Palco de Prensa
Cuando en su campaña, como candidato panista a la gubernatura estatal, Francisco Vega de la Madrid, para sus compas Kiko, sacó su machacona frase de “conmigo, la gente manda”, muchos creyeron que efectivamente, como gobernante, sería sumamente sensible y atento a los reclamos populares.
Sobre todo cuando en su toma de posesión advirtió que se habían acabado los privilegios y prácticamente anunció que ponía en marcha un gobierno de austeridad. Carismático, risueño, sencillo, se echó a muchos a la bolsa. Seguramente hubo quienes dijeron : –Qué diferencia, con el arrogante, soberbio y necio Osuna Millán.
Kiko planteaba alguna problemática y siempre cerraba que con él, la gente manda. Parecía que el suyo sería un gobierno popular. Parecía, pues a unos meses de haber iniciado su gestión, los bajacalifornianos han podido comprobar, sumamente decepcionados, que Kiko, no atiende las demandas populares, que si bien es cierto que dijo que con él la gente manda, la verdad es que no escucha.
La primera prueba de la sordera crónica del político panista, consistió en que, al presentar su proyecto de ley de ingresos y presupuesto para 2014, agregó la solicitud para contraer deuda por unos 3 mil millones de pesos, con lo que se elevaba a unos 17 mil millones los adeudos directos e indirectos del gobierno estatal. Que se sepa, los bajacalifornianos en ningún momento le mandaron que endrogara a la administración a su cargo.
Le valió gorro el pregón electorero de que la gente manda. Ahora lo cambiaba por otro, propio de caciques rancheros, que advierte : “aquí, solamente mis chicharrones truenan”. No se le ha borrado el carisma, ni la risa de anuncio de pasta dentrífica, pero le brotó descaradamente lo cínico y mentiroso.
La segunda prueba, o constancia de esa sordera crónica, ha sido la postura asumida para aplicar, a como dé lugar, la obligatoriedad de la verificación vehicular, a base de triquiñuelas y actitudes tramposas, para hacer creer a los bajacalifornianos, que este programa es ineludible, por las graves condiciones de contaminación prevalecientes en la entidad. Inventando el supuesto de que el principal factor contaminante, son los gases que emiten los vehículos automotores.
Sobre este tema, muchos bajacalifornianos reclamaron que se frenara la verificación, porque es falso que la contaminación es provocada por los vehículos automotores, y por lo tanto, no mejorará en nada el aire que se respira en la entidad. Sobre todo, tomando en cuenta que el parque vehicular en Baja California, es de algo así como un millón de vehículos, más otros 500 mil autos chocolates, que ni de chiste se les obligará a ser revisados.
Y no sólo eso, hoy en día circulan en las redes, estudios que muestran que el problema de contaminación, especialmente en Mexicali, se debe no a los gases de los automotores, sino a la quema de pastizales, los gases generados por las plantas de energía eléctrica, como la geotérmica y, principalmente, el polvo provocado por las vialidades sin pavimentar.
La aparente preocupación por la salud de los bajacalifornianos, por la contaminación ambiental, presuntamente provocada por los automotores, no se ha reflejado en acción alguna para combatir o frenar los verdaderos focos contaminantes. Todo, porque ha sido más que evidente, que el programa de verificación vehicular, está empujado por meros intereses mercantilistas. El negociazo les dará ingresos por unos 405 millones de pesos.
Lo peor, es que lo que se recaude con la verificación vehicular, no ingresará a las arcas estatales, sino a las bolsas de empresarios privados -muchos dicen que del polémico político, Jorge Kawaghi- y que el programa no disminuirá para nada la contaminación, pues es obsoleto el equipo que utilizan los verificentros y es evidente que no será sometido a revisión el parque vehicular de los tres niveles de gobierno, el de transporte público, y los autos chocolates.
Esto, sin contar que en la más reciente pifia legislativa, cuando los legisladores locales habrían de eliminar la verificación como requisito de cumplimiento obligatorio para el canje de placas y tarjetas de circulación, cuando solamente aprobaron la simplada de otorgar un período de gracia de 100 días, con disimulos aprobaron multar a los bajacalifornianos que no acudieran a verificación.
Pero el carismático Kiko, no escucha. Ya se le olvidó, que en campaña aseguraba que con él, la gente manda. Su dizque carisma ha quedado en una simple careta, para ocultar su cinismo y necedad.
Lamentablemente, así son los mexicanos, y los bajacalifornianos no son la excepción, los expertos en cuestiones ambientales, la gran mayoría, son unos cobardes y timoratos, que no se atreven a dar la cara, para demostrar públicamente las aberraciones del programa de verificación vehicular.
Estas actitudes, propias de mediocres, se observan en relación con toda la problemática de la entidad y las actitudes de los gobernantes. Nadie se atreve a abrir la boca, por temor a sufrir las consecuencias de ello. De nada sirven los colegios de profesionistas de todas las ramas. Son meros clubes sociales, que ni aportan, ni cuestionan.
Por el contrario, aplauden como focas, cada expresión demagoga de los gobernantes en turno, dando lugar al establecimiento de una de las peores dictaduras de que se tenga conocimiento. La dictadura de los tontos e ineptos.
Pero, en fin, bien dicen que los pueblos tienen los gobiernos que merecen. Y conste, esto no es por cuestiones de siglas partidistas. Se puede decir, sin temor a equivocaciones o exageraciones, que es tan malo el pinto, como el colorado. Este, decía que con él, la gente manda. Pero no escucha…