¿Qué pasaría en Estados Unidos?
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¿Qué pasaría en Estados Unidos?

MÉXICO, DF - lunes 26 de enero de 2015 - lasillarota.com.
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Columnista de la SillaRota: FEDERICO LING SANZ CERRADA

Durante la semana tuve la oportunidad de visitar México nuevamente, y me reuní con mi amigo José Luis Antón, quien entre otras cosas, me contó largamente cómo está el panorama nacional (desde su punto de vista). Pepe, como le llamamos varios, trabaja como consultor y su misión es asesorar a diversos actores sobre la política y la economía mexicana. En ese sentido, después de una larga charla, casi al finalizar me preguntó sobre algunas cosas que suceden en Estados Unidos; y me cuestionó sobre algunas cosas que acontecen en nuestro país que, sin lugar a dudas, son muy diferentes de las que ocurren en el vecino país del norte. 

Ante ello, la pregunta recurrente que hicimos fue: ¿Qué pasaría en Estados Unidos? Veamos, por poner algunos ejemplos: Estamos hablando de hechos similares, pero que tienen consecuencias y se abordan desde ópticas y posiciones totalmente opuestas. En primer lugar me preguntó cómo veían los estadunidenses a México después del tema de Ayotzinapa o el tema de la licitación del tren a Querétaro, tan llevado y traído y finalmente me lanzó la pregunta: ¿Qué hubiera pasado en Estados Unidos ante tales conflictos?, ¿qué hubieran hecho nuestros vecinos ante tales acontecimientos? Mi respuesta fue casi automática y le conté que las cosas en Estados Unidos hubieran sido diferentes, en términos de aquello que la ciudadanía hubiera exigido y lo que hubiera demandado ante hechos semejantes. Quizá los gobernantes, o su gabinete, hubiesen tenido que renunciar o pedir licencia, cuando menos. Pero sin lugar a dudas, una explicación detallada habría tenido que darse, cuando menos. 

Y para profundizar en aquellas historias que serían diferentes, creo que hay que entender que las cosas –aunque son parecidas en algunos aspectos –son totalmente opuestas en otros. Por ejemplo, el tema de los peatones que cruzan la calle. Entre otras cosas, Pepe me preguntó qué pasaría si un peatón es atropellado por un automóvil. Yo le respondí que es probable que el conductor terminara en prisión (si hubiese alguna agravante) o bien, que tuviera que pagar una demanda millonaria. Los peatones son “casi sagrados” y aunque se atraviesen a media calle, no se les puede tocar (claro, pocos son los que se atraviesan a media calle). 

En otra ocasión, y hablando de este tema, recuerdo que hace casi 3 años me robaron mi computadora portátil en un café de la Ciudad de México (y mis amigos me acusaron de descuidado, cosa que fui sin lugar a dudas). Pero ¿qué hubiera pasado si ello hubiese sucedido en Washington, en lugar del Distrito Federal? Probablemente la policía habría buscado a los delincuentes y los meseros del lugar hubieran cooperado totalmente con la policía. En cambio, en la Ciudad de México, los meseros alegaron que era algo común y que ni me molestara en denunciar. 

Creo que hay una infinidad de ejemplos que podemos narrar en este espacio para ilustrar que las cosas funcionan de maneras opuestas de un lado y otro del Río Bravo. Pero eso es un “cliché” que se ha repetido hasta el cansancio. Creo además que es evidente que el problema no son las personas, sino el terreno de juego. También hemos escuchado hasta el cansancio que las mismas personas que no respetan al peatón cuando conducen, son las mismas que lo hacen una vez que están en territorio de las barras y las estrellas. ¿Por qué razón? Por miedo a las consecuencias de no seguir la ley. Y esta es una visión ius-naturalista en donde se concibe al hombre como un salvaje que tiene que tener límites impuestos desde la autoridad, para que por miedo, respete los derechos de los demás. Pero por supuesto que es una visión antagónica de aquello que dijo Aristóteles sobre la virtud, en donde afirmaba que la ética y la virtud tienen su recompensa en sí mismos: en otras palabras, la gente respeta la ley porque está bien, no porque tenga miedo de la autoridad. 

No tengo una ruta clara y precisa para que nuestro país mejore, pero sí me queda claro que tendrá que partir desde la ética personal, y de allí, la ética comunitaria. Si México logra respetar la ley, respetar las normas y el derecho de sus semejantes por ética personal y no porque tiene miedo de la policía, entonces estaremos ante una verdadera oportunidad de cambio. Por supuesto que esto también suena a cliché, pero como mexicano me parece horrible tener que decir que en “Estados Unidos las cosas serían diferentes” y que los mexicanos “respetarían a los demás”. Sin lugar a dudas es una apuesta muy alta, pero así de importante es lo que está en juego. 

@fedeling

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