Noemí Arce Guillén

TIJUANA BC 7 DE MARZO DE 2014 (AFN).- James Skeen y Susana Muñoz son una pareja de jóvenes que decidieron viajar por el mundo para lo cual compraron un vehículo de los conocidos como “casa móvil”, pero en la Garita de Otay, en Tijuana se los decomisaron al no ceder a un supuesto soborno de cuatro mil dólares,  por lo que pusieron una demanda por “abuso de autoridad, extorsión, robo y lo que resulte”, ante las autoridades competentes.

 

Los hechos se registraron el 14 de febrero pasado, cuando James conducía el “camper” de Estados Unidos hacia Tijuana, y tras de él en otro vehículo, varios amigos suyos que venían a celebrar un cumpleaños. Su novia Susana de origen español ya se encontraba esperándolo en la Garita de Otay.

 

Pese a que el semáforo aduanal le tocó en verde,  uno de los agentes lo retuvo para pedirle la documentación del vehículo y al comprobar que todo estaba en regla lo dejó ir, sin embargo un tercero -que dijo llamarse Edgardo Gómez Castillo-se lo impidió, ya que dijo  que su supervisora de nombre Ruth Caravantes Soto le  indicó que no lo dejara ir hasta iniciar un procedimiento legal, que si quería evitar tendría que pagar la cantidad arriba mencionada.

 

El vehículo fue estacionado frente a las oficinas de la Aduana mexicana, y lo que parecía un trámite rutinario  que iba a durar solamente 40 minutos, se convirtió en un “calvario”; durante seis horas los mantuvieron entregando documentos, revisando pasaportes, licencias, y todo lo necesario, para que finalmente la “casa móvil” (que era su único techo en Tijuana) quedara en el yonke, sin permitirles bajar sus pertenencias y aunque les aseguraron que no sufriría daños, ha sido saqueada,  robando dinero, destruido el colchón de una cama y jarrones en busca de dinero, y hasta los alimentos fueron sustraídos.

 

James comenta que constantemente le decían (en tono de burla) “Si no te quieres quedar sin tu casa tienes que firmar aquí, y aquí, y aquí”, cosas que según indica no cumplieron,  y como ejemplo puso que le hicieron firmar que habían estado dos testigos, (que nunca vio); que se habían identificados (no sucedió esto), y que había recibido una carta de derechos del contribuyentes (que nunca le facilitaron).

 

Aunque solicitó un inventario de sus bienes dentro de la casa móvil -al saber que se quedaría bajo embargo precautorio, sin conocer el porqué- , nada se hizo al respecto, aunque demostraron ser los propietarios. Ahora la unidad ha sufrido varios destrozos y el propietario se queja de que le robaron un deshidratador, una cama de masajes, aceites esenciales, jabones, ropa, comida orgánica, artículos de arte y oficina, una computadora Mac, un celular con línea española, y entre muchas otras cosas, dos mil dólares en efectivo.

 

“Arbitrariamente nos han despojado de nuestras pertenencias, nos han afectado en nuestra  integridad y en nuestra esfera  jurídica por las ilegalidades en el procedimiento y el intento de extorsión” comentó James quien es un joven de origen mexicano aunque sus padres son residentes de Estados Unidos.

 

Susana por su parte señaló que el argumento que les dieron para hacer efectivo el decomiso fue que James manejaba solo, y aunque se les comentó que venían con otros amigos que traían su automóvil, mientras ella esperaba que sólo cruzara la frontera para irse con él, ya que ella se encontraba en territorio mexicano en esos momentos, pues pretendían hacer un recorrido por toda la Baja California siguiendo a las ballenas.

 

“Las leyes son para regular, no para perjudicar, y en este caso se aplican para abusar de los que se dejan”, comentó Susana quien aclaró que en ningún momento se han negado a pagar alguna multa, o infracción que proceda, pero no se les ha dado la oportunidad, porque personal de aduanas ha encontrado la ilegal manera de “hacer negocios”.