DESDE MI TALLER
Por: Manuel Rodríguez Monárrez
“He decidido apostar por el amor. El odio es una carga demasiado pesada para soportar” Martin Luther King
TIJUANA BC 10 DE OCTUBRE DE 2025.- El acrónimo GAD puede significar Gracias A Dios, pero en realidad la palabra Gad en hebreo significa “el afortunado”, para mí el nombre Gad significa más que eso. En una deuda de honor que nunca olvidaré, cuando en una noche violenta más de Tijuana, invocaba a Dios con mi rostro ensangrentado fue un hombre de nombre Gad Islas León quién sostuvo mi mano en momentos de agonía y tribulación total. Transcurría el verano de 2009, mi labor como candidato a diputado federal por el Parido Verde había concluido ese día en el Mercado Hidalgo con un discurso incendiario denunciando la corrupción desde el partido oficialista de entonces en la Presidencia Municipal de Tijuana, el alcalde del PAN era Jorge Ramos Hernández, y mi denuncia contra él era constante y sonante lo mismo en mítines, que en debates en cámaras empresariales o en oportunidades al aire en medios de comunicación. La información que tenía entonces había logrado documentar múltiples enajenaciones erróneas, malversaciones premeditadas, calles públicas privatizadas y propiedades en el extranjero. Por primera vez el Partido Verde me había hecho caso, yo era de la corriente anti aliancista que buscaba identidad propia en la lucha política local, principalmente en los temas para los cuáles teníamos una misión estatutaria, mi militancia no era extensa pero mi voz si era escuchada. En muchos rubros, me tocó innovar electoralmente, el mismo co-propietario de ese partido me lo reconoció al final de la contienda. Yo realmente era ingenuo y creí que los chavos que dirigían ese partido anhelaban un cambio legítimo y verdadero igual que yo. Había apostado por conducir los tres meses de mi campaña con integridad, valentía y honestidad. Arturo Escobar nos había prometido a los contendientes que los candidatos que obtuviesen los mejores resultados electorales, tendríamos un espacio asegurado en las locales del 2010, obviamente esa diatriba resultó ser una farsa, al final todo nuestro esfuerzo, lo materializó el entonces dueño del PRI, Fernando Castro Trenti, quién se apoderó de las candidaturas del verde y termino postulando a varios de sus compadres y amigos por el pequeño castillo de naipes que habíamos ayudado a construir políticos novatos. En su análisis, el veterano periodista Sánchez-Díaz me había destacado junto a otra muchacha, como las dos revelaciones más interesantes de la contienda, política en formación que también se retiró antes de tiempo, decepcionada de la clase política local y mejor se dedicó a la vida privada, me refiero a la ex alumna del Cetys, Najla Wehbe Dipp.
Lo inverosímil de esta historia, es que ahora el mismo Partido que en 2009 me permitió conducir mi campaña púbica en Tijuana denunciando públicamente al Alcalde Jorge Ramos Hernández, hoy lo postula como su candidato a Gobernador. Elementos como él y Castro Trenti asfixian la política local para que con los cambios de membrete toda siga igual, los contratos a modo, la corrupción invisible, la devastación urbana, y la negación de la realidad como una forma de tener al norte de la península a sus pies. Para mí más que decepcionarme, me da mucha tristeza por las colonias donde crecí y la tierra que me dio el impulso para estudiar y profesionalizarme. Sirva ésta columna para honrar el valor cívico de mi vecino Gad Islas León, que en medio de la oscuridad de la violencia decidió ser el único en salir a auxiliarnos a mí y a la mamá de mi hija. Golpeados, pateados, con huesos rotos y con la cabeza abierta por la cacha de un arma de fuego de tres hombres violentos, que al terminar la campaña llegaron a mi domicilio Pueblo Bonito 11203 cerca del Club Britania, a violentarnos físicamente por instrucciones de alguien. No nos robaron nada, nos golpearon simplemente hasta el cansancio, casi hasta dejarnos inmóviles e inconscientes. Cuando levante la mirada con el rostro cubierto de sangre, después de la adrenalina del coraje de ver como pateaban en el piso a mi entonces esposa, Gad estaba ahí, y Gad gritaba auxilio a los demás vecinos y nadie salía, es normal tenían miedo, Gad gritaba “ayuda balearon al candidato y a su esposa”, pero nadie respondía, con la voz temblorosa alcance a decirle, tranquilo Gad toma mi teléfono de su funda y el primer contacto es el número de emergencia del Secretario de Seguridad, por favor márcalo y dale nuestra ubicación. Tras unos minutos de espera se empezaron a escuchar las ambulancias, si tengo proyectiles presiona con tu camisa Gad, le decía, era tanta sangre que no sabíamos el origen. La madre de mi hija, inmóvil del dolor fue asistida por la novia de Gad, mientras las ambulancias se acercaban a nuestra casa y las patrullas a lo lejos sonaban como una luz de esperanza mientras la película de mi vida, transcurría entre mis párpados. Sobrevivimos sí, pero mientras los ciudadanos siguen luchando por sobrevivir acorralados entre políticos rapaces y la rampante inseguridad, hombres como: Gad Islas León, nos recuerda que todo ha valido la pena. Por gente como Gad, Tijuana merece liberarse de la atadura de la corrupción.
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