* Historias de inmigrantes y “Corazones de pie”

Por Atahualpa Garibay

TIJUANA BC 29 DE JUNIO DEL 2019 (AFN.- Después de más de diez años, Doña Obdulia y su esposo Pedro, lograron ver a su hijo Mateo. Fueron los minutos más largos de sus últimos años.

A través de las rendijas de la malla metálica, estuvieron a pocos centímetros de fundirse en un abrazo. El “cerco” como lo llamaron ellos, evitó que el migrante pudiera abrazar a sus “pas”.

Originarios de El Fuerte, Sinaloa, Obdulia y Pedro viajaron a Tijuana para visitar a sus familiares y aprovechar para ver, aunque sea a través del “cerco”, a su hijo quien cruzó ilegalmente a los Estados Unidos hace más de diez años.

Mateo pidió “raite” a sus “compas” para que lo llevaran a Imperial Beach, al parque donde los fines de semana se reúnen los migrantes con sus familias. Esta vez no abrieron la “puerta” para que se pudieran abrazar los familiares de los inmigrantes.

Desde aquel lado, Mateo les presentaba a su esposa Marta y a Lucy, su hija.

“Cuánto quisiera poder cargarla”, dijo la señora Obdulia, con la voz entrecortada.

El señor Pedro contuvo las lágrimas. “Cuándo nos echamos unas cheves”, le preguntó al hijo, quien tuvo que “bajar” desde Fresno, California; allá como la mayoría de los migrantes se dedica a la “pizca”.

La historia de esta familia, se repite metros adelante. Una joven mujer que no rebasa los 30 años, con un niño en brazos, platica con su esposo a través de la malla.

“Pinches gringos para que ponen tanta reja, apenas si se pueden ver las personas”, se queja una señora, quien cuenta que a través de la televisión y “el Facebook” supo que las familias se reunían en “en el Parque del Faro” en Playas de Tijuana.

La malla, reforzada, con gruesos tubos de acceso y alambre de púas, no solamente divide a México con Estados Unidos; separa a estas familias que anhelan poder cruzar legalmente de aquí hacia allá o viceversa para estar con sus seres queridos.

“Imagínese que el Trump quiere hacer un muro más grande, si apenas podemos ver a nuestros familiares así”, señala la señora quien viene acompañada de una hija y nieta.

Las tres aprovecharon para saludar a sus parientes y tomarse fotos en el parque La Amistad y en las esculturas en forma de corazones llamadas “corazones de pie”

Otra pareja se toma una foto en el obelisco donde se señala que “Aquí empieza la Patria”.

La zona de Playas de Tijuana siempre ha sido una zona de cruce de migrantes, pero en los dos años recientes se convirtió en un área de atracción turística. Los visitantes internacionales llegan a tomarse fotos en la barda metálica.

Un grupo de 50 ciudadanos de Asia solicitaron al guía turístico visitar Playas de Tijuana y fotografiarse en ese sitio histórico, donde en abril de este año cientos de migrantes hondureños intentaron cruzar  ilegalmente a los Estados Unidos.

Los  turistas extranjeros caen como “anillo al dedo” para los vendedores de elotes, churros, cocos, tostilocos y frituras, que se encuentra al pie del malecón.

Así, cada fin de semana, llegan las familias para saludar a sus familiares que tuvieron que emigrar para lograr una mejor forma de vida.