La nueva y débil presidencia imperial
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La nueva y débil presidencia imperial

TIJUANA BC - lunes 12 de mayo de 2025 - Fernando Núñez de la Garza Evia.
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Fernando Núñez de la Garza Evia
Plaza Cívica
@FernandoNGE
[email protected]

MONTERREY BC 12 DE MAYO DE 2025.- Hay un proceso en curso que resulta sumamente retrógrada para el país. Muchos de los cambios que hemos visto últimamente tienen como telón de fondo la concentración del poder en la presidencia de la República. El pretexto es hacer un gobierno más ágil y eficiente, pero la consecuencia inevitable es ponerle fin de la democracia mexicana.

Existe un largo debate en torno a la concentración del poder. Una de las características del Estado moderno es, precisamente, la concentración de este en una persona, razón por la cual pudimos liberarnos del feudalismo y los cacicazgos. Sin embargo, en los grandes Estados modernos y democráticos, los cuales aglutinan a millones de personas, millones de kilómetros cuadrados y administran una diversidad de temas que, además, resultan sumamente complejos, surge la pregunta de qué tanto poder debe tener el Poder Ejecutivo. La respuesta en regímenes autocráticos es sencilla, pero en regímenes democráticos no lo es: porque como la historia bien demuestra, la tiranía siempre está al acecho al concentrarse poder excesivamente.

López Obrador y ahora Claudia Sheinbaum tienen un claro proyecto de concentración de poder. Su pretexto es darle mayores facultades al Poder Ejecutivo, como sucedía en el México del S. XX. Sus dichos resultarían creíbles si estuviesen absorbiendo facultades en temas técnicos como telecomunicaciones y competencia económica, los cuales se encontraban hasta hace algunos años en manos de la presidencia de la República. Sin embargo, cuando vemos que cooptaron a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), abolieron el Instituto de Transparencia (INAI) y el Coneval, e impulsaron las elecciones judiciales que terminarán con la independencia e imparcialidad del Poder Judicial, queda claro que no estamos simplemente ante un proyecto de concentración de facultades en la presidencia, sino ante un proyecto de regresión autocrática.

Peor aún, a la deriva autoritaria hay que agregarle la falta de vocación de Estado y la gran heterogeneidad del partido en el poder. El Estado mexicano se encuentra en una situación raquítica ante la falta de recaudación tributaria, la cual oscila en alrededor del 16% del PIB, cuando países como Colombia recaudan 22% (no hablemos de países asiáticos y europeos). Nada hizo López Obrador para corregir lo anterior, sin mencionar el despido masivo de funcionarios públicos y la deplorable situación del Servicio Profesional de Carrera. Por otra parte, la considerable división interna al interior de Morena producto de su profusa heterogeneidad política ha hecho que la presidenta Sheinbaum vea disminuido su poder. Solo basta recordar cómo el expresidente López Obrador la rodeó con sus propios cuadros, comenzando con los líderes de Morena en el Congreso de la Unión, siguiendo con numerosos perfiles lópezobradoristas que permanecieron en el gabinete y, finalmente, con su hijo Andy López Beltrán en el partido. Episodios bochornosos han sobrado. Habrá más.

Hay una manifiesta deriva autocrática en el país, para lo cual han usado como pretexto la concentración de competencias en el Poder Ejecutivo. El Estado mexicano es sumamente débil, y el partido dominante tiene poca cohesión política, a pesar de tener la presidencia de la República. Autoritarismo, Estado débil y partido dividido: el miedo está en lo que viene.

TikTok: @mxpatriota
Twitter: @FernandoNGE

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.

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