MÉXICO DF 14 DE ENERO DE 2014 (lasillarota.com).- Si el gobierno federal no es capaz de resolver la inseguridad y la violencia en Michoacán, se podría convertir en un riesgo como el que se vivió en 1994, cuando surgió el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), afirmó el senador Manuel Camacho Solís (PRD).
El entonces comisionado para la Paz y la Reconciliación en Chiapas en 1994 dijo en la actualidad, por distintas razones no están todas las condiciones para que las circunstancias económicas que presenta el gobierno federal como favorables –como sucedió hace 20 años- se aterricen.
“Sí hay un peligro, cualquier gobierno tiene el peligro de la soberbia, de pensar que ya logró los resultados, que ya logró lo que quería”, subrayó.
Entrevistado por el periodista Roberto Rock, en el programa La Silla Rota TV, que se transmite todos los lunes a las 22:00 horas, en Efekto Noticias, Camacho Solís consideró que para evitar un escenario como el de 1994 el Presidente de la República no debe caer en la soberbia; no cerrar las válvulas de la política; tener una idea clara de lo que es el Estado; y no descuidar el tema económico.
Apuntó que el gobierno federal se propuso hacer la reforma energética y a ello supeditó todo; sin embargo, la economía aún no reacciona como se espera.
“Todavía va a faltar tiempo y además están por verse muchas cosas y resulta que la sociedad está llena de conflictos no resueltos y que también los problemas de violencia no están reduciéndose en algunas partes del país, sino al contrario, están aumentando”, puntualizó.
Alertó que si no se arregla el problema de Michoacán, se pone en riesgo la gobernabilidad, ya que ello ha repercutido en los niveles de delincuencia en Jalisco, Guanajuato y Estado de México.
Agregó que en el fenómeno delincuencial se ha equivocado la estrategia, pues el punto central es cómo lograr la reconstitución de la autoridad, y que ésta se organice y transforme para atender los nuevos problemas.
El perredista consideró que el gobierno federal ha equivocado también el diagnóstico económico, ya que el principal problema del país es el Estado de derecho y la falta de instituciones confiables, pero si éstas no están funcionando y no garantizan a la sociedad sus derechos, entonces “el país aunque entregue todo no resulta lo suficientemente confiable”.
El surgimiento del EZLN
Recordó que previo al surgimiento del EZLN, el 1 de enero de 1994, existía un clima en el que se aplaudían las reformas que estaba haciendo el país, siendo considerado casi un ejemplo mundial de lo que se tenía qué hacer, a lo que se sumó la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que estaba en puerta.
“Cuando todo parecía éxito, todo resuelto, que iba a ver continuidad en el gobierno, que el mismo grupo iba a heredar el poder, que México iba a pasar al primer mundo, sin necesidad de un mayor esfuerzo, como si fuera ya un país europeo, de repente, surge un hecho que contradice toda esa imagen y todo eso que se había presentado como el modelo exitoso”, apuntó.
Una vez que se dio el levantamiento zapatista, detalló que como negociador de la paz hubo dos objetivos: convencer al gobierno de una salida política, y hacer lo propio con la guerrerilla para que dejara las armas, cuando durante diez años pensó que debía hacer un levantamiento, porque no había otra manera.
“Tienes que hacer una operación política, no lo puedes desmontar por la fuerza”, recordó.
Sobre las versiones de que el gobierno del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari creaba conflictos para luego “apagarlos”, comentó que no fue así, porque de haber sido así, el propio Presidente hubiera echado a perder toda su estrategia, con miras a la entrada en vigor del TLC.
“Él no se iba a dar un balazo en el pie y menos en el corazón, y esto era un balazo en el corazón del Presidente”, expresó.
Admitió que cuando le propuso negociar la paz con el EZLN, el presidente Salinas de Gortari no estaba abierto, al principio, a muchas opiniones, y además en el ambiente estaba el antecedente de la candidatura presidencial que no obtuvo.
“Valía la pena jugarme el todo por el todo, porque la otra posición de ser parte de un gobierno que iba a reprimir a los indígenas, también era una cosa inaceptable”, sostuvo.
Comentó que el conflicto no se “armó” en el Distrito Federal, sino en Chiapas, por las condiciones locales, por la convergencia de muchos movimientos sociales y su predisposición a la rebelión.
A 20 años del levantamiento
El senador Manuel Camacho Solís afirmó que a 20 años del levantamiento para los zapatistas, la situación de los indígenas no ha mejorado, ni tampoco en el resto del país, pues los índices de educación y salud siguen siendo los más bajos.
Calificó como un “gran fracaso” el conflicto zapatista, al considerar que en lugar de tomarlo como una oportunidad para corregir el rumbo económico del país y echar a andar algunas políticas sociales, no se hizo nada.
“La inconformidad sigue. Para empezar, en el estado de Chiapas, el EZLN sigue presente y se moviliza, no como riesgo armado, pero por todo el país han surgido brotes de movimientos que están confrontando a las instituciones.
“O sea, ponerle un tapón a los problemas sociales es siempre una mala solución”, enfatizó.