DESDE MI TALLER
Por Manuel Rodríguez Monárrez
@MannyMonarrez

TIJUANA BC 3 DE MARZO DE 2025.- El esfuerzo del Kremlin por hacer de EEUU su aliado ha sido monumental y al parecer lo está logrando, más que por el resultado de una infiltración y propaganda, es por el convencimiento del Comandante en Jefe de la Casa Blanca de que sólo se debe negociar con el fuerte en este intento por establecer nuevas reglas del juego en el tablero internacional.

Las mortíferas ofensivas en suelo ucraniano sólo han producido bajas en ambos lados, confirmando que las guerras son en sí, la destrucción progresiva de una generación de jóvenes. Ucrania no va a firmar un acuerdo temporal de paz y al mismo tiempo ceder los territorios invadidos, y Rusia no va a respetar un alto al fuego que implique siquiera la posibilidad de devolverlos. Estamos en un estancamiento de las hostilidades que no beneficia a nadie, y la estrategia militar parece haber sobrepasado a la política exterior en el punto de contacto.

El memorando de Budapest firmado por Rusia en 1994 reconocía a Crimea como parte de Ucrania, y Rusia lo firmo a cambio de que Ucrania le entregara sus armas nucleares. Sin embargo, unilateralmente, en 2014, Vladimir Putin, el dicatador ruso, invadió Crimea, poniendo en tensión al mundo entero e ignorando los acuerdos. En los últimos tres años de batalla, en esta guerra continuada en 2022, los rusos han logrado conquistar, no sin innumerables bajas, los territorios ucranianos de Donetsk, Luhansk, Zaporizhzhia y Kherson, que comprenden el 20% del territorio soberanía de Ucrania, y ahí es donde el grupo que dirige el negociador norteamericano  Michael Waltz, entró a escena para formular un acuerdo para repartir el botín de los minerales como el litio y el gas natural con el que cuenta Ucrania entre las potencias que soportan financieramente esta batalla, intentando obligar a Zelenzky, Presidente de Ucrania, a ceder los territorios ocupados, capitular bajo un esquema de neutralidad, es decir, sin garantías de ningún tipo, ya que la neutralidad le impediría a Ucrania ingresar a la OTAN. Un esquema de botín de guerra en donde todos ganan algo, menos Ucrania. Una paz sin compromiso que irresponsablemente aumenta las exigencias para la víctima, no para el agresor.

Estamos pues, ante la destrucción del actual orden internacional como lo conocemos. La coexistencia de Europa con la Rusia de Putin se ha convertido en un asunto de máxima seguridad para la OTAN y Europa tiene que resurgir, el camino armamentista parece ser la única salida que Trump les deja a los europeos. La nueva cara de la diplomacia norteamericana, nos tiene a todos al borde del cataclismo de una tercera conflagración mundial, y debemos recordar que en las guerras nada resulta como se planea. Si en estos momentos las bajas en el frente ucraniano han alcanzado proporciones horrendas, imaginemos un avance ruso hacia los países balcánicos.

La escala de sacrificios del pueblo de Ucrania no tiene precedentes, es insensato abandonarlos a la maldad innata de Vladimir Putin. Europa debe salir con una solución rápido y convencer a Trump de no abandonar la mesa de negociaciones, de lo contrario los obstáculos para la paz encontraran un nuevo dique difícil de flanquear.

** El autor es internacionalista egresado de la Universidad de las Américas – Puebla, cuenta con especialidad en Economía Internacional por la Oklahoma University y obtuvo el rango de comandante de compañía naval en la Academia Militar de Culver, Indiana.

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