciudad para reconstruir el complejo, que incluía a la policía y estaciones de bomberos (sic) exactamente como estaba, con el argumento de que fue demolida ilegalmente", refiere el escrito.
A lo largo del artículo, el periodista da voz a activistas sociales, empresarios y restauranteros, además de hacer un recorrido por la historia de la ciudad en la cual la inseguridad ha cedido terreno, se busca reconstruir la zona turística y atraer más visitantes e inversión.