CIUDAD DE MÉXICO 14 DE JUNIO DE 2025 (AGENCIA MÉXICO).- Pepe Aguilar se sinceró sobre el vínculo que mantiene con su hijo mayor, Emiliano Aguilar, fruto de su romance con Carmen Treviño, quien fuera la primera esposa del cantante de regional mexicano.
En una entrevista con Pati Chapoy, Pepe confesó que, aunque ya debutó como abuelo, aún no tiene la fortuna de convivir con la pequeña integrante de la dinastía Aguilar.
“No conozco a la niña porque no me habla el güey”, confesó el artista con honestidad mientras la periodista externaba su incredulidad por esta situación.
Sobre los motivos que originaron su distanciamiento, Pepe apuntó: “Pues hay que preguntarle a él”. Ante la duda con respecto a si él ha intentado tener algún tipo de contacto, el famoso aclaró:
“Lo busqué en su momento. Claro. Yo creo que todo el mundo tiene el derecho de hacer con su vida lo que quiera. Y si él quería y necesita tener un tiempo para hacer su vida, y por primera vez ser lo que está haciendo, que es un hombre que hace su vida, y que trabaja, y que mantiene a su hija y a su pareja, y quiere hacerlo solo, ¿quién soy yo para detenerlo?”.
El intérprete explicó que su desapego tiene raíces profundas desde la infancia de Emiliano, quien creció con Carmen tras una separación marcada por desacuerdos. “No pasó nada, pasó que es un chavo que no creció conmigo, creció con su mamá”, acentuó.
Cuando Pati lo cuestionó sobre la edad en que se separó del joven, Pepe Aguilar fue contundente y detalló: “No, yo no me alejé. Su mamá se lo llevó. Cuando yo no estaba en mi casa, así es. Sí, señora, pero no estoy acusando a nadie. Fue hace 33 años. En la Ciudad de México, aquí vivíamos, y no nos llevábamos bien. Y un día ella optó por irse”.
Tras explicar que esto sucedió cuando Emiliano tenía poco más de un año, y que además siempre luchó por ver a su primogénito, señaló: “Pero aparte, tuve que empezar desde cero, porque se llevó todo. Se llevó muebles y coche. (…) Me dejó en una casa vacía”.
Y retomando el tema de su vástago, Pepe indicó: “Sí, y desgraciadamente por eso no hubo la relación que hubiera querido yo tener con mi hijo. Traté de buscarlo, al principio era un poquito difícil que me lo prestara. Yo viajaba de México a Tijuana a ver a mi hijo solo, ida y venía”.
Aseguró que cuando Emiliano se mudó con él, padre e hijo intentaron convivir, pero la distancia emocional y el poco trato mutuo hicieron el proceso complicado, en especial cuando Emiliano fue acusado de tráfico de indocumentados en Estados Unidos.
“Como cualquier padre con cualquier hijo, ¿no? O sea, yo traté de ayudarlo en un momento de desgracia, también fue un momento que me agarró por mucha sorpresa. Veníamos de esa situación del estira y afloja, porque no nos conocíamos realmente. Cuando su mamá lo manda a vivir conmigo, a los 18 años, pues no habíamos vivido juntos más de tres meses”, relató.
“Entonces sí, pues él no me conocía, no conocía las reglas de la casa bien, y yo no lo conocía a él, ni sabía qué bagaje traía cargando. Entonces pues sí fue ahí un tiempo de tratar de dar el mayor de los amores, el mayor de la comprensión. Él también necesitaba mucho a su papá, y yo me di cuenta que le hice mucha falta durante todos esos años. Y traté de compensar, pero no se puede. Él se siente más cómodo estando solo que estando conmigo, por todas estas razones.”, agregó.
A pesar de este contexto, Pepe Aguilar no tuvo más que los mejores deseos y parabienes para Emiliano, en especial ahora que ha decidido dedicarse al rap.
“Pero yo lo amo. Sí. Incondicionalmente. Y me da mucho gusto que esté trabajando. Me da muchísimo gusto que esté cantando. Igual no le entiendo mucho a lo que hace, pero no la critico, es una expresión. Y adelante, y ojalá le vaya muy bien, y creo que tiene con qué hacerlo”, remató.
Con su característica sinceridad, Aguilar mostró su lado más humano: el de un padre imperfecto que ha enfrentado dolores y errores, pero que no renuncia al amor por su hijo ni a su voluntad de sanar, aunque sea desde lejos. Su historia, lejos de los reflectores, es un testimonio de los lazos que duelen, pero no se rompen.