TIJUANA BC 4 JULIO 2025.-El estilo monocromático ha ganado un lugar destacado en la moda contemporánea, tanto en las pasarelas internacionales como en las calles de México. Esta tendencia, que consiste en vestir prendas y accesorios dentro de una misma familia de color, se ha convertido en sinónimo de elegancia, sofisticación y modernidad.
A primera vista, armar un look monocromático puede parecer una tarea sencilla, pero para lograr que funcione y no resulte monótono o aburrido, es necesario conocer ciertas reglas y estrategias que permitan jugar con los tonos, las texturas y las proporciones, y no menos importante agregando una buena fragancia que acompañe todo ese look.
Un look monocromático se define por la utilización de un solo color predominante en todo el conjunto, desde las prendas de vestir hasta los accesorios y calzado. Sin embargo, esto no implica que todas las piezas deban ser exactamente del mismo tono. Más bien, se trata de explorar las diferentes tonalidades, matices e intensidades que un color puede ofrecer para crear un conjunto armónico y visualmente atractivo.
La clave está en la armonía cromática, que permite que el ojo perciba el conjunto como una unidad coherente, pero con suficiente variedad para evitar la monotonía. Esta forma de vestir no solo es una expresión estética, sino que también tiene un impacto visual importante.
Por ejemplo, un outfit monocromático en tonos arena podría ser: pantalón sastre beige, camisa de lino clara y zapatillas en la misma paleta, logrando un look limpio y sofisticado. Tiene un fuerte impacto visual y puede potenciarse con una fragancia como la loción Azzaro, que suma carácter, elegancia y refuerza tus cualidades que se quieren representar con este outfit.
Un outfit monocromático puede estilizar la figura, alargar la silueta y proyectar una imagen pulida y profesional. En México, donde la diversidad cultural y climática influye en las tendencias de moda, el monocromatismo se adapta fácilmente a diferentes contextos, desde un entorno laboral formal hasta un evento social o una salida casual.
Para que un outfit monocromático funcione, es necesario seguir ciertas reglas que aseguren que el conjunto se vea intencional y bien pensado. La primera regla fundamental es la elección del color. Es importante seleccionar un color que favorezca el tono de piel y que se adapte a la ocasión.
Los colores neutros como el negro, blanco, gris, beige y azul marino son opciones seguras y versátiles que funcionan en casi cualquier contexto. No obstante, los colores vibrantes como el rojo, verde esmeralda, mostaza o fucsia también pueden ser excelentes opciones para quienes desean un look más atrevido y llamativo.
Una vez elegido el color, el siguiente paso es jugar con las texturas. Para evitar que el conjunto luzca plano o sin vida, es indispensable combinar diferentes materiales y acabados. Por ejemplo, un pantalón de cuero puede contrastar con una blusa de seda o un suéter de punto grueso puede complementar una falda satinada. Esta mezcla de texturas aporta profundidad y riqueza visual al outfit, haciendo que la uniformidad del color se convierta en una ventaja estética.
Otra regla esencial es variar los tonos dentro de la misma gama cromática. No es necesario que todas las prendas sean exactamente del mismo tono, sino que se pueden combinar diferentes matices, desde los más claros hasta los más oscuros.
Esta variación genera un efecto de degradado o “ombré” que añade dinamismo al conjunto. Por ejemplo, un pantalón azul marino puede combinarse con una camisa azul celeste y un abrigo azul cobalto, logrando un equilibrio visual muy atractivo.
Además, es recomendable incorporar estampados y patrones sutiles dentro de la misma familia de color. Los estampados tonales, como rayas, cuadros o tejidos en relieve enriquecen el look sin romper la armonía monocromática.
Los patrones discretos, como flores abstractas o animal print en tonos similares, también pueden ser una opción para quienes buscan un toque contemporáneo y original.
Los accesorios juegan un papel fundamental en la construcción de un outfit monocromático. Es posible optar por accesorios en el mismo color para mantener la cohesión, o bien, introducir un ligero contraste con detalles metálicos en oro o plata, o con un bolso o zapatos en un tono cercano pero diferente. Los accesorios también pueden aportar textura y forma, contribuyendo a la sofisticación del conjunto.
Finalmente, es importante cuidar el calzado. Los zapatos pueden complementar o elevar el look, y aunque los tonos neutros son una apuesta segura, elegir calzado en el mismo color que el outfit puede potenciar el efecto estilizador.
También es crucial ajustar las proporciones y la silueta para evitar que el conjunto se vea desproporcionado o sin forma. Combinar prendas holgadas con otras más ajustadas, o utilizar cinturones para definir la cintura, ayuda a mantener el equilibrio visual y resaltar la figura.
Combinar colores monocromáticos requiere una comprensión básica de la teoría del color y un ojo atento para los detalles. La clave está en elegir una familia de color y explorar sus diferentes tonalidades, intensidades y saturaciones.
Por ejemplo, si se opta por un color cálido como el camel, se pueden combinar sus matices más claros, como el beige o el arena, con tonos más intensos como el caramelo o el ocre. Esta combinación genera un efecto armonioso y acogedor, ideal para el otoño o ambientes formales.
En el caso de los colores fríos, como el azul, la combinación puede incluir desde el azul celeste hasta el azul marino, pasando por tonos intermedios como el azul acero o el azul petróleo. Esta gama ofrece muchas posibilidades para crear capas y contrastes sutiles que enriquecen el conjunto.
La superposición de prendas es otra estrategia eficaz para combinar colores monocromáticos. Por ejemplo, un suéter en un tono claro puede llevarse debajo de un abrigo en un tono más oscuro, generando profundidad y sofisticación. Además, la mezcla de materiales, como algodón, lana, cuero, seda o terciopelo, añade riqueza visual y sensorial al outfit.
Los estampados tonales y los patrones discretos también son aliados para combinar colores monocromáticos. Un vestido con un estampado de lunares en diferentes tonos del mismo color o una camisa con rayas finas pueden aportar dinamismo sin romper la unidad cromática.
Los accesorios deben elegirse con cuidado para complementar la gama elegida. Un bolso, una bufanda o un cinturón en un tono ligeramente diferente dentro de la misma familia de color pueden ser el detalle que eleve el look y le aporte personalidad. Asimismo, los accesorios metálicos en tonos dorados o plateados pueden añadir un toque de brillo y sofisticación.
Para ilustrar cómo funciona un esquema de color monocromático, tomemos como ejemplo el color verde, que en México es un tono muy apreciado y versátil. Un outfit monocromático en verde puede incluir un pantalón verde esmeralda, que es un tono intenso y vibrante, combinado con una blusa verde salvia, que es más suave y apagada. Para complementar, se puede añadir un abrigo verde oliva, que aporta un matiz más oscuro y terroso, ideal para la temporada de otoño-invierno.
En cuanto a los accesorios, se pueden elegir zapatos verde botella, que tienen un tono profundo y elegante, y un bolso verde menta, que es un tono claro y fresco que aporta luminosidad al conjunto. Esta combinación mantiene la coherencia cromática, pero permite jugar con la intensidad y la saturación del color, logrando un resultado sofisticado, moderno y muy atractivo.