MEXICO DF 12 DE FEBRERO DE 2016 (La Silla Rota).-

En un fuerte discurso en Catedral, el papa Francisco criticó la labor de los obispos mexicanos, a quienes les pidió ser “limpios”, “transparentes” y no doblarse ante “faraones actuales” que promueven el materialismo.

Incluso, el papa Francisco les recordó que parte esencial de la Iglesia católica es la comunión y la unidad entre sus pastores, por lo que les dijo: “si tienes que pelearse, peléense; si quieren decirse cosas, se las dicen, pero como hombres, en la cara, y como hombres de Dios vuelva a rezar juntos, a discernir juntos y si se pasaron de la raya… a pedirse perdón, pero mantengan la unidad del cuerpo episcopal”.

Frente a los obispos, Francisco explicó que la comunión es la forma vital de la Iglesia y la unidad de sus pastores da prueba de su veracidad, por lo que les recordó que México tiene la necesidad de obispos servidores y custodios de la Palabra del Señor.

En ese sentido, afirmó que no se necesitan “príncipes”, sino testigos de la palabra del Señor, por lo que “toca a ustedes, los obispos, sembrar a Cristo sobre el territorio”.

Bajo esa lógica, Francisco expuso que la Iglesia católica necesita de “obispos de mirada limpia, de alma transparente, de rostro luminoso, que se “cansen” en llevar el evangelio a los feligreses.

“No le tengan miedo a la transparencia. La Iglesia no necesita de la oscuridad para trabajar. Vigilen para que sus miradas no se cubran de las penumbras de la niebla de la mundanidad; no se dejen corromper por el materialismo trivial ni por las ilusiones seductoras de los acuerdos debajo de la mesa; no pongan su confianza en los “carros y caballos” de los faraones actuales, porque nuestra fuerza es la “columna de fuego” que rompe dividiendo en dos las marejadas del mar, sin hacer grande rumor”.

En su segundo acto público de día, el papa Francisco pidió a sus obispos no caer en la paralización de dar viejas respuestas a las nuevas demandas, en alusión a la tecnología y la realidad social actual y les volvió a recordar que “están asentados sobre espaldas de gigantes: obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, fieles hasta el final, que han ofrecido la vida para que la Iglesia pudiese cumplir la propia misión.

“Desde lo alto de ese podio están llamados a lanzar una mirada amplia sobre el campo del Señor para planificar la siembra y esperar la cosecha”.

Bajo esa lógica, los invito a cansarse, sin miedo, en la tarea de evangelizar y de profundizar la fe mediante una catequesis que sepa atesorar la religiosidad popular de su gente.

“Nuestro tiempo requiere atención pastoral a las personas y a los grupos que esperan poder salir al encuentro del Cristo vivo. Solamente una valerosa conversión pastoral, y subrayo, conversión pastoral de nuestras comunidades puede buscar, generar y nutrir a los actuales discípulos de Jesús”.

Por tanto, el papa Francisco les recordó  que es necesario superar como pastores la tentación de la distancia –“y dejo a cada uno de ustedes el catálogo de las distancias que puedan existir en esta conferencia episcopal”- del clericalismo, de la frialdad y de la indiferencia, del comportamiento triunfal y de la autorreferencialidad.

“Guadalupe nos enseña que Dios es familiar en su rostro, que la proximidad y la condescendencia -agacharse, acercarse- pueden más que la fuerza, que cualquier tipo de fuerza”, insistió.