Guerrero 2 de mayo de 2015 (La Silla Rota).- “Ya se les dijo que no a las elecciones” se escucha la voz de una mujer. “Que baje a dar la cara al pueblo, a ver qué anda prometiendo”, agrega alguien más. “No queremos que vuelvan a venir”, sentencian. Son las voces de pobladores de Tixtla, Guerrero, y miembros de la policía comunitaria al interceptar una camioneta donde viaja la candidata a diputada local por el distrito 24 Erika Alcaraz Sosa.

Con los vidrios arriba, los tripulantes parecen querer dialogar mientras la turba detiene el vehículo para evitar que se quiera dar a la fuga.
Fue el pasado 19 de abril cuando sucedió esto, en el municipio que alberga la Escuela Normal Rural Isidro Burgos, Ayotzinapa.

El vidrio del copiloto de la camioneta doble cabina de color blanco baja un poco cuando se escuchan los gritos que piden que visite la comunidad de El Zapote para esperarla “con huevos y jitomates”.

La candidata permanece sentada en el asiento del copiloto, mientras dos comunitarios, ataviados con pasamontañas y playeras verde olivo, se acercan más para decirle algo que no pudo quedar grabado en el video.

Los inconformes rociaron refresco de cola sobre la carrocería. También le arrojaron tierra. La perredista mantiene la calma.

Las voces insisten: “Haber que baje. Que se baje”. Le piden que les comparta sus promesas, aunque inmediatamente refutan: “cuando están en el poder nos dan de palazos”.

“Primero que aparezcan los alumnos y después votaciones”, insisten.

Esta fue una más de las acciones del Consejo Municipal Popular de impedir las elecciones en Tixtla.

El grupo de mujeres que acompañan a los policías comunitarios exigen mejores servicios y un mercado digno. “No con bolsas y despensas como si fuéramos animales”, se refieren a la bolsa de plástico de color amarrillo que Erika Alcaraz regaló en un evento previo.

Después de tres minutos de retención, un comunitario dialoga con el conductor de la unidad. Un minuto más tarde los comunitarios le autorizan retirarse. “¡Erika Alcaraz, fuera! Largo de aquí”, la echan.

Este no es el único episodio que se ha presentado en Tixtla del movimiento conformado por maestros y otras organizaciones que asegura que impedirá las elecciones de próximo 7 de junio.

Aquí la casa donde sesionaban los consejeros del Instituto Electoral de Guerrero fue quemada el 19 de enero por la tarde. Hombres encapuchados prendieron fuego a lo que había en las instalaciones e hicieron pintas referentes a la desaparición de los 43 normalistas en septiembre de 2014.

 Ahora los funcionarios y capacitadores sesionan en lugares secretos y salieron del municipio por seguridad. Estuvieron primero en algunos parques de Chilpancingo, custodiados por patrullas, y ahora trabajan en Mochitlán.

Desde la Secretaría General de Gobierno se han identificado tres municipios como “focos rojos”: Tixtla, Chilpancingo y Tlapa.