"Valió la pena": Sergio del Rio
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"Valió la pena": Sergio del Rio

TIJUANA - jueves 8 de septiembre de 2016 - AFN.
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*.- Piloteó por 48 horas para la construcción de la Torre de Tijuana 
*.- Hace 32 años, los tijuanenses hicieron posible la obra

TIJUANA BC * DE SEPTIEMBRE DE 2016 (AFN).- “Claro que valió la pena”, dice hoy, 32 años después, el empresario Sergio del Rio, al recordar el maratón aéreo que protagonizó durante 48 horas, y que ocupó la atención de los tijuanenses de la época, como parte del esfuerzo para construir la Torre de Tijuana que hoy se alza en el pequeño parque al inicio del bulevar Fundadores.

“La Torre la construimos todos”, recuerda satisfecho, al rememorar esta mañana de jueves ante el Grupo Madrugadores, lo que entonces fue una hazaña encabezada por el Club de Leones, para que la ciudad tuviera un icono.

El faro Emilio Carranza, que servía para la navegación aérea entre quienes decidían llegar por aire al famoso casino Agua Caliente, había desaparecido tres décadas, bajo las llamas de incendio que hasta la fecha se dice fue intencional, para acabar con los vestigios del casino, y con ello, de la mancha de una leyenda negra que se atribuía a Tijuana debido a dicho desarrollo turístico.

Donde hoy se localiza el monumento al libro de texto, frente al Club Campestre, se ubicaba esa, que fue conocida como la torre de Agua Caliente, y que quedó reducida a cenizas en diciembre de 1956.

Tijuana tenía dos años de haber estrenado un símbolo arquitectónico, emblemático del desarrollo urbano que empezaba a tener la ciudad, pero en el ánimo social de los tijuanenses, marcado por el Centro Escolar Agua Caliente que sustituyó al casino, seguía presente la simbología del sitio en su minarete pero principalmente la torre devorada por el fuego.

Fue así que el Club de Leones decidió echarse a cuestas el proyecto de construir una réplica de la misma, y el sitio seleccionado fue un pequeño parque ubicado a la entrada del bulevar Fundadores, novedosa obra vial recientemente puesta en servicio por la administración estatal.

El ingeniero Jorge Ruiz Fitch encabezó el proyecto y el empresario Cruz Kaloyán se ofreció para gestionar los patrocinios. Sergio del Rio, corredor profesional de autos, empresario y piloto aviador que había llegado a Baja California como responsable del desarrollo del proyecto de construcción del observatorio de San Pedro Mártir, se sumó al mismo.

De inmediato consiguieron una copia de los planos originales de la torre de Agua Caliente y acordaron agregarle entrepisos y construirla con materiales sólidos, a diferencia de los acabados de estuco de la original. Su costo sería de 40 millones de pesos. 

“Tuvimos ofrecimientos de los gobiernos municipal, estatal y federal para construirla, pero quisimos que fuera una torre construida por los tijuanenses directamente, que fuera la Torre de Tijuana”, dijo Sergio del Rio. 

No sin esfuerzo se reunió el dinero gracias a la aportación económica de unos 300 donantes, entre los que figuraban empresarios pero también trabajadores, como una señora que invariablemente, cada sábado, acudía a entregar su donativo de 10 pesos, o como aquellos que llegaban con unos cuantos bloques y otros materiales de construcción.

Sergio del Rio decidió asumir el reto personal de protagonizar un maratón aéreo para el que se dispuso de dos avionetas Cessna que pilotearía alternadamente, considerando que cada una solo podía ser usada por un máximo de cuatro horas. Se preparó física y mentalmente, se sometió a un régimen alimenticio vigilado por un médico que le atendió durante las 48 horas que duró el evento.

La mañana del 2 de agosto de 1984 despegó del aeropuerto Abelardo L. Rodríguez y con gran esfuerzo concluyó la jornada aunque con tales síntomas de agotamiento, que el aterrizaje originalmente planeado para efectuarse en las instalaciones del Hipódromo, se canceló a fin de evitar un accidente.

Cuatro años después se inauguraba la Torre de Tijuana, actual sede del Salón de la Fama.

“Muchos negocios siguen usando esa imagen como logotipo y símbolo de Tijuana, ese era el objetivo, así que sí, sí valió la pena”, añadió Sergio del Rio.

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